Drexler: "Si me animo a esto me animo a cualquier cosa"

En conversación con El Observador, el cantautor habló sobre su viaje hacia Colombia en busca del ritmo y las ganas de hacer bailar al público, cuando se presente en Montevideo el 29 y 30 de mayo en el Auditorio Adela Reta.

En la canción Don de fluir afirmaba que los músicos no bailan. ¿Ahora sí?
Eso es cierto, pero es una canción antigua ya. Pensé mucho en esa canción cuando hice este disco, así que está muy bien la referencia. A mí me gusta haber dicho eso y hoy decir otra cosa. Aunque soy una persona lenta en los cambios, quiero creer que tengo bastante capacidad de flexibilizar mis conductas y abrirme a diferentes cosas. Este año he hecho muchas cosas por primera vez: una película como actor, una aplicación, un ballet, el carnaval de Cádiz. Entonces llegué al disco con un empuje de valor diciendo ¡se puede hacer un disco bailable! ¡Venga un video bailando con tres amigos! Esta sensación me tiene muy feliz. Creo que es la cincuentena.

¿Qué cambia llegar a los 50?
Hay muchas cosas que uno se da cuenta con el paso del tiempo en relación con su cuerpo material. Que es efímero, que va cambiando. Creo que eso tiene que ver con tratar de aprovechar y contrarrestar ese efecto bailando. Te volvés más consciente del cuerpo, de cuidarlo.

El proceso de recuperar su cuerpo comenzó en el escenario y terminó en clases de baile, ¿es así?
En el escenario de a poco uno va a aprendiendo a soltarse. Llevo tiempo relacionándome con el baile de manera informal, yendo a bailar en los lugares donde estoy. Y además de manera más organizada, yendo a la escuela de Graciela Figueroa en Madrid. Y trabajé con una coreógrafa para el video de Universos paralelos.

El video tiene mucho de los videos de Thom Yorke (líder de Radiohead) que también parece estar en una búsqueda del movimiento.
Sí. El video donde baila solo (Lotus Flower), es una locura. A mí me encanta. Es una referencia muy importante. Es genial ver como el eje del trabajo es con la coreógrafa. El baile es muy personal y Yorke lo que tiene de genial es que ha encontrado su mundo coreográfico, que no trata de bailar como Ricky Martin, que baila muy bien por cierto. Y yo no puedo tampoco. Ni como Thom Yorke ni como Ricky Martin. Fijate que recién estoy descubriendo cuál es el mío y es fascinante. Si me animo a esto me animo a cualquier cosa. Perdés el miedo. El miedo a la exposición, al pánico escénico, la vergüenza, el pudor. Una vez que se rompen se caen muchas cosas. Nunca se me hubiera ocurrido que haría una coreografía.

¿Y se le había ocurrido que podría llegar a hacer una cumbia, como en Bolivia?
Hacía un tiempo que lo tenía pensado. Pero me gusta aproximarme a la cumbia desde mi mundo. Yo digo que es una cumbia oscura, con una temática histórica (habla del exilio de sus abuelos y su padre de Alemania). Es un contexto curioso para la cumbia y me gustó ese experimento de combinar contenido y continente de una manera que no son habituales.

Esa canción, que según ha dicho es el eje del disco, se acerca a la propia búsqueda de Juan Campodónico de recuperar lo latinoamericano para hacer algo nuevo. ¿Tiene algo que ver?
Sin duda. El disco Campo me influenció mucho. Conozco mucho a Juan, entonces fue muy fácil entender su aproximación a la cumbia y notarla como natural, y que me dieran ganas de intentarlo yo.

El disco fue grabado en Colombia. ¿Qué fue a buscar allí en particular?
Fui a trabajar en el entorno de Mario Galeano, el coproductor del disco, del proyecto Frente Cumbiero y Ondatrópica. Es un tipo que me produce mucha admiración. Mario combina muy bien varios mundos. Es como un erudito de la música colombiana, es docente de la universidad y además tiene la música metida en el cuerpo. Fuimos buscando la base del groove. El disco lo armamos de los pies hacia arriba.

Los invitados que participan del disco están repartidos por todo el continente: Calle 13, Ana Tijoux, Bomba Estéreo, Caetano Veloso.
Te das cuenta que hay un criterio en elegir a los músicos. Yo veo un perfil muy en común entre ellos, incluso con Caetano, que es un eterno joven, un eterno músico nuevo. Es gente con cabeza novedosa.

El show va a estar basado en este nuevo disco, ¿las canciones más viejas tendrán alguna versión?
Sí, probablemente sí. Se podrían retomar algunas canciones del pasado y meterlas en un formato desde los pies y ver qué pasa. Tengo muchas ganas de ensayar. Va a ser muy divertido, como el show. Espero que no se asusten los músicos cuando les intente enseñar alguna coreografía. Estos músicos siguen reacios a bailar.

¿Cuáles son las cuevas de hoy?
Son todos aquellos espacios de intimidad y comunicación a través de la música y la danza. Los teatros, para empezar. Cuando escribí la canción la sensación que tenía es que cuando esté cantando en el teatro, cuando diga “la idea es eternamente nueva, cae la noche y nos seguimos juntando a bailar en la cueva”, todos se miren y digan, “acá estamos”. Está pensada para ese lugar, para que la cueva vaya con el show.