Mundo > SUFRAGIO
Independentistas catalanes: "Queremos poder equivocarnos"
En setiembre hay comicios regionales que se toman como un referéndum
Tiempo de lectura: -'
28 de agosto de 2015 a las 05:00
El 27 de setiembre se celebran en Cataluña elecciones legislativas autonómicas, donde los habitantes de esa comunidad de más de siete millones de personas elegirán a su parlamento local. Las posiciones de los distintos partidos en pugna hacen que los comicios sean vistos como un referéndum de hecho sobre el proceso independentista de la región, que desde hace tres años mantiene desencuentros con el gobierno de España.
La segunda encuesta de 2015 elaborada por el Barómetro de Opinión Pública del gobierno de Cataluña indica que un 50 % de los que habitan en esa región se oponen a erigirse en un Estado independiente, mientras que 42 % están a favor. Otros sondeos revelan lo contrario y los catalanes insisten en que una elección es la mejor manera de tener un resultado oficial sobre lo que piensa la gente. Esto es lo que expuso ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados y en contactos con miembros del Legislativo y del Ejecutivo de Uruguay el secretario de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea del gobierno catalán, Roger Albinyana, que estuvo tres días en Montevideo.
"Habiendo agotado todas las vías legales que teníamos, el último instrumento que tiene el presidente en sus manos para conocer la posición de los catalanes son las elecciones, y ese es nuestro objetivo", explicó Albinyana en entrevista con El Observador.
Si a fin de mes ganan los partidos que se alinean al gobierno central de Madrid, entonces los independentistas lo aceptarán, "como cualquier demócrata".
"Lo que sí habilitará estas elecciones, si gana el bloque independentista, es un mandato muy claro para negociar, ya sea con el gobierno de España o con los de otros países de la Unión Europea", indica el catalán, que ya regresó a su país tras una gira por Argentina y Uruguay en la que expuso el proceso por el que está pasando su comunidad.
La sociedad catalana está debatiendo sobre la conveniencia o no de una separación de España. El secretario de Asuntos Exteriores de esa región menciona las ventajas que tendría la independencia. "La mayor parte de la sociedad catalana mira la situación actual y la compara con lo que sucedería. Ven que desde hace 15 años que Cataluña va perdiendo poder y autonomía porque el gobierno ha ido descentralizando poderes. Aprecian que no hay recursos para hacer políticas públicas porque, aunque el distrito aporte casi 25 % de los impuestos, el Estado lo distribuye de una forma muy arbitraria", describe. Menciona también un "ataque" al idioma y la falta de capacidad de proyección hacia el exterior.
Los riesgos que más destaca el político son los asociadas a un nuevo Estado: asumir todas las responsabilidades de las acciones y decisiones, desde posibles equivocaciones en la elaboración de una política fiscal hasta errores en política exterior.
"Esto una desventaja pero hay muchos catalanes que dicen: 'Queremos poder equivocarnos'. Porque ahora no tenemos poderes, no nos podemos autogobernar tanto como para cometer errores", resume el enviado.
"No lo imagino. Cataluña es un territorio dinámico económicamente, que tiene una economía sólida con casi 6.000 multinacionales establecidas, la mayoría originarias de otros países de la Unión Europea como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido. Esas firmas se benefician de los espacios comunes de libertad de movimientos, participan de nuestro mercado y se aprovechan de que Cataluña forma parte del Euro. No me imagino que a estos países les parezca bien que Cataluña salga de la UE, con lo que esto conllevaría para estas empresas", expone Albinyana. Argumenta que el 70 % del tráfico de mercancías entre España y Europa pasa por su territorio y que a nadie convendría un corte radical.
El político agrega que la UE es "un proyecto integrador y se ha forjado en base a la negociación política. Es evidente que este conflicto se va a resolver mediante negociación política y es impensable que a un territorio de siete millones y medio de personas que quiere continuar siendo parte de la UE con un estatus político distinto no se le ofrezca la posibilidad".
A su juicio, el mensaje del gobierno español sobre la virtual separación de Cataluña de Europa en caso de que haya una independencia es un "arma que se usa para persuadir a los votantes mediante el discurso del miedo". Cree que su gente no se dejará convencer. "Los catalanes, como el resto de los ciudadanos del mundo, no son tontos tampoco".
La segunda encuesta de 2015 elaborada por el Barómetro de Opinión Pública del gobierno de Cataluña indica que un 50 % de los que habitan en esa región se oponen a erigirse en un Estado independiente, mientras que 42 % están a favor. Otros sondeos revelan lo contrario y los catalanes insisten en que una elección es la mejor manera de tener un resultado oficial sobre lo que piensa la gente. Esto es lo que expuso ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados y en contactos con miembros del Legislativo y del Ejecutivo de Uruguay el secretario de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea del gobierno catalán, Roger Albinyana, que estuvo tres días en Montevideo.
"Habiendo agotado todas las vías legales que teníamos, el último instrumento que tiene el presidente en sus manos para conocer la posición de los catalanes son las elecciones, y ese es nuestro objetivo", explicó Albinyana en entrevista con El Observador.
Si a fin de mes ganan los partidos que se alinean al gobierno central de Madrid, entonces los independentistas lo aceptarán, "como cualquier demócrata".
"Lo que sí habilitará estas elecciones, si gana el bloque independentista, es un mandato muy claro para negociar, ya sea con el gobierno de España o con los de otros países de la Unión Europea", indica el catalán, que ya regresó a su país tras una gira por Argentina y Uruguay en la que expuso el proceso por el que está pasando su comunidad.
La sociedad catalana está debatiendo sobre la conveniencia o no de una separación de España. El secretario de Asuntos Exteriores de esa región menciona las ventajas que tendría la independencia. "La mayor parte de la sociedad catalana mira la situación actual y la compara con lo que sucedería. Ven que desde hace 15 años que Cataluña va perdiendo poder y autonomía porque el gobierno ha ido descentralizando poderes. Aprecian que no hay recursos para hacer políticas públicas porque, aunque el distrito aporte casi 25 % de los impuestos, el Estado lo distribuye de una forma muy arbitraria", describe. Menciona también un "ataque" al idioma y la falta de capacidad de proyección hacia el exterior.
Los riesgos que más destaca el político son los asociadas a un nuevo Estado: asumir todas las responsabilidades de las acciones y decisiones, desde posibles equivocaciones en la elaboración de una política fiscal hasta errores en política exterior.
"Esto una desventaja pero hay muchos catalanes que dicen: 'Queremos poder equivocarnos'. Porque ahora no tenemos poderes, no nos podemos autogobernar tanto como para cometer errores", resume el enviado.
Sin miedo
Desde Madrid también insisten en que una independencia catalana haría que ese territorio se separara de la Unión Europea, pero el canciller del gobierno regional expresa que esto es "rotundamente falso"."No lo imagino. Cataluña es un territorio dinámico económicamente, que tiene una economía sólida con casi 6.000 multinacionales establecidas, la mayoría originarias de otros países de la Unión Europea como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido. Esas firmas se benefician de los espacios comunes de libertad de movimientos, participan de nuestro mercado y se aprovechan de que Cataluña forma parte del Euro. No me imagino que a estos países les parezca bien que Cataluña salga de la UE, con lo que esto conllevaría para estas empresas", expone Albinyana. Argumenta que el 70 % del tráfico de mercancías entre España y Europa pasa por su territorio y que a nadie convendría un corte radical.
El político agrega que la UE es "un proyecto integrador y se ha forjado en base a la negociación política. Es evidente que este conflicto se va a resolver mediante negociación política y es impensable que a un territorio de siete millones y medio de personas que quiere continuar siendo parte de la UE con un estatus político distinto no se le ofrezca la posibilidad".
A su juicio, el mensaje del gobierno español sobre la virtual separación de Cataluña de Europa en caso de que haya una independencia es un "arma que se usa para persuadir a los votantes mediante el discurso del miedo". Cree que su gente no se dejará convencer. "Los catalanes, como el resto de los ciudadanos del mundo, no son tontos tampoco".
