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Familia Amiga: la apuesta del INAU para evitar la internación de niños

Hay 120 grupos familiares cuidando menores; en lo que va del año, hubo 227 nuevas postulaciones
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16 de julio de 2017 a las 05:00

Quizá por su profesión como maestra o por su experiencia como mamá de dos pequeñas, la idea de cuidar a un niño de manera transitoria captó la atención de Carolina Cubón desde el primer momento.

Sin tener mucha información al respecto, convenció a su marido y juntos emprendieron el desafío de recibir en su hogar a un integrante desconocido, por un tiempo indefinido. Nunca imaginaron que el desafío iba a ser todavía más grande y que durante un año y medio dos niñas de 6 y 7 años pasarían a ser parte de su familia en todo sentido. Así como Cubón, 120 familias tienen hoy bajo su cuidado a niños y adolescentes que permanecían internados en hogares del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) por estar privados de sus cuidados parentales.

Esta experiencia se enmarca en el programa Familia Amiga que INAU impulsa desde el año 2012 con el objetivo de garantizar a esos niños el derecho a vivir en familia hasta que pueda regresar con su familia de origen o incorporarse a una familia adoptiva. Cualquier persona o familia interesada puede postularse al programa (ver Requisitos). Si es seleccionada, podrá acoger hasta cuatro niños incluidos los propios. Asimismo, recibirá acompañamiento técnico y una contraprestación económica mensual de entre 1 BPC (valor actual $ 3.611) a 3 BPC en función de las necesidades del niño.


"Necesitaban un hogar, necesitaban estar con una familia que les dijera que podían", Carolina Cubón participante del programa.

La propuesta de INAU no solo se basa en el derecho sino también en estudios internacionales y directivas de las Naciones Unidas que sostienen que el contexto familiar es el mejor modelo para el desarrollo psicoafectivo, cognitivo y motor del niño, algo que es más difícil de garantizar en hogares de internación. "La movilidad de los educadores y la falta de referencia significativa y afectiva, todo eso genera impactos en el desarrollo de los niños, sobre todo en los primeros años de vida, que no son favorecedores para su desarrollo", dijo a El Observador Paula Carbajales, psicóloga de la Unidad de Valoración de Familias Amigas de INAU.

Lo mismo opinó Cubón, quien dijo que "lo más lindo de la experiencia fue ver a las niñas progresar emocionalmente" y en lo educativo. En ese sentido, contó que una de las niñas tenía dificultades en el aprendizaje pero con el apoyo de la familia logró aprender a leer en su casa. "Necesitaban un hogar, necesitaban estar con una familia que les dijera que podían", agregó.

Desprenderse

Animarse a criar un niño tiene también sus desafíos, principalmente cuando la familia ya tiene hijos. Sin embargo, para Cubón lo más difícil de su experiencia no fue la crianza sino el aceptar que la convivencia terminaría pronto. Cuando las familias incorporan a un niño a su cuidado, el INAU firma con ellas un convenio anual que puede quedar sin efecto si el niño vuelve con su lugar de origen o es dado en adopción. En caso contrario, el convenio se renueva en función de la necesidad del niño, pudiendo seguir en la familia de acogida por varios años. Esto hace que la tarea sea a veces mucho más difícil, ya que, aún teniendo la voluntad, las familias amigas no podrán adoptar a ese niño.

ese niño. "Cuando las personas de INAU nos planteaban que (los niños) iban a poder completar el año escolar con nosotros sentíamos un alivio; pero cuando llegaba esa fecha nos inquietábamos todos, empezábamos a hacer el duelo y a sufrir", contó Cubón.

Iliana Cabrera, trabajadora social de la Unidad de Valoración de Familias Amigas de INAU, contó a El Observador que este es uno de los aspectos en los que trabajan los equipos técnicos mientras dura el acogimiento, de modo que tanto los niños como la familia puedan ir procesando del mejor modo la experiencia sin necesidad de que el vínculo se rompa cuando termine la convivencia.

"La idea de todo este proceso es sumarle afectos a este niño. Si bien existen rupturas o cortes en la vida de esa persona, todos venimos a sumar afectos y a realizar la tarea de cuidado hasta tanto no se resuelve la situación", agregó.

Hace dos años que las niñas dejaron la casa de Cubón para ir a vivir con su tía. Sin embargo, la relación entre ellas permanece y al día de hoy ambas van a dormir a su casa e incluso participan de los cumpleaños. "A ellas les costaba un poco entender el porqué (de la situación) y nos preguntaban si no queríamos adoptar. Lo que les dijimos durante todo el año y medio fue que nosotros estábamos ahí para ellas y que una familia es para siempre, no importa dónde vivís. Eso que les habíamos prometido hemos podido cumplirlo", expresó.

En estos cinco años que lleva el programa, Cabrera dijo que "la mayor parte de las familias continúan realizando la tarea" luego de una primer experiencia. Algo similar opinó Cubón, quien dijo que el programa "vale la pena" y "lo volvería a hacer". "Yo veo en ellas todo lo positivo que fue la experiencia. Pensaba que cuando se fueran iban a tener que empezar de vuelta todo de cero, pero ellas pudieron aprender a expresarse, lo que es una familia, que le cumplan una promesa, y eso ahora les da fortaleza para aprender a sobrellevar otras situaciones", agregó.

Obstáculos

En lo que va del año, unas 227 familias se postularon para ser parte de este programa y si bien la cifra es auspiciosa aún es insuficiente para acoger a los 2.500 ni- ños y adolescentes que hoy viven en hogares del INAU.

Este año el instituto volvió a lanzar el programa priorizando el cuidado de niños entre 0 y 5 años. Pero lo cierto es que estos son solo el 20% de los niños internados y, al igual que sucede con las adopciones, son menos las familias que se postulan para cuidar niños de mayor edad. "Es real que menos gente se presenta para preadolescentes y adolescentes", dijo Cabrera.

Asimismo, otro de los obstáculos que enfrenta el programa es que hay muchos niños internados en mediano y largo plazo que tienen su familia biológica presente pero que no puede hacerse cargo de su cuidado por estar en situación de vulnerabilidad. En ese sentido, Cabrera opinó que faltan políticas sociales que ayuden a esas familias en situación de vulnerabilidad a revertir su situación y retomar el cuidado de sus hijos de forma permanente.

Requisitos

Preferiblemente mayores de 25 años, con disponibilidad para cuidar niños.

No estar inscrito en el Registro único de adopciones.

Contar con una vivienda en condiciones adecuadas y seguras.

Tener ingresos económicos que respondan a las necesidades de su propia familia.

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