Una vez recuperados la mayoría de los cuerpos del terremoto de
Ecuador, la Policía trabaja para encontrar a los últimos
desaparecidos cuya ausencia se relaciona con la catástrofe, aunque no se puede afirmar totalmente que en todos los casos se trate de víctimas del
sismo.
Son 48 personas, según el gobierno, que no figuran en las listas de fallecidos y a las que se busca en albergues y hospitales, entre otros lugares, sin descartar que estén en otras provincias o países.
La Dirección Nacional de delitos contra la vida, muertes, extorsiones y secuestros (Dinased) de la Policía Nacional es la encargada de estas investigaciones, que se coordinan desde dos bases situadas en las localidades de Pedernales y Manta.
Tras el terremoto de magnitud 7,8 que causó la muerte de al menos 655 personas, los agentes de la base de Pedernales elaboraron una lista de un centenar de personas, pero hoy esa nómina se reduce a cinco desaparecidos, dos de ellos mujeres extranjeras y tres de nacionalidad ecuatoriana.
El agente de la Dinased, Mauricio Pilco, explicó que entre los extranjeros figura una joven de Cali (Colombia) cuya desaparición, junto a la de su hermano, fue denunciada por su familia tras el terremoto. Cuando los investigadores comenzaron a indagar el caso comprobaron que el joven permanece detenido desde noviembre de 2015, pero de la mujer "no hay rastro", por lo que se está tratando de averiguar si tenía un chip o una tarjeta SIM de teléfono para poder encontrar pistas sobre su paradero a partir de las llamadas efectuadas.
Otro de los casos investigados por la Dinased, es el de una ciudadana argentina que, según representantes diplomáticos de su país, habría desaparecido en el terremoto en Pedernales. "Cuando hay teléfonos celulares, las investigaciones van bien; si no, se hace más difícil", comentó el agente Pilco, quien aseguró que no se escatima un solo esfuerzo para hallar a los desaparecidos.
Lo que sucede es que, en ocasiones, los agentes acuden en busca de un desaparecido ante noticias de que en un lugar se ha detectado el olor de cuerpos en descomposición, pero en muchos de estos casos, lo que al final se halla "son canes, gatos, a veces la misma comida de un restaurante...".
Pilco cree que, más de una semana después del siniestro, ya no se encontrarán muchos más cuerpos entre los restos de los edificios.
Los agentes explican que las demoliciones de edificios declarados en ruina no se llevan a cabo sin que los perros adiestrados inspeccionen previamente cada lugar y sin que los agentes de su división den el visto bueno para ello, por lo que es poco probable que sigan apareciendo cuerpos.
Según Pilco, la cifra de víctimas mortales del terremoto aumentará con el tiempo, porque es previsible que aparezcan casos no contabilizados hasta ahora de personas que fueron enterradas casi de inmediato tras la catástrofe por sus familiares.
En esos casos, pasado un tiempo "viene el problema", cuando un familiar necesita un acta de defunción y es necesario practicar una exhumación para verificar la muerte, lo que permite constatar que existen nuevos fallecidos que se desconocían como consecuencia del terremoto.
Por el momento, la Dinased prosigue con sus indagaciones sobre estos desaparecidos.
El trabajo se ha multiplicado a raíz del terremoto y los permisos y licencias han quedado suspendidos. "Tenemos que buscar hasta la última persona. Seguiremos hasta ubicarlos", asegura el policía.