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El poder de la sangre

Con suerte dispar, los hijos de varios líderes políticos han intentado abrirse camino buscando que su apellido les sirva de trampolín, pero algunos se hundieron
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16 de julio de 2017 a las 05:00

La política forma parte de sus vidas desde que eran apenas unos ni- ños. Nacieron y crecieron presenciando en sus casas reuniones que duraban hasta altas horas de la madrugada. Con el paso de los años, ya de jóvenes, las ganas de seguir el camino trazado por sus padres fueron en ascenso. Con el desafío de lograr un estilo propio, pero intentando sacar ventaja del apellido que llevan, los hijos de algunos de los políticos más influyentes de los últimos tiempos han salido a pedir el voto de los uruguayos.

Ya de adultos comenzaron ellos a ser los protagonistas de las reuniones políticas, con el desafío de continuar el legado de sus padres.

¿Qué tan exitosos fueron los "hijos de" que hoy son protagonistas de la agenda política del país? La suerte de ellos fue variada. Su condición puede ser un gran envión para iniciar una carrera en política aunque, en algunos casos, también puede llegar a ser algo lapidario. Quien puede sacar pecho de haber logrado ser un continuador de una de las más importantes dinastías en la historia política del país es el senador Luis Lacalle Pou.

Hijo del expresidente blanco Luis Alberto Lacalle Herrera y bisnieto del caudillo nacionalista Luis Alberto de Herrera, el legislador de 43 años está consolidado como uno de los líderes del Partido Nacional y es referente indiscutible de la oposición.

Aunque en las últimas elecciones nacionales perdió en el balotaje ante Tabaré Vázquez, Lacalle Pou dio un batacazo en la interna nacionalista al lograr imponer en las urnas el triunfo del ala herrerista frente al wilsonismo, personificado en Jorge Larrañaga.

Los otros descendientes de grandes líderes de los partidos tradicionales han ido quedando en el olvido. Algunos de ellos rara vez aparecen opinando en los diarios sobre los asuntos de actualidad. Otros seguramente comenzarán a perder protagonismo político, como el senador Pedro Bordaberry. Luego de aparecer como la figura capaz de afrontar el difícil intento de levantar al Partido Colorado luego de su debacle posterior a la crisis de 2002, Bordaberry creó el sector Vamos Uruguay y fue el líder partidario durante años. Pero los golpes electorales que recibió lo llevaron a anunciar su retiro de la política. Al hijo del dictador Juan María Bordaberry le costó levantarse de la cama el lunes 27 de octubre de 2014, según él mismo contó en aquel entonces en su cuenta de Twitter.

El día anterior, su partido había logrado menos del 13% del total de votos, y quedado muy lejos del balotaje. Para peor, el plebiscito para bajar la edad de imputabilidad penal a 16 años, una de sus grandes banderas, tampoco había alcanzado la cantidad suficiente de sufragios.

Pocos meses después, Bordaberry comenzó a meditar sobre su alejamiento de la política, lo que anunció en abril de este año.

Otros legados

Otros blancos que intentaron incursionar en política continuando la carrera de sus padres fueron Juan Raúl Ferreira (hijo del caudillo Wilson Ferreira Aldunate) y Juan Andrés Ramírez, hijo del ministro del Interior del gobierno de Lacalle. En 1984, con la llegada de Wilson luego del exilio, Juan Raúl logró ser senador, ocupando un lugar por encima de otros dirigentes de gran trayectoria.

En las elecciones siguientes, fue electo diputado. Durante el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti (1995 - 2000), Ferreira Sienra fue embajador en Argentina. Pero con el paso de los años, pese a llevar un apellido mítico, dejó de tener protagonismo. Hoy se desempeña en la Institución Nacional de Derechos Humanos.

Ramírez hijo, en tanto, creó el sector Movimiento Orejanos. Ha intentado marcar un perfil propio en la interna partidaria aunque en las elecciones pasadas fracasó en su intento de ser electo diputado.

Los casos de la izquierda

En filas del Frente Amplio, el hijo del presidente Tabaré Vázquez apareció en escena en los últimos días y coqueteó con la idea de ser candidato algún día, con aquella idea repetida mil y una vez de que es un "hombre de partido".

De todos modos, la mayor repercusión que tuvo la entrevista que concedió al semanario Brecha estuvo centrada en otros temas.

Vázquez se pronunció en contra del aborto, cuestionó al feminismo y dijo que en los homosexuales "puede haber problemas hormonales". A raíz de esas declaraciones, Álvaro Vázquez recibió duras críticas, muchas de ellas desde la propia interna frentista. De hecho, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), sector en el que milita el hijo del presidente, se desmarcó de sus dichos.

El presidente del PDC, Jorge Rodríguez, dijo a La Diaria que Vázquez "no integra la dirección" de la agrupación. "Es un compa- ñero miembro del partido que expresó su opinión personal", dijo. Otro que ha sido muy cuestionado por propios y ajenos es el vicepresidente Raúl Sendic, hijo del histórico dirigente tupamaro de igual nombre. En las internas del Frente Amplio de 2014, la lista 711 que lidera Sendic sorprendió a todos al ubicarse como el sector más votado en la coalición de izquierda.

Las negociaciones llevaron a Sendic a ocupar un lugar de mucho protagonismo: acompañó a Vázquez en la fórmula y luego asumió como vicepresidente de la República. Sin embargo, con el correr de los años, Sendic se transformó en una de las figuras políticas más cuestionadas por la oposición, pero también por dirigentes del Frente Amplio. El inexistente título de licenciado en genética humana con el que se presentó, las pérdidas millonarias de ANCAP durante su gestión y el uso de las tarjetas corporativas de ese ente han sido algunos de los asuntos que le merecieron duras críticas.

Otro caso emblemático es el de Marina Arismendi. Hija del histórico secretario general del Partido Comunista del Uruguay (PCU), Rodney Arismendi, en la década de 1990 ella fue la figura visible del grupo de dirigentes que enfrentaron a los llamados "renovadores", liderados por Jaime Pérez. Con la llegada de la izquierda al poder en 2005, fue la referente comunista en la gestión con un lugar en el gabinete como ministra de Desarrollo Social, cargo que volvió a ocupar en la actualidad. Algunos de los hijos de Zelmar Michelini también incursionaron en política.

El más destacado es Rafael, quien arrancó en el FA, luego fundó el Nuevo Espacio con Hugo Batalla y después se reincorporó a la coalición de izquierda, por la que ocupa una banca en el Senado. Felipe, su hermano, fue diputado y subsecretario de Educación. Otros de los tantos "hijos de" que intentaron llevar su apellido hasta los más altos cargos políticos son Julio Luis Sanguinetti (hijo de Julio María Sanguinetti) y Jorge Pacheco Klein (hijo de Jorge Pacheco Areco).

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