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Dudas sobre escrutinio enturbian victoria del oficialismo en Ecuador

Opositor insiste en que hubo fraude; cómputo oficial ratificó triunfo del candidato oficialista
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04 de abril de 2017 a las 05:00
Denuncias de fraude, desconocimiento del resultado electoral, pedidos de intervención a la Organización de Estados Americanos (OEA), duras acusaciones sobre el sistema de gobierno en Ecuador y posiciones cada vez más radicalizadas y antagónicas.

Esa es la situación que quedó planteada desde el domingo tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, y se acentuó ayer en un país donde la credibilidad del sistema político no solo quedó seriamente erosionada, además de que al mismo tiempo la polarización entre izquierda y derecha se hizo más evidente aún.

Más allá de la contraposición entre modelos diferentes, es decir el continuismo de las políticas de izquierda, encarnadas por el exvicepresidente socialista Lenín Moreno, y el cambio representado por las ideas liberales del opositor derechista Guillermo Lasso, lo que está en entredicho es, por ejemplo, la verosimilitud de los datos divulgados por el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Mientras Moreno se proclamó ganador ya el domingo –y la tendencia se confirmó ayer– con 51,16% de los votos (ver recuadro), Lasso, que según el mismo cómputo oficial obtuvo 48,84%, desconoció el resultado y lo catalogó de "ilegítimo".

"En esta ocasión que participo por segunda vez como candidato a la presidencia del Ecuador no puedo aceptar esos resultados porque no corresponden a la voluntad popular", dijo Lasso en una rueda de prensa en Quito.

El exbanquero de derecha insistió, al igual que lo había hecho un día antes, en que "en el conteo de votos hay fraude; es burdo el fraude". En ese sentido, a través de su cuenta de la red social Twitter mostró la misma papeleta de votación en dos versiones. En una, escrita a mano, se veía resultados a su favor, y en la otra, ingresada en el sistema informático del CNE, los resultados eran favorables a su rival. "Este es solo un ejemplo de actas que demuestran inconsistencias; han cambiado sus votos por los nuestros", denunció.

Lasso advirtió que impugnará los resultados "tan pronto se los declare oficialmente" –en un plazo de diez días– y señaló que según sus estimaciones ganó la elección "con un margen que oscila entre cuatro puntos porcentuales y seis puntos porcentuales". El candidato opositor, que se reunió con una misión de observadores de la OEA, fue tajante: pedirá el "reconteo de votos". Además, ya había denunciado la situación de fraude al secretario general del organismo, Luis Almagro.

Mientras tanto, Moreno ignoró las denuncias de Lasso y se declaró presidente de "todos los ecuatorianos".

"Gracias a los presidentes latinoamericanos por sus llamadas y mensajes de felicitación y afecto ¡Fortaleceremos nuestra integración!", escribió Moreno en Twitter en su primer día como presidente electo.

El político que se desmarca de Correa

Lenín Boltaire Moreno, paladín de causas sociales, sucederá al carismático y temperamental Rafael Correa en la presidencia de Ecuador al ganar el domingo la segunda vuelta de la elección presidencial, lo que garantiza la continuidad del socialismo.

Moreno, de 64 años, vicepresidente entre 2007 y 2013 y parapléjico desde hace casi dos décadas, se desmarcó del carácter de su antecesor Correa, enfrentado desde hace años a sectores como la prensa y cierta clase empresarial, y aseguró que "es necesario otro estilo" de gobernar, "un estilo del diálogo, el estilo de la mano extendida".

Licenciado en Administración Pública con estudios de medicina y psicología, nació el 19 de marzo de 1953 en Nuevo Rocafuerte, un recóndito poblado amazónico, fronterizo con Perú, de donde de niño le llevaba hasta un mes, navegando por río, llegar a la localidad más próxima.

Nació allí porque sus padres –profesores– trabajaban ahí. Un error en la inscripción en el Registro Civil hizo que su segundo nombre fuera Boltaire, en vez de Voltaire.

"Papá era de ideas socialistas y mamá de ideas liberales. A ellos les gustaba mucho leer; a papá, Lenín; y a mamá, Voltaire", explicó.

Moreno sufre paraplejia, que lo obliga a desplazarse en silla de ruedas, a consecuencia de un disparo recibido en un asalto en 1998 e hizo del humor su arma de batalla para superar la pérdida de movilidad en sus piernas.

El giro que dio a programas sociales y para discapacitados siendo vicepresidente le valió la nominación al premio Nobel de la Paz en 2012.

Dijo que mantendrá el "Socialismo del siglo XXI", aunque con "ciertas variaciones importantes". Exigente, puntual y enemigo de la corrupcion, algunos analistas lo definen como de izquierda en términos económicos, pero "conservador" en cuanto a sus valores.

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