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Educar para la era digital

*Por Jana Rodríguez Hertz. Nuestro sistema educativo responde a otra época, está diseñado para la época industrial
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05 de mayo de 2015 a las 08:53

*Jana Rodríguez Hertz es doctora en Matemática, grado 5, Facultad de Ingeniería de la Facultad de la República.

¿Qué habilidades son necesarias para este nuevo tiempo?

Esta es una pregunta que el mundo está buscando contestarse en estos días y para la que nadie tiene una respuesta, porque este nuevo tiempo está aún en construcción. Sin embargo, es necesario que empecemos a pensarla entre todos, sin prejuicios y abordándola desde todos los ángulos posibles, ya que no es asunto solo de los especialistas en educación, sino de toda la sociedad.

A principios del siglo pasado, cuando nuestro actual sistema educativo se estaba cristalizando, casi el 40% de nuestra fuerza laboral se empleaba en el agro. Hoy, solo lo hace el 13%, y en los países de la OCDE, alrededor del 1%. La inmensa mayoría de la fuerza laboral, alrededor de 73%, se emplea en servicios, aquí y en el mundo. Se podrá discutir si esto es o no una tendencia deseable, pero es algo que no se puede ignorar.

Nuestro sistema educativo responde a otra época, está diseñado para la época industrial. Incluso la forma en que se ubican los asientos de los niños y jóvenes hoy en día en los establecimientos educativos se asemeja a una línea de producción. La disposición física de los estudiantes en las escuelas y liceos no fomenta la interacción y, en general, no se permite ni estimula que los alumnos hablen entre sí en las clases. Esto no es culpa de los docentes; simplemente el sistema responde a las necesidades de otro tiempo.

Mientras tanto, la transformación del mercado laboral ya está sucediendo. Un ejemplo de esto es el conocido caso de Kodak, que en 1984 tenía 145 mil empleados y en 2012, cuando se declaró en bancarrota, tenía 17 mil. Ese mismo año, cuando la empresa Instagram se vendió a Facebook por US$ 1.000 millones, tenía 13 empleados. Hay estudios que indican que un alto porcentaje de los empleos son pasibles de ser automatizados en las próximas décadas. Sin caer en una visión apocalíptica, es real que el tipo de labor a realizar en el empleo cambiará y que se requerirán nuevas habilidades. El mercado necesitará tareas más sofisticadas. Los empleos involucrarán mayor inteligencia social, percepción, creatividad. Paradójicamente, la automatización hará más necesarias las tareas que sean más intrínsecamente humanas, que impliquen poder de decisión, criterio, sensibilidad.

Los expertos serán los más indicados para discutir si lo más adecuado es un enfoque asignaturista o interdisciplinario. Pero hay una serie de habilidades transversales a los contenidos curriculares actuales que tal vez podría empezar a discutirse si conviene incluir en la educación, al menos en forma de talleres optativos. Van algunos ejemplos en finanzas, administración del dinero: planificación y presupuesto, ahorro, gasto y el proceso de toma de decisiones económicas. Desde 2011 hay una iniciativa del BCU en esa dirección. Otro ejemplo: nociones básicas de emprendedurismo, marketing, imagen, asesoramiento legal.

El cuidado del cuerpo también es un aspecto importante. Por un lado, cada vez será más necesaria la educación alimentaria: dónde, cómo comprar los alimentos que se precisan, cómo cocinarlos, cuáles alimentos son nocivos. Ya hay iniciativas como la de Diego Ruete con el movimiento de educocina, que plantea entre otras cosas usar la hora del almuerzo como parte del aprendizaje, plantar y cocinar como herramientas educativas. Por otro lado, las artes marciales plantean una faceta interesante. Gastón Bentos y Gregory Vallarino las han incluido con éxito en el Liceo 55 y en el Liceo Jubilar. Ayuda a la disciplina, el autocontrol, canaliza la agresividad, brinda herramientas de defensa personal e incluso puede convertirse en una salida laboral.

Es sabido que el docente ya no tendrá el rol de impartir conocimientos, pero puede ser fundamental en enseñar a investigar, en llegar adonde no llegan los buscadores de las redes no llegan, en ayudar a jerarquizar conceptos. Cada vez será más importante la epistemología, pero en términos más prácticos. En el aspecto social, creo que es fundamental empezar a educar en el manejo responsable de las redes.

Hay muchísimos otros temas que pueden ser importantes, y es obvio que nuestra educación no podrá abarcarlos a todos. Por otra parte, no pretendo señalar qué debería incluir nuestra educación ni soy la persona indicada para ello. Esto no pretende de ninguna manera ser una lista exhaustiva ni tampoco una guía; simplemente busca ser un disparador de una discusión más a fondo que tenemos que darnos.

La era digital no es el futuro, ya está aquí. Y significa un cambio de paradigma, no solo en cuanto a los medios de producción, sino en nuestra forma de pensar y hasta en la forma de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Ya ha afectado nuestros hábitos. Es hora de empezar a pensar cómo queremos educarnos para ella.

Agradezco a Alicia Colombo y Diego Ruete, de Food Revolution Uruguay, a Mauricio Milano, Sebastián Fleitas, Gastón Bentos, Gabriela Pallares y Gabriela Castro-Fontoura por compartir sus valiosos puntos de vista.

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