La presunta violación de un joven durante su arresto en la periferia de París, que desató disturbios durante varios días, encendió de nuevo el debate sobre la relación entre la Policía y la población de los barrios conflictivos en
Francia.
"¡Estoy harta de los cowboys en los barrios!", grita Houria, de 44 años, en una manifestación para reclamar "justicia" para Théo, organizada por madres en Aulnay-sous-Bois, la localidad donde ocurrieron los hechos el jueves pasado, al norte de París.
"Los policías no respetan a los jóvenes. ¿Cómo quiere usted que los jóvenes los respeten a ellos?", se pregunta.
Los hechos
Un agente de Policía fue imputado el domingo por violación en conexión con la violenta detención de un joven en ese suburbio parisino, que resultó herido de gravedad tras presuntamente haber sido sodomizado con un palo.
La fiscalía indicó que los agentes quisieron controlar la identidad de un grupo de una docena de personas, sospechosas de "vigilar puntos de venta de drogas" en Aulnay-sous-Bois.
Como el joven se resistía al arresto, los agentes utilizaron gas lacrimógeno y "uno de ellos usó una porra extensible", agregó, sin dar más detalles.
El joven, que sufrió heridas graves en el recto, tuvo que ser operado. También sufrió lesiones en la cabeza y el rostro.
El agente fue imputado por violación y tres de sus colegas por violencia. Los cuatro fueron suspendidos de sus funciones.
Théo, el joven negro de 22 años, recibió el martes la visita del presidente François Hollande en el hospital. Pidió a los jóvenes que "no hicieran la guerra" contra la Policía, tras tres noches de altercados e incidentes.
Relación conflictiva
Aunque los franceses tienen en general una buena imagen de la Policía (82% de opiniones favorables según un sondeo de enero de 2016), especialmente en el contexto de los atentados yihadistas que sacudieron al país en 2015 y 2016, la relación con los jóvenes es problemática en los sectores conflictivos en Francia, donde las fuerzas de seguridad son vistas como un factor hostil.
Esta cuestión ya había quedado en evidencia durante los disturbios que estallaron en el país en 2005 tras la muerte por electrocutamiento de dos adolescentes que huían de la Policía en una localidad muy cercana a Aulnay-sous-Bois. En aquellos altercados, que duraron tres semanas, fueron quemados 10.000 coches y 6.000 personas fueron detenidas.
"Si tú no has crecido aquí, no lo puedes entender. Vivimos con una Policía que es agresiva. Los insultos son normales y los golpes, frecuentes", explica Chris, de 27 años, en Aulnay-sous-Bois.
Hostilidad permanente
Una investigación del Defensor de los derechos divulgada en enero muestra que los jóvenes negros o árabes tienen 20 veces más de posibilidades de ser sometidos a un control de identidad, lo que alimenta "un sentimiento de
discriminación y desconfianza".
Esta situación genera "un estado de hostilidad casi permanente contra la Policía", afirma el investigador Christian Mouhanna.
Por su parte, los policías dicen sentirse impotentes. "Cuando son menores, intentamos hablarles, pero se quedan siempre silenciosos", cuenta Hanem Hamouda, comisaria de Corbeil-Essonne, en la periferia sudeste de París.
"Tenemos cada vez más actos violentos con armas contra los policías. El objetivo ya no es atacar al policía sino ir tras su vida", reitera Frédéric Lagache, del sindicato de policía Alliance.
Para Sébastian Rocher, director de investigación, "estas malas relaciones, esta hostilidad, deben compararse a la situación en Alemania, donde la minoría turca tiene una buena opinión de la Policía, gracias sobre todo a una verdadera estrategia de formación de los agentes".
En Aulnay-sous-Bois, los altercados cesaron tras el llamado de Théo. Pero la indignación sigue latente. "Queremos
justicia. Si no, esto volverá a empezar, peor que en (las revueltas de) 2005", asegura Mohamed, de 24 años.