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Europa y Rusia, una relación signada por el negocio del gas
Resurgen tensiones por Ucrania
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27 de agosto de 2015 a las 05:00
La Unión Europea (UE) y Rusia, cuyas relaciones atraviesan su peor momento debido al conflicto armado en Ucrania, deben abordar varios asuntos conflictivos en medio de la incertidumbre sobre el alto el fuego.
La tregua alcanzada en la ciudad de Minsk en febrero está en peligro por los violentos combates que se libran en el este de Ucrania, donde el conflicto con los separatistas prorrusos se ha cobrado más de 6.800 muertos en 16 meses.
En este contexto, el presidente ucraniano Petró Poroshenko –que el lunes viajó a Berlín en busca del apoyo de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente francés François Hollande– se presenta hoy en Bruselas para recabar el apoyo de la UE.
Al mismo tiempo, la Comisión ha previsto reanudar las consultas sobre el conflicto del gas entre Kiev y Moscú, actualmente estancadas según el ejecutivo europeo, y relanzar las negociaciones sobre la zona de libre comercio entre la UE y Ucrania, y que Rusia considera una amenaza para su economía.
"Son los dos únicos asuntos sobre los que los rusos aceptan discutir con la UE", subraya Pierre Vimont, antiguo secretario general del servicio diplomático europeo, actual investigador asociado del instituto Carnegie. "Estas negociaciones no siempre son fáciles, lo sabemos. Los rusos son difíciles y los ucranianos resisten por su parte".
Pero la Comisión quiere evitar una nueva "guerra del gas" entre Moscú y Kiev este invierno boreal que ponga en peligro el suministro del gas ruso para Europa que transita en parte por Ucrania. Según los expertos, es imperativo encontrar un acuerdo para finales de octubre.
Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión encargado de Energía, inicia hoy, al margen de la cumbre de Viena, las consultas con Ucrania, a la que Gazprom dejó de suministrar gas hace meses. A principios de setiembre también está previsto un encuentro con el ministro ruso Alexandre Novak.
La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, invitó a evaluar el asunto el 7 de setiembre. Pero "la negociación comercial es difícil, los rusos adoptaron posiciones de principio y no hemos logrado entrar en los detalles, negociar cosas concretas", cuenta Vimont.
En este contexto tenso, la nueva decisión sobre las sanciones contra Rusia, que también se espera a principios del mes próximo, no hará más que complicar las cosas.
Es bastante probable que los europeos prolonguen hasta fin de año las medidas contra 151 rusos, que tienen activos congelados en la UE y no pueden viajar hacia allí. En la nómina figuran varios allegados al presidente Vladímir Putin.
Este tema envenena desde hace más de un año las relaciones entre Bruselas y Moscú, acusado de apoyar a los rebeldes prorrusos suministrando armas y tropas, lo que Rusia desmiente. Moscú respondió decretando un embargo a los productos agroalimentarios europeos.
Si la escalada se confirma en la línea de frente y si los separatistas conquistan nuevos territorios, hasta los que "nunca han creído dirán que hay que prolongar e incluso reforzar las sanciones en 2016, y barajar un apoyo más contundente al gobierno de Kiev, incluido en el campo militar", dice Vimont.
Poroshenko, que tiene previsto reunirse con el presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker y con Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, azuzó esta semana el ánimo de los "halcones" europeos al afirmar el lunes que Rusia envió esta semana tres "grandes convoyes militares" y que 9.000 soldados rusos combaten de lado de los separatistas.
La tregua alcanzada en la ciudad de Minsk en febrero está en peligro por los violentos combates que se libran en el este de Ucrania, donde el conflicto con los separatistas prorrusos se ha cobrado más de 6.800 muertos en 16 meses.
En este contexto, el presidente ucraniano Petró Poroshenko –que el lunes viajó a Berlín en busca del apoyo de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente francés François Hollande– se presenta hoy en Bruselas para recabar el apoyo de la UE.
Al mismo tiempo, la Comisión ha previsto reanudar las consultas sobre el conflicto del gas entre Kiev y Moscú, actualmente estancadas según el ejecutivo europeo, y relanzar las negociaciones sobre la zona de libre comercio entre la UE y Ucrania, y que Rusia considera una amenaza para su economía.
"Son los dos únicos asuntos sobre los que los rusos aceptan discutir con la UE", subraya Pierre Vimont, antiguo secretario general del servicio diplomático europeo, actual investigador asociado del instituto Carnegie. "Estas negociaciones no siempre son fáciles, lo sabemos. Los rusos son difíciles y los ucranianos resisten por su parte".
Pero la Comisión quiere evitar una nueva "guerra del gas" entre Moscú y Kiev este invierno boreal que ponga en peligro el suministro del gas ruso para Europa que transita en parte por Ucrania. Según los expertos, es imperativo encontrar un acuerdo para finales de octubre.
Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión encargado de Energía, inicia hoy, al margen de la cumbre de Viena, las consultas con Ucrania, a la que Gazprom dejó de suministrar gas hace meses. A principios de setiembre también está previsto un encuentro con el ministro ruso Alexandre Novak.
La lista negra prolongada
Otro asunto espinoso es la supresión de la mayoría de los aranceles entre la UE y Ucrania a partir del 1º de enero. Moscú se opone de plano, afirmando que las importaciones europeas van a inundar sus mercados.La comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, invitó a evaluar el asunto el 7 de setiembre. Pero "la negociación comercial es difícil, los rusos adoptaron posiciones de principio y no hemos logrado entrar en los detalles, negociar cosas concretas", cuenta Vimont.
En este contexto tenso, la nueva decisión sobre las sanciones contra Rusia, que también se espera a principios del mes próximo, no hará más que complicar las cosas.
Es bastante probable que los europeos prolonguen hasta fin de año las medidas contra 151 rusos, que tienen activos congelados en la UE y no pueden viajar hacia allí. En la nómina figuran varios allegados al presidente Vladímir Putin.
Este tema envenena desde hace más de un año las relaciones entre Bruselas y Moscú, acusado de apoyar a los rebeldes prorrusos suministrando armas y tropas, lo que Rusia desmiente. Moscú respondió decretando un embargo a los productos agroalimentarios europeos.
Si la escalada se confirma en la línea de frente y si los separatistas conquistan nuevos territorios, hasta los que "nunca han creído dirán que hay que prolongar e incluso reforzar las sanciones en 2016, y barajar un apoyo más contundente al gobierno de Kiev, incluido en el campo militar", dice Vimont.
Poroshenko, que tiene previsto reunirse con el presidente de la Comisión Jean-Claude Juncker y con Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, azuzó esta semana el ánimo de los "halcones" europeos al afirmar el lunes que Rusia envió esta semana tres "grandes convoyes militares" y que 9.000 soldados rusos combaten de lado de los separatistas.
