Elogio de la mujer fácil

Qué quiso decir la Simone con eso de “fácil”, si es que lo dijo, en qué contexto lo dijo y por qué lo dijo, yo no lo sé. Pero sé que la frase tiene el tono de una porquería machista que parece no provenir de la mujer, o de la fama de la mujer, que la precede.

Como no está la Simone para preguntarle qué quiso decir, vamos a presumir lo que quisieron decir aquellos que difundieron la frase: una mujer fácil es, entre otras cosas, aquella que se ofrece en la primera cita.

Déjeme decirle que mis amigos consideran que esas mujeres suelen ser las más lindas, las más inteligentes, las más sensibles y, en el mejor sentido, las más decentes. No me pregunte por qué, no lo sé explicar. Pero si la Simone puede generalizar, mis amigos también.

Se me hace que la palabra libre ya se usa como se usa la palabra loco, en un sentido positivo y falso. La locura es una enfermedad que no tiene casi nada destacable y, por eso, cuando una mujer dice “soy demasiado libre, una loca linda, por eso estoy sola” conviene arrimarse al policía más cercano.

Volviendo al principio, supongo que la distinción femenina entre “fácil” y “difícil” viene de la infancia, de cuando juntábamos figuritas y las difíciles eran las más buscadas. Como si no se supiera que la más linda de todas era la sellada.

En todo caso, no se entiende qué tiene que ver la libertad con las dificultades o las facilidades que propicia una mujer en determinadas situaciones. Y no queda nada claro por qué lo libre “es justo lo contrario” a lo fácil.

Créame que las mujeres fáciles son buenas minas. Y las que son fáciles solo conmigo son las mejores.