El expresidente Julio María Sanguinetti volvió a manifestar su oposición a las máquinas tragamonedas instaladas fuera de los casinos y la Cámara de Operadores de Máquinas de Azar (Comafu) salió al cruce, acusándolo de aparentar la defensa de una "causa honrosa" cuando en los hechos su interés está en ser "escudo de los poderosos" dueños de casinos.
La disputa entre el ex mandatario y la Cámara viene desde julio, luego cruzar varios remitidos en el Semanario Búsqueda, El País y Brecha.
En una nueva carta publicada este jueves en Búsqueda, el secretario de Comafu, Roberto Palummo, acusó al expresidente de fingir una campaña anti máquinas tragamonedas basada en el combate de la ludopatía y cuidado de los menores.
Según Palummo, de la última carta de Sanguinetti se extrae que su interés "no son los miles de uruguayos humildes que se hacen de un pequeño ingreso con las tragamonedas barriales, a los que nuevamente los trata como delincuentes, cómplices de una ilicitud", sino los empresarios extranjeros que "invirtieron millones de dólares para rehacer el Hotel Carrasco o el Hipódromo de Maroñas" y a los que el Estado "habría estafado", como sostuvo Sanguinetti.
Palummo expresó que ese panorama no es cierto ya que el origen financiero del Hipódromo de Maroñas deriva de un préstamo del Nuevo Banco Comercial el cual, expresa, reabrió con "plata de los uruguayos" luego de que el anterior Banco Comercial cerrara "en el gobierno de Batlle" sin pagar sus ahorristas.
Asimismo, subraya que los principales accionistas extranjeros de dichas empresas son, en España, las mayores operadoras de tragamonedas.
"En buen romance para el Dr. Sanguinetti si la actividad la desarrollan empresas extranjeras, es honorable. En cambio los uruguayos que pretendemos vivir de la misma, somos poco más que delincuentes (...) Pero nuestra actividad no es más ni menos digna que la realizada por los quinieleros, los dueños de los Casinos, o los funcionarios de Casinos, o sea, la que realiza el propio Estado", afirma el comunicado de Comafu.
Por otra parte, alega que la ley N°1595 -a la que Sanguinetti refiere para sostener la ilegalidad de las maquinas- fue una norma penal del año 1882 derogada por el Código Penal de 1889, que a su vez fue derogado por el Código penal de 1934.
"Es falso que seamos una 'organización' dedicada a la explotación de maquinas instaladas. Por el contrario, somos una asociación que nuclea a un conjunto de empresarios que compiten entre sí, la mayoría de escasa dimensión, y que tiene por objetivo trabajar honestamente", agrega.
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