Era muy sencillo burlarse de Batman a fines de la década de 1980. Pese a que en las historietas el popular superhéroe de la editorial DC Comics alcanzaba el n°400 de su serie regular, la imagen general que el público tenía del personaje era la de un cuarentón con sobrepeso dentro de un traje de tela gris de poliéster-Lycra con una capa y orejas puntiagudas incluido. El éxito de la extravagante serie televisiva Batman protagonizada por Adam West a fines de la década de 1960 había convertido a Batman en un chiste que todavía hacía reír, dos décadas después.
Hasta que llegó Frank Miller.
El guionista y dibujante estadounidense hoy es conocido como el creador de 300 y Sin City, dos cómics con exitosas adaptaciones en el cine. Pero en 1986, Miller era un autor joven que disfrutaba del reconocimiento generado por su trabajo con la compañía rival de DC, Marvel, en el superhéroe ciego Daredevil. Una vez que empezó a trabajar para DC, Miller decidió ignorar la imagen cursi detrás de Batman y ese año publicó una de las obras más celebradas del cómic hasta ahora, treinta años después.
El regreso del Caballero Oscuro está entre las 10 novelas gráficas más relevantes según la revista Time y suele encabezar todas las listas que reúnen las mejores historias de Batman. Su influencia en la historieta es constantemente referenciada y quien se considere un fanático de ese medio narrativo tiene que haberla leído por lo menos una vez. No sólo por los elogios, sino porque sencillamente es una de las lecturas más cautivantes protagonizada por el hombre con un murciélago en el pecho.
Publicada originalmente como un cómic de cuatro entregas, El regreso del Caballero Oscuro era una historia fuera de la continuidad del personaje. Mientras los kioscos tenían las aventuras del joven y seductor Bruno Díaz resolviendo crímenes en Ciudad Gótica por las noches, Miller apareció con algo que lectores jamás habían visto: un Batman cincuentón, un poco alcohólico y jubilado de sus tareas como superhéroe tras la muerte de su aliado, Robin. Pero el héroe no había envejecido solo. El Comisionado Gordon tenía 70 y estaba por retirarse, Dos Caras se había hecho cirugía y trabajaba en su reintegración a la sociedad, mientras que el Guasón estaba catatónico en un manicomio a la espera del regreso de su némesis.
El regreso del Caballero Oscuro inauguró la llamada "Edad Oscura" del cómic estadounidense con un relato policial serio y lejos del entretenimiento fácil de digerir de los superhéroes. Al retratar un Estados Unidos el gobierno cuasi totalitarista de un Reagan y con Superman como un agente del poder republicano, Miller hizo de Batman el protagonista de una cruzada en contra de las estructuras corruptas del poder y a favor del poder ciudadano. Grant Morrison describió a este Batman en su libro Supergods: héroes, mitos e historias del cómic como un "gigante callejero con la mirada de desprecio de Clint Eastwood (en Dirty Harry)amenazando chulos, secuestradores, neo-Nazis y policías con todo tipo de palizas y daños físicos permanentes".
Miller también sacudió el tablero al encargarse no sólo del guión de El regreso del Caballero Oscuro, sino también de su arte. Desde la portada del primer número (que retrata la silueta de un Batman macizo descendiendo en el aire con un rayo detrás) hasta su uso de 16 paneles por página, empleó otros varios recursos narrativos que hicieron que la historieta comenzara a alejarse de los puestos de revistas y se acerca a los estantes de librerías. Con las tintas de Klaus Jonson y el coloreado de su entonces mujer, Lynn Varley, Miller construyó una Ciudad Gótica calurosa plagada de crímenes que se volvió el escenario oscuro que estableció el tono de varios relatos superhéroes en la actualidad, desde la trilogía de Batman de Cristopher Nolan hasta la película de Zach Snyder, Batman Vs Superman: el origen de la justicia, que toma varios conflictos centrales de la obra de Miller. De hecho, para anunciar por primera vez la película en la conveción , Snyder utilizó un diálogo de la novela en el que Batman anuncia la paliza que le dará a Superman: "Quiero que recuerdes, Clark, en todos los años por venir, en tus momentos más íntimos. Quiero que recuerdes mi mano en tu garganta. Quiero que recuerdes al hombre que te derrotó".
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