Opinión > Analisis / Nelson Fernández

El asombro por precios "altos" y rameras "baratas"

Cuando se mira el valor de venta sin pensar en el valor de los costos
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23 de octubre de 2016 a las 05:00
"Gonzalito" era un clásico funcionario de oficina montevideano, con arraigo a tradiciones rioplatenses, probablemente más porteñas que uruguayas, como la de leer el diario y opinar sobre temas tan variados como el conflicto en Medio Oriente, las proyecciones para el dólar a fin de año, un caso de la crónica roja, o especulaciones absurdas sobre decretos y proyectos de ley.
Su modestia lo llevaba a asombrarse mucho, de todo lo que fuera vinculado al dinero: "¡Estos precios son para morirse!", "¿Pero esta gente debe tener muchísima plata, no?", "A esos tipos hay que cotizarles alto, porque deben estar haciendo mucha, pero mucha guita!".
Y así todo.
Miraba por encima de los lentes, se tomaba la cabeza, señalaba el diario, y comentaba horrorizado los valores en dinero.
Una gran cantidad de dirigentes políticos, de legisladores, razonan como "Gonzalito".
Son en esencia un "gonzalito" de pura cepa.
Y una cosa es hacerlo como deporte de oficina, y otra cosa es cuando lo hace un legislador.
No es un problema menor a la hora de consideración de proyectos de ley.
Puede actuarse de buena fe y con buena intención, pero si se legisla desde el desconocimiento, desde la aversión al mundo de los negocios, y peor que eso, sin comprender la lógica de la economía, se puede hacer un gran daño (aún sin proponérselo).
Hoy las redes sociales amplifican las "gonzaliteces".
Y algunos, en función de lo que una noticia le genera, procuran una solución a la medida, con un proyecto de ley.
Así se ha visto que un legislador insista con la idea de fijar o topear las tasas de interés.
O que otro pretenda poner un máximo a lo que el dueño de una casa pueda cobrar por alquilarla.
O que en cada primavera se arme un revuelo sobre los precios de comercios para el verano en Punta del Este.
O que cada vez que el IPC pega un saltito, muchos enfoquen la mirada hacia los supermercados para quejarse porque entienden que "están remarcando mucho" y que tienen demasiada ganancia.
O que se produzca un escándalo judicial por el precio de un servicio de prostitución.
Un lector desprevenido puede creer que la referencia es a legisladores de la izquierda, o a quienes tienen un horizonte socialista, como meta política. No es así. Esto se ha visto en varias legislaturas y en parlamentarios de varios partidos.
Muchos uruguayos piensan en el precio de venta y se olvidan de los costos. Piensan que un comercio gana mucha plata porque mueve mucho la caja, sin pensar que la ganancia es el resultado de ingresos por ventas y de costos de produccción, distribución, etcétera.
Era común escuchar sobre una cadena de supermercados, quejas sobre sus precios, con el argumento de que la estaban "haciendo toda". Luego se supoque ese negocio llevaba tres balances con pérdidas. Entonces, los que no quieren admitir la evidencia, saltan con: "maquillan los balances".
Sobre los precios de Punta del Este, generalmente la alarma de cada primavera llega con un tique que muchos reproducen. En estos días, era el mismo tique y en días diferentes, decían "esto fue anoche".
¿Y si ese fuera su negocio, usted a cuánto vendería? Es posible que haya un abuso. Pero en el este hay competencia amplia: si uno se sale de la lógica, quedará afuera de mercado y la gente consumirá en otro lado. Pero, si además, sigue caro y la gente sigue yendo, ¿cuál es el problema?
Algo similar pasa con las tasas de interés. Hay una persona o familia que precisa dinero, y el que le presta considera el costo de conseguirlo, el costo de la operación, el riesgo de mora, el costo de recuperación, entre otros.
El que se queja de esa tasa, ¿estaría dispuesto a prestarle a esa familia? ¿Y cuánto le cobraría?
El caso de los alquileres parte de la buena intención de ayudar a los que quieren arrendar.
El proyecto es una bala al corazón de esa gente.
Si se topea lo que se puede cobrar, si se complica la recuperación de la vivienda para el propietario, lo único que se logra es que salgan viviendas del mercado.
Si el motivo del proyecto es que los alquileres son caros, los que que están de acuerdo con esa iniciativa, ¿a cuánto alquilarían una casa de su propiedad a desconocidos?
La película ya se vio en gobiernos previos a la dictadura.
El caso de la prostitución fue al revés, pero de alguna manera encierra la lógica de asombro por desconocimiento.
Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con ese oficio, pero en Uruguay es legal, tan legal, que hasta la central de sindicatos admitió al gremio de trabajadoras de sexuales como una de sus organizaciones.
El asombro era porque por un tique de 50 pesos, un cliente de esos servicios, podía ganar la rifa y "disponer" de la chica que eligiera.
Pero eso es lo que pasa todos los días. Los clientes pagan, eligen la chica, y tienen una relación sexual. En este caso, en vez de un hombre pagar a una mujer, todos pagaban una parte, y el que ganaba elegía una. Las mujeres no se sentían mal porque las eligieran. Siempre quieren que las elijan, porque así cobran más.
Puede parecer feo, muy feo, hasta repugnante. Pero lo que puede generar eso es la prostitución, no el método de pago. Los que se horrorizan, no deberían tirarse contra ese boliche, sino contra todo ese mundo. Pero son los mismos que votaron la ley de prostitución.
El afiche del baile era asqueante. Pero esa es la realidad de la prostitución.
Se agrava si hay trata de personas, lo que es delito, pero el mundo del negocio del sexo es duro.
En Uruguay está regulado por ley, lo que no quita su dureza, pero es legal, porque así lo ha querido el Parlamento, que es la voz y el voto de la ciudadanía.
Imagine el lector que por un momento vuelve "Subsistencias". Que el Estado tiene comercios "testigos" para ofrecer bienes y servicios a "precios razonables". ¿Qué pasaría?
Si quieren poner precios baratos de la papa (más bajos de los del mercado en competencia), habrá desabastecimiento y mercado negro.
Si quieren poner precios "razonables" de alquileres, habrá contracción de oferta de viviendas, no por unos meses, sino por mucho tiempo.
Y así todo.
"Gonzalito" se seguirá asombrando por la vida. Y parece que siempre habrá legisladores convencidos de que se puede legislar para que llueva cuando haya sequía.

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