Opinión > ANÁLISIS - CLAUDIO ROMANOFF

La corrupción, el gato Silvestre y Piolín

Derogación del abuso de funciones sería un regalo para la oposición
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10 de junio de 2017 a las 05:00
La oposición espera un regalo del cielo y, como un gato, se relame al pensar que está a punto de cazar al pajarito.

Si se termina de aprobar el proyecto oficialista para eliminar el delito genérico de abuso de funciones, cuya amplitud y falta de foco sirve para todo lo que no encaja en otros delitos vinculados a la corrupción, colorados y blancos anunciaron que juntarán firmas para convocar a un referéndum.

Y sin Lava Jato ni bolsas de dinero en un convento como pasó en Brasil y Argentina, tendríamos en Uruguay instalado un debate acerca de la corrupción.

Y sea ninguna, mucha o poquita, la corrupción o corruptela en clave política es una cuestión peliaguda para cualquier gobierno. Y este asunto se complicaría mucho más en función que, extinguido el delito, automáticamente significaría el archivo de las causas por las que fueron procesados el ex ministro de Economía, Fernando Lorenzo y el presidente del Banco República, Fernando Calloia. Ellos pagaron el pato de otorgar un aval en tiempo récord para efectuar la parodia triste que fue el remate de los aviones de Pluna. También lo pagó Asamblea Uruguay al conseguir menos bancas, cuando el expresidente José Mujica se hizo responsable político de aquella operación.

El argumento esgrimido en el Senado contra el proyecto es letal: es un instrumento para limpiar el expediente de los amigos en desgracia y apunta a impedir las eventuales consecuencias de las investigaciones parlamentarias sobre los negocios con Venezuela durante la administración anterior, la regasificadora y, sobre todo, las pérdidas de ANCAP. Y justo se vota este articulado cuando el programa Así Nos Va de Radio Carve y Búsqueda informaron que el ex presidente de la petrolera estatal, Raúl Sendic, usó la tarjeta de crédito corporativa para comprar ropa, joyas y electrodomésticos, además de emplearla en hoteles y restaurantes. El actual vice dijo que los gastos estuvieron ligados a su actividad, pero ese argumento fue recibido con frialdad.

En términos de conveniencia política, no importa que el propósito del gobierno tenga el apoyo de buena parte de la academia que concuerda con su punto de vista: el abuso de funciones sirve para todo y es peligroso para las garantías individuales. Ese argumento, que tiene fundamentos jurídicos, es pobre a la hora de enfrentar las sospechas políticas de la oposición, que bien pueden reflejar la opinión de mucha gente. Hay muchos puntos oscuros sin dilucidar que, unidos, pueden crear la figura de un fantasma o fantasmita asustador.

Así las cosas, igual que con la Rendición de Cuentas, el escenario político aconsejaría al Frente Amplio patear el proyecto para el costado. Algo de eso se está gestando ya que, en Diputados, el proyecto no tiene consenso adentro del oficialismo y va seguro a una modificación, todavía sin definir su alcance.
Las internas del Frente Amplio lo han dejado sin estrategia hacia afuera y sin mayoría parlamentaria hace agua cuando los sondeos de opinión lo muestran en caída.

Esta no es la historieta, en la que el canario Piolín desafiaba al gato Silvestre con aquella frase; "Me pareció ver un lindo gatito".

El pajarito lleva demasiado tiempo escurriéndose entre las uñas, pero cada vez corre más riesgos de terminar entre los dientes.

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