El largo y difícil camino hasta dar con el ladrón de un celular

Con esa nueva información, la víctima radicó la denuncia en la seccional 10ª. Luego de dar de baja su número, se contactó con la empresa de mensajería para desactivar la vieja cuenta y reactivarla en su nuevo aparato. Una vez instalado Whatsapp, le empezó a llegar más información sobre el ladrón. Esta vez podía ver las conversaciones que el hombre tenía con sus conocidos e incluso obtuvo sus números de celulares.

De nuevo fue a la comisaría a ampliar la denuncia. Con todos estos datos esperaba que su caso se resolviera rápido, pero hasta el momento la respuesta que tuvo fue que "se sigue investigando".

Al ser consultadas por El Observador, fuentes policiales explicaron por qué ese tipo de información no siempre alcanza para dar con el ladrón y recuperar las pertenencias.

En primer lugar, la Policía no cuenta con un identificador facial que permita, a partir de una foto, dar con la identidad de esa persona, por lo que contar con ese dato es lo mismo que buscar una aguja en el pajar.

Luego, a pesar de que la víctima tiene acceso al número de los conocidos del presunto ladrón, no tiene el contacto directo del responsable, ya que la cuenta que utiliza sigue siendo la de la verdadera dueña.

Una punta que podría seguir la Policía es a partir del contacto con la empresa de mensajería, que a esa altura podría manejar información más precisa sobre el uso de esa cuenta.

Sin embargo, en la división de Delitos Informáticos de Policía hicieron hincapié en lo difícil que resulta que empresas como las redes sociales Twitter, Facebook, Whatsapp o incluso el motor de búsqueda Google aporten información a casos de este tipo, sobre todo porque sus servidores se encuentran en Estados Unidos y a veces se necesita que intermedie la embajada de ese país. "Si se trata de un secuestro o de un homicidio sí colaboran, pero no por el hurto de un celular", explicó la fuente.

Ubicar el móvil podría parecer incluso más fácil si el aparato contara con un sistema de geolocalización, como tienen los dispositivos más nuevos. El problema es que el recurso no siempre brinda una dirección exacta de dónde está el celular. En muchos casos, el GPS aporta un radio que puede ser incluso de 50 metros a la redonda. Si resulta que la zona donde se ubica es muy poblada, el punto exacto se desdibuja aun más.

"Es común que nos llamen para decirnos que la persona está en tal zona, pero eso no implica que se pueda resolver el caso", indicó el funcionario policial.

A pesar de todas esas herramientas que aportan información, lo más eficiente para la Policía sigue siendo utilizar la identificación del aparato a través del Sistema Internacional para la Identidad de Equipos Móviles (IMEI, por su sigla en inglés). Se trata de un número que cada aparato tiene y que lo distingue del resto de los celulares y se puede averiguar digitando el *#06# o en la empresa de telefonía que brinda el servicio.

En 2013, el Ministerio del Interior dispuso que las empresas telefónicas deban comunicar en 24 horas el código IMEI de los aparatos denunciados como robados por los usuarios. De ese modo, el servicio se desactiva y la Policía empieza a rastrearlos a partir de información técnica, siempre y cuando haya habido antes una orden judicial.

Una vez que la Policía da con el celular, luego será el juez quien determine si quien lo estaba usando era el ladrón o simplemente un nuevo usuario que lo compró sin saber cómo el vendedor lo obtuvo.