El martes, en el momento de ser acribillado de cuatro balazos dentro de su camioneta en Maldonado, el empresario Alejandro Blasi estaba acompañado de su padre, Omar Blasi. La Policía cree que se trata de un ajuste de cuentas, pero para avanzar en la investigación espera poder interrogar al padre de la víctima, quien sufrió un “quiebre emocional” tras los violentos hechos.
Omar Blasi, de 83 años, tiene un particular currículum, que casualmente volvió a tomar estado público en estos días con la publicación del libro Liberaij, del periodista Leonardo Haberkorn.
Allí se cuentan nuevos detalles de la banda de tres pistoleros argentinos que en 1965 se refugiaron en el edificio Liberaij y mantuvieron un tiroteo por 16 horas antes de terminar acribillados.
Cuando la banda de argentinos llegó a Uruguay con un sangriento prontuario tras de sí le pidieron a Blasi que le diera cobijo en su casa. Blasi dice que fue finalmente otro vecino que ayudó y que nunca supo que se tratara de asesinos.
Blasi era pagador del Banco Comercial. Un día se llevó toda la caja en un bolso. Se entregó, estuvo 16 meses preso y salió sin haber declarado donde estaba la plata.
Tras salir de la cárcel “decidió no robar más y dedicarse al contrabando”, dice Haberkorn en el libro que volvió a recordar a Blasi medio siglo después de aquellos hechos y unas pocas semanas antes de que el hombre volviera a ser noticia de las páginas policiales.
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