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La comedia que dominó el déjà vu

Con leves retoques en su premisa y bajo un mensaje femenista, Buenos vecinos 2 logra una cantidad decente de risas
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22 de mayo de 2016 a las 05:00
Fuera del personaje protagónico que le brinda el título a Capitán América: Civil War, Buenos vecinos 2 es la pieza de ficción más estadounidense que se puede encontrar actualmente en la cartelera uruguaya.

La película, que continúa la historia de la hilarante primera parte estrenada en 2014, se enfoca nuevamente en el enfrentamiento entre la juventud y la paternidad, dos polos destinados a colisionar eternamente en la narrativa de comedia liderada por el actor, y nuevamente protagonista, Seth Rogen, uno de los egresados más exitosos de la escuela de adultos inmaduros dirigida por el cineasta Judd Apatow.

Por un lado, Rogen regresa junto a la británica Rose Byrne (quien también aparece en X-Men: Apocalipsis) como un matrimonio levemente soez, pero de palpable cariño mutuo, que se ven envueltos en un dilema inmobiliario cuando buscan vender su hogar, y la casa entra en un período de prueba en el que sus posibles compradores pueden retirar la oferta.

Así es que entran a escena las "antagonistas" del filme, un grupo de estudiantes lideradas por la actriz Chloë Grace Moretz que deciden abrir su propia fraternidad, cuando se topan con una realidad que tiene a las jóvenes universitarias como el objeto del divertimento de las fiestas realizadas por sus contrapartes masculinas, los frat boys, retratados como un grupo de neandertales cuyo único objetivo es acostarse con mujeres.

Es a través de esas integrantes de Kappa Nu que el equipo de guionistas –Rogen incluido– pondrán a los personajes de Buenos vecinos 2 a discutir, entre decenas de bromas dialogadas, sobre el feminismo y el rol menoscabado de las mujeres en el panorama universitario de las fraternidades.

El mensaje es necesario y cargado de optimismo, pero el filme también se apoya en escenas de pura comedia física en la que el director Nicholas Stoller da rienda suelta a una cámara delirante, que resulta extremadamente graciosa en una escena de persecución fuera de un partido de fútbol americano.

A pesar de que el duelo entre las universitarias y los adultos es el principal motor de comedia del filme, el actor Zac Efron es quien se roba todas las escenas en las que aparece. Como Homero Simpson, su personaje Teddy Sanders es tan estúpido como entrañable y hace de su musculatura una herramienta de magnetismo imparable, que solo potencia el contraste con las escenas en las que muestra su verdadero yo: un completo perdedor.

Buenos vecinos 2 está cargado de excesos y referencias contemporáneas –una broma que hace alusión a las acusaciones en contra de Bill Cosby, por ejemplo– que probablemente la vuelvan vetusta en pocos años, pero por el momento, pasa la prueba con resultados dignos.

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