Más de la mitad de los rubros fabriles están en caída. ¿Eso es algo pasajero o nos vamos a tener que acostumbrar a ver industrias cerradas?
No creo que lleguemos al extremo de desmantelamiento industrial de los años noventa pero si lamentablemente hoy prácticamente tenemos el 70% de las ramas industriales en caída por dos factores centrales: la demanda interna en caída y la debilidad de la demanda externa por la baja de los precios internacionales que Uruguay no ha logrado acompasar y mejorar su competitividad. Entonces muchas ventas han caído tanto en precio como en volumen, sobre todo las de origen agropecuario como lácteos y, además, pescado, autopartes, plásticos, entre otros. En cuanto a las perspectivas, no creo que vaya a haber un desmantelamiento industrial total como el de los años noventa pero si advierto que desde el año 93 a la fecha, de 30 mil unidades productivas que tenía la industria, estamos en entre 12 mil y 14 mil. Y de 330 mil puestos de trabajo que teníamos cinco años atrás, hoy estamos en 290 mil.
¿Si no es desmantelamiento cómo se llama eso?
Muchas veces las fábricas no se desmantelan completamente y sustituyen por importaciones o en lugar de fabricar 10 productos fabrican tres. Con lo cual, la empresa se mantiene pero no tiene las condiciones para preservar el personal que entrenó para producir porque su esquema de producción no es el que uno desearía para un país ágil y dinámico. Le hemos dado y le seguimos dando todo el apoyo al gobierno en el sentido de que estamos todos en el mismo barco, porque a nadie le puede servir que al país le vaya mal. Uruguay no es solo la industria, es el agro, la industria, el comercio y los servicios.
¿Y por qué si el gobierno tiene el apoyo empresarial no se logran consensuar soluciones?
Lo que pasa es que el gobierno está enfrentando problemas en los que no pensaba. Por ejemplo, en la planificación del Presupuesto, no pensó que iba a haber esta caída de la actividad que veníamos anunciando que ocurriría. Esa caída de la actividad económica repercutirá en los ingresos del Estado que se ve obligado a recortar dinero que precisa para sus actividades básicas. Por eso hay que trabajar en conjunto gobierno, empresarios y sindicatos para que el aparato productivo no entre en pérdida. No hay riesgo de volver a los 90 ni tampoco un 2002. Y las empresas financieramente si bien su situación no es holgada, le dan prioridad a sus compromisos financieros y entonces baja la inversión que solo en el último año cayó 20%. Es decir, si se invertían 10 dólares hoy se invierten 8 dólares. Esto es porque los empresarios están más cautelosos porque el problema es que hay que mantener los flujos de caja y no solo tener la capacidad de endeudamiento sino también de repago. Por tanto, este año va a ser difícil. Lo positivo es que Argentina está recuperando el dinamismo como comprador e incluso le está pagando a clientes deudas que no podían ser cumplidas por los controles del anterior gobierno. Así que Argentina puede llegar a compensar algo lo que es la caída de las exportaciones de origen agroindustria. Brasil está muy complicado por razones económicas y políticas. Estados Unidos que si bien está comprador, presenta algunos problemas por razones sanitarias; China que si bien crece no lo hace con tanto dinamismo, y Europa que sigue complicada. El gran problema, en lo que tenemos que ponernos todos de acuerdo es que tenemos que ponernos más competitivos porque el mundo sigue consumiendo y siguen habiendo 7.000 millones de personas
El precio del dólar que siempre fue un reclamo pasó hace rato la barrera de los $ 30 y no parece ser un problema para ser competitivos.
El precio del dólar no es la única variable a tener en cuenta . Tenemos que ponernos todos de acuerdo en que lo que hay que hacer. Hay que ser más eficientes y más productivos, empezando por el sector público y las empresas del Estado.
¿El caso de ANCAP demuestra que el gobierno no da el ejemplo en ese sentido?
El gobierno hace lo que puede. No soy gobierno ni me interesa ser gobierno. Nuestra misión es que el gobierno entienda que hay que tener el aparato productivo aceitado para que genere los recursos que el gobierno precisa. No hablamos de política pero otros países pueden tener tarifas de energía más baratas y nosotros no porque hay que cubrir el déficit fiscal. Lógicamente cualquier deterioro de las finanzas públicas y de los entes se traduce en servicios más caros a las empresas. El viejo concepto dice que el Estado debe brindar el mejor servicio posible al menor costo posible porque somos tomadores de precios y lo triste es que el ajuste, como siempre, lo está pagando el sector privado, empresas y trabajadores. Lo triste es que el ajuste lo está pagando todo el país y es momento de actuar con medidas para no caer más o por lo menos frenar la caída. Si las empresas no logran reinvertir corremos el riesgo en el mundo competitivo de hoy de quedar fuera de todo mercado en dos o tres años. Hay que hacer entre todas las partes, gobierno, empresarios y trabajadores, un pacto para evitar que el país se nos caiga, se desbarranque y pierdan más empleos. Hay una cosa positiva que ha hecho el gobierno que son las pautas salariales. Es doloroso pero en algún momento hay que desindexar y preservar el empleo, ese es nuestro objetivo hoy. Cuando hay un momento de bonanza, y de hecho la industria ha subido los salarios por encima de la inflación. Por algo Uruguay es uno de los países de la región más equitativos según el Índice de Gini. El esfuerzo ha sido parejo y los uruguayos por suerte mejoraron su nivel de vida, pero las cosas cambiaron y no hay peor aumento de 10% del salario que aquel que genera un incremento de 100% del desempleo. Los actores políticos, empresariales y sindicales tenemos que estar codo con codo para evitar la caída del país.
¿La política exterior siente que ahora está más alineada a las necesidades del empresariado?
Sí. Hay que insistir con el acuerdo Unión Europea-Mercosur y el TPP (Trans-Pacific Partnership, un tratado de libre comercio que impulsa Estados Unidos e involucra a Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva
Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam).
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