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En el fondo se quieren

Larrañaga y Vázquez almorzaron en Florida. “Nos puteamos pero nos queremos”, dijo el senador
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24 de julio de 2014 a las 20:49

El restaurante del Hotel 33, uno de los más concurridos de la capital olimareña, fue el elegido por Jorge Larrañaga y su grupo de dirigentes cercanos, entre ellos Carlos Camy y Daniel Peña, para almorzar ayer en Treinta y Tres. En otra mesa también se acomodó Luis Heber con sus colaboradores.

A eso de las 13 horas, una presencia silenciosa entró al salón: Tabaré Vázquez. Caminó derecho a la primera mesa libre, en la punta opuesta a donde estaba Larrañaga. Se sentó en el lugar más escondido junto a su secretario, Eduardo Bandeira. Él no saludó a nadie, y poca gente reparó en la presencia del expresidente.

Mientras, Larrañaga se sacaba fotos con algunas personas que se le habían acercado. En eso divisó a Vázquez, lo observó unos segundos y sin pensárselo mucho, caminó hacia él. “¿Qué hacés hermano, andás bien?”, le preguntó el sanducero. Vázquez demoró en ponerse de pie porque tenía las piernas atrapadas entre la mesa y el asiento.

“¿Cómo te lleva?”, prosiguió fuerte Larrañaga, pero Vázquez prefirió la respuesta en tono bajito, inaudible para El Observador. El diálogo se centró en el frío de estos días y en el estado de salud de Vázquez, que en un momento le mostró sus manos extendidas como señalándole alguna dolencia. “Estás bien, che”, le dijo Larrañaga agarrándole fuerte el brazo.
Antes de separarse, el candidato a vicepresidente por los blancos expresó algo así como “nos puteamos pero nos queremos”, y Vázquez asintió. Horas antes, Larrañaga había criticado a su rival del oficialismo, Raúl Sendic, por “dividir por los apellidos”. Finalmente se despidieron con un abrazo afectuoso y sonriente. “Cuidate, me alegro de verte bien, y abrigate”, le sugirió Larrañaga.

El programa blanco en un rollito
“Soy Andrés Capretti, trabajo con el presidente del directorio del Partido Nacional. Vengo a entregarle en mano el programa de gobierno del partido, porque sé que ha dicho que no lo conoce”. El joven político y colaborador de Heber aprovechó la presencia de Vázquez para entregarle el flamante documento con las bases programáticas de los blancos.
Vázquez lo dejó hablar, le quiso decir que no, que estaba comiendo, pero Capretti insistió. “Sé que hace un tiempo recibió por delivery la agenda de Luis Lacalle Pou, y yo le quiero entregar ahora el programa”, le argumentó.

Pero el candidato se molestó: “No lo acepto de ninguna manera. No me gusta que me miren serio”, le espetó, a lo que Capretti le contestó: “Serio no, con respeto”.
El diálogo terminó así, lejos de las sonrisas que había intercambiado con Larrañaga, y el blanco se quedó con las hojas en la mano.
Minutos después, cuando Vázquez ya había terminado su bife de vacío, fue el candidato del FA quien se dirigió a la mesa donde almorzaban Capretti y Heber. “Vengo a buscar el programa que me querías dar”, dijo sin más, y se fue del restaurante con los papeles hechos un rollito.

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