Doble infección uruguaya de drogas

Aunque es destacable el empeño de las autoridades, el cierre de lugares de expendio no implica necesariamente su desaparición, ya que muchos reabren en otra dirección cercana y hasta en el mismo lugar. Evitarlo y ampliar el número de clausuras exige una vigilancia y represión permanente que las fuerzas de seguridad, apremiadas por la ola de diarios asaltos a comercios y otros delitos, no logran asegurar. Los esfuerzos de la Policía y otros organismos requieren el complemento de un control más estricto de las fronteras, por donde ingresa el contrabando de las drogas de consumo interno, provenientes mayoritariamente de Argentina y Paraguay. Es una tarea compleja pero indispensable para reducir las bocas de venta y facilitar la represión.

Es particularmente grave el caso de la marihuana. Entre los contrabandos descubiertos y las requisas de producción local ilícita, representó el 91% de los 1.270 kilos de drogas incautados entre marzo y julio, que incluyeron además 490 plantas de cannabis. Este problema se ha agudizado en el país desde que el expresidente José Mujica cayera en el profundo error de legalizar la marihuana, creyendo, con más ilusión que realismo, que con esa medida abatiría la adicción a la pasta base, más perniciosa que el cannabis. El consumo de marihuana ha aumentado sin que baje el de pasta base, habiendo crecido también el número de conductores de vehículos detectados cuando manejaban bajo los efectos de una droga que disminuye los reflejos y aumenta consecuentemente el riesgo de accidentes de tránsito. El gobierno actual por lo menos sigue demorando la reglamentación de la venta lícita en farmacias, que el propio presidente Tabaré Vázquez ha catalogado de indeseable.

Al acrecido problema de la drogadicción entre los uruguayos, especialmente los jóvenes, se agrega el uso del territorio como lugar de tránsito de cocaína y heroína hacia Europa. Esta práctica asumió más notoriedad a raíz de la escapatoria del jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera, de un penal mexicano, con la complicidad de guardias sobornados. Se ha sabido que este cartel, uno de los más poderosos y sanguinarios de México y responsable por unos 70 mil asesinatos, compró en Uruguay estancias donde llegaban y partían aviones con drogas. Además del mercado principal en Estados Unidos a través de la frontera con México, los narcos nutren de enormes cantidades de droga a los países europeos. El resultado es que Uruguay enfrenta ahora la doble infección de mayor consumo interno de drogas, mayoritariamente la marihuana que Mujica legalizó, y del uso de su territorio para el tránsito a otros países. A menos que el gobierno reaccione a tiempo, ambos problemas se agravarán.