"Estamos en un momento bisagra"

Dada la baja tasa de desempleo, ¿les cuesta conseguir recursos humanos?
En el sector de la construcción lo más complicado fue el año pasado. El sector tuvo 75 mil personas registradas en el BPS, cuando en un año bueno teníamos 45 mil y durante la crisis de 2002 tuvimos 25 mil. Hasta el año pasado, era complicado conseguir mano de obra especializada en construcción, pero este año se atenuó un poco porque, dado el aumento de oferta, la gente se ha capacitado. En construcción, lo que nos falta es más innovación en las técnicas. Las empresas siempre estamos buscando incrementar la productividad, porque de eso depende la vida del país. Entonces, comprar equipos es muy fácil. Lo que hay que hacer es incorporar técnicas y habilidades nuevas, ahí creo que tenemos un debe.
Desde que se proyecta un puente o una obra deberíamos empezar a pensar cómo lo vamos a ir adaptando a las nuevas técnicas.

Saccem estuvo detrás de obras tan distintas como la instalación de la fibra óptica de ANTEL, la construcción de Montes del Plata, del Shopping Costa Urbana hasta la obra del muelle C en el puerto de Montevideo, entre varias más…
Saceem hizo las líneas de los trolley bus en su momento. Fuimos la filial de un grupo constructor francés muy grande durante mucho años, entonces teníamos una casa matriz que nos aportaba conocimiento para trabajar en nuevas aéreas. Y en un mercado chico como es el de Uruguay, tenés que hacer de todo, por necesidad. A medida que incorporás habilidades, te van quedando y las seguís usando. Además, los profesionales uruguayos son muy versátiles también porque es un mercado chico. Hay países donde los ingenieros trabajan toda la vida en lo mismo, pero tienen mercado suficiente para eso. Acá no queda otra que ir variando.

Las obras estatales forman gran parte de su portafolio. ¿Es más complicado que trabajar con un privado?
Tenemos experiencias de todo tipo. Hay clientes del Estado con la camiseta puesta que son muy eficientes, y otros donde se ve que ha perdido mucha gente buena que se ha ido tentada por otros trabajos. Con privados he tenido experiencias buenas y otras muy complicadas. Al Estado lo que le achaco son los tiempos de respuesta, pero eso es consecuencia del propio sistema, más que del empleado. Una crítica que sí hago es que a veces veo que hay capacidad instalada de constructoras uruguayas que no está siendo utilizada en algunos proyectos. En la regasificadora no hay empresas uruguayas, en la central de ciclo combinado que está construyendo UTE casi tampoco. Cuando tenés activos y no pueden participar de los proyectos en un país hay algo que no está bien, y hago mi mea culpa. Hay algo que debemos analizar entre todos los empresarios y debemos asumir la culpa. La responsabilidad ahí es compartida, pero es un tema que no está bien. No se puede tener recursos entrenados parados y traer recursos de afuera.

Se habla de una desaceleración económica, ¿Saceem la ha sentido?

Estábamos recalentados, entonces, a veces, bajar un poco se puede ver como un enfriamiento. El sector de la construcción ha tenido un pequeño enfriamiento pero sigue con un nivel alto de actividad; tenemos proyectos muy grandes como el de Montes del Plata. Sí, se enfrió un poquito respecto al año pasado. No tenemos muy clara la actividad de los próximos dos años. Estamos en un momento bisagra, porque, como se vienen las elecciones, los empresarios estamos ávidos de saber cuáles van a ser las reglas de juego de aquí para adelante. El Estado es un cliente importante en el volumen de negocio de las constructoras, porque las empresas estatales son las que invierten en infraestructura. Es un momento en donde tenemos que escuchar a los candidatos a ver qué dicen, para prepararnos. Todos están hablando de que hace falta infraestructura, pero dicen que el viento de cola de la economía no es el mismo de los últimos años, así que habrá que ser más creativo porque va a haber menos recursos. Hay que escuchar el discurso de los que van a tomar las decisiones. Como empresario necesito información para ver cómo me tengo que preparar. Para hacer negocios se necesitan reglas claras de juego. En resumidas cuentas, estamos en un momento clave donde los políticos hacen sus discursos y nos tienen que pedir el voto: entonces hay que ver bien qué plantean para adelante.

El gobierno buscar licitar las terminales para financiar el puerto de aguas profundas, ¿qué opinión le merece?
Creo que no hay que descuidar el puerto de Montevideo, porque todavía hay muchas cosas para hacer ahí. Lo ideal es financiar el puerto de aguas profundas con lo que se va a producir; el tema es que ningún privado invierte en algo que no sabe si va a tener rentabilidad o no. No se puede esperar a que aparezca alguien que ponga la plata.
Creo que habría que aplicar un modelo shopping center: se construye la cáscara y el estacionamiento y después se venden las tiendas. El puerto tendría que ser así, hacer la infraestructura y la base y generar un plan para que cada terminal genere su infraestructura en el puerto. No se puede cargar toda la responsabilidad de construir de cero un puerto de US$ 1.000 millones, por decir una cifra, a uno solo.

Usted es hincha de Peñarol. Construir un estadio para su cuadro, ¿es un desafío personal?
Voy a tratar de decírtelo desapasionadamente porque soy muy hincha de Peñarol. A esa obra le puse el calor de hincha pero también la cabeza de empresario para que se pudiera hacer. Acá se trabajó mucho con otros actores de plaza como la consultora CPA Ferrere, que fue con quien armamos el plan de negocio. También con el presidente de Peñarol (Juan Pedro Damiani), con quien logramos armar un formato como para hacer esta obra a través de un fideicomiso. Creamos un proyecto a la uruguaya con profesionales uruguayos que va a ser muy digno, no de lujo, pero no hay en Uruguay una obra así. Además, por lo polémico que fue, porque cada vez que queríamos elegir un lugar había alguien que se oponía –a veces con razón y a veces sin ninguna razón–, eso me hacía sacar más rebeldía para querer concretarlo. Yo me sacaba la camiseta y pensaba: “Lo único que estamos queriendo hacer es un estadio, no es una planta nuclear”. Uruguay es un país futbolero como pocos, donde no hay mucha infraestructura deportiva, donde el Centenario es un monumento histórico pero no se le ha invertido nada. Si mañana hay un problema estructural, el fútbol no puede parar.
Vos no le podés sacar a la gente el fútbol porque para algunas personas es el único esparcimiento de fin de semana que tienen. Mucha gente vive alrededor del fútbol, es un fenómeno social. Además, la actuación de la selección uruguaya en el Mundial ha generado una identidad brutal. Entonces, ¿ cómo puede ser que Peñarol, siendo uno de los clubes más grandes del mundo, no pueda tener su estadio? Además, para un ingeniero, lograr que se construya un estadio en un país donde no se hace uno hace muchos años es un desafío personal, también. La gente pasa por donde será el estadio para a sacarse fotos. De hecho, el otro día vino una persona con un papel de escribano que quería que sus cenizas fueran tiradas en el estadio cuando muera.

Usted fue uno de los impulsores para que Saceem creara una escuela de oficios.

Hace cuatro años crecía la curva de ocupación de mano de obra y esta escaseaba. Entonces, empezamos a ver que había que formar a la gente en la construcción porque algunos no sabían agarrar una cuchara o medir con un metro. Tenemos un centro de distribución en Manga y se nos ocurrió armar allí una escuela de oficios para inculcar conocimientos básicos a personas que están fuera de la cadena productiva. Generamos un curso para jóvenes que salen de ahí iniciados en el oficio. Muchos aprovecharon el conocimiento para mejorar sus casas. También les dimos cursos a adultos, pensando, por ejemplo, en una persona que era mozo y no tenia otra especialización. Lo hicimos con bajo perfil, no fue para ganarnos un premio, pero entendimos que era una buena acción de Responsabiliad Social Empresarial. Ahora tenemos un convenio con el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa) y nos están trayendo adolescentes infractores. La construcción es un trabajo duro, pero se pagan buenos sueldos.