Nacional > LOS POLICIALES

La crónica con sangre entra

La información policial celebró un siglo con el video de un asesinato que fue reproducido 102 veces por los canales de TV; los que piden regulación se hicieron oír
Tiempo de lectura: -'
02 de junio de 2012 a las 18:45

Un joven de gorro entra a un restaurante y le dispara a un trabajador. Un joven de gorro entra a un restaurante y le dispara a un trabajador. Un joven de gorro entra a un restaurante y le dispara a un trabajador… “Al planchero de La Pasiva lo mataron 42 veces”, se quejó el jueves Jorge Vázquez, subsecretario del Interior, en referencia a la cantidad de veces que se repitió el video del asesinato en solo dos días en los canales de televisión abierta. El disparo recuperó, entre otros, un debate añejo: la relación entre los medios de comunicación y la sensación de inseguridad.

“La crónica policial (…) genera un sentimiento de inseguridad que tiene escasa relación con la realidad delictiva del país”. La frase podría pertenecer al presidente José Mujica, que la semana pasada, en entrevista con Brecha, catalogó “la participación de los medios en la creación de la sensación pública” como un “problema”. Pero no. Fue escrita por el periodista Darío Klein en 1994 y es la hipótesis de partida de su libro Tinta roja: efectos de la crónica policial en Uruguay. Entonces, como hoy, el tema ocupaba a ciudadanos, políticos y especialistas.

Nada nuevo brilla bajo los fogonazos de la crónica roja. Hace casi un siglo, cuando la televisión era todavía una utopía, las noticias policiales ya sudaban sangre en los periódicos uruguayos. La fotografía que ilustra esta nota, publicada en el diario El Día el 7 de julio de 1914, presenta el cadáver de la poeta Delmira Agustini minutos después de que fuera asesinada por su esposo. El artículo acerca de su muerte tampoco ahorra detalles morbosos (ver nota aparte).

La misma canción
“Nosotros nos sentimos atemorizados, vemos que hay una sensación de inseguridad cada vez mayor”, decía en 1994 el entonces ministro del Interior, Juan Andrés Ramírez. “Todo lo que hace la prensa es convertir la hiperrealidad en realidad, pasar la temperatura por la sensación térmica”, explicaba en ese año el sociólogo Rafael Bayce, también citado por Klein en su libro. Los conceptos, como el de “sensación térmica”, retomado por la ex ministra del Interior Daisy Tourné, se repiten como un disco rayado. Con un aditivo: las noticias policiales ocupan cada vez más espacio en los medios (ver infografías) y la sensación de inseguridad es cada vez mayor. En contrapartida, según cifras oficiales, entre 2005 y 2009, el total de delitos tuvo un modesto retroceso, aunque las rapiñas registraron un aumento del 36%. Y siguieron aumentando en los años siguientes.

Para el 65% de la opinión pública, la inseguridad es “el principal problema del país”, según una encuesta de Cifra divulgada por Búsqueda el 17 de mayo. En 2007, lo era solo para el 13%.

Frente a esta situación, la reacción del actual sistema político se parece bastante a la de dos décadas atrás. Escribía Klein en 1994: “Simultáneamente (al crecimiento de la sensación de inseguridad), se mantiene en algunos sectores políticos la intención de aumentar penas, de bajar la edad de inimputabilidad”.

Por su parte, Mujica coquetea con la idea de regular los medios de comunicación al menos desde el 4 de agosto de 2011, cuando propuso en su audición radial “premiar” a los medios que transmitan valores.

Las críticas presidenciales a los medios de comunicación tampoco son nuevas. El 7 de octubre del 2009, el entonces presidente de la República, Tabaré Vázquez, expresó: “Lo que sí ha aumentado, uruguayas y uruguayos, y de manera exponencial, es la cantidad de crónicas policiales. Algunas de ellas, sencillamente repulsivas para los lectores, la audiencia y la teleaudiencia y denigrantes del oficio periodístico”. “Es repugnante convertir el dolor ajeno o el propio en espectáculo, negocio o campaña política. Es repugnante”, insistía.

La misma canción suena en el ambiente al menos desde principios de la década de 1990. Y en el medio, andan sin ton ni son los protagonistas de las historias (ver casos).

“Es lo que vende”
Fernando Vilar soltó una frase que rebasó el vaso. Fue el 5 de julio de 2009 durante un congreso de periodistas en Trinidad. El conductor de Telenoche se preguntó en alusión a las noticias policiales: “¿Qué aportan?”. “Nada, es lo que vende”, se contestó. La respuesta de Vilar no fue aislada, sino que dio cuenta de un estado de situación. El ex cronista policial de Telenoche, Jean Georges Almendras, dijo en una entrevista concedida en 2010 para una tesis realizada por los periodistas Martín Natalevich y Leonardo Silvera: “Yo dependo de una empresa que necesita ganar. Y si mañana tiene que mostrar mujeres amputadas para ganar rating, lo va a mostrar. Y si tiene que mostrar enanos, va a mostrar”.

Sin embargo, desde octubre, cuando cambió la dirección del informativo de canal 4, se suprimió la música y la sección especial para noticias policiales. A su vez, Almendras ya no cubre la crónica roja.

Pero a pesar de estos cambios, Telenoche fue, según la consultora Foco, el que más veces mostró el video del asesinato de La Pasiva entre el 13 y el 18 de mayo: canal 4, 44 veces; canal 10, 25 veces; canal 12, 23 veces; canal 5, 4 veces. En total, fue mostrado 102 veces.

Una jerarca de Telenoche explicó que esta reiteración se debió a que fue la noticia de la semana. “Fue un asesinato en un lugar público donde podemos ir a comer vos y yo”, justificó la fuente.

Coincidiendo con los nuevos criterios de canal 4, una fuente de canal 12 dijo a El Observador que “en Telemundo está prohibido dar primeros planos de sangre, de cadáveres y poner música a las noticias policiales”. “Se puede escapar algún caso”, agregó el periodista de Telemundo, que prefirió no referirse a la reiteración del video del asesinato de La Pasiva ni al caso de Martín Pino (ver casos).
Del espectáculo a la regulación

Klein, corresponsal de CNN en Uruguay y ex director de informativos de Televisión Nacional, dijo a El Observador que, en estos casos, “hasta determinado momento es noticia y después pasa a ser espectáculo”. Para el autor de Tinta roja, “los policiales, igual que el deporte o la prensa del corazón, están mucho más emparentados con el entretenimiento que con la información, por eso marcan y les va bien”.

Según el sociólogo Luis Eduardo Morás, “la explícita y reiterada exhibición del crimen no cumple una función pedagógica ni terapéutica”. Morás destaca que “por una parte le brinda un espacio destacado de notoriedad y prestigio a los infractores; y a su vez estimula los peores sentimientos y reflejos de la sociedad, que demanda respuestas de los poderes públicos proporcionales a la barbarie del acto que está observando”.
El sociólogo Rafael Paternain, ex director del Observatorio de Criminalidad del Ministerio del Interior, concuerda con Morás. La reiteración de la noticia de La Pasiva “tiene efectos perversamente negativos, que solo benefician a los intereses de quienes los emiten y a aquellos que se amparan en las soluciones represivas y punitivas”, aseguró el sociólogo a El Observador.

Ambos sociólogos recuerdan la marcha por la inseguridad que se realizó después del asesinato de La Pasiva y presentó consignas de ultraderecha. Paternain da un paso más: considera que “la difusión del asesinato de La Pasiva es algo que no se puede permitir”. Propone que la ciudadanía denuncie estas prácticas periodísticas, que el Estado establezca “un marco regulatorio general que prohiba las prácticas de difusión que menoscaban los derechos más elementales”.


El cráneo agujereado de Delmira
La crónica policial en Uruguay goza de una gran tradición. La crítica al sensacionalismo, también. Un ejemplar del diario El Día del 7 de julio de 1914 y una obra del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez de 1906 permiten recordarlo.
El artículo acerca del asesinato de Delmira Agustini y el suicidio de su esposo, Enrique Job Reyes, publicado en el diario que dirigía el entonces presidente José Batlle Ordóñez brinda “detalles novelescos del drama” y una pintura de la crónica roja de principios de siglo y de los valores de la época (ver foto de fragmento del artículo).
“Ha sido un drama horrible, extraño. El trágico fin de los otrora esposos Reyes-Agustini abre una interrogación que tal vez no se cerrará nunca. Los dos se amaban, como lo atestigua un largo idilio, durante el cual Delmira Agustini, poeta excelsa, vertió lo mejor de su amor en sus poesías consagradas, y él, depuso su espíritu de enamorado a los pies de su dueña”. El comienzo poético de la crónica deja lugar pronto al morbo: “Sobre un gran charco de sangre, yacían a los pies del lecho los esposo Reyes-Agustini. Esta no daba señales de vida, pero Reyes sí. (...) Reyes, moribundo ya, no consiguió sino articular pocas palabras, repitiendo constantemente el nombre de su esposa. La pieza donde se desarrolló el drama ofrecía una impresión terrible. Manchas de sangre coloreaban las alfombras, y la cabellera de Delmira, alborotada y frondosa, caía bajo el cráneo agujereado. La pieza no estaba cerrada cuando llegó el repórter. Detrás de la puerta habían colocado tres sillas. El espejo tenía una gran mancha de sangre”.
La crítica de Sánchez
En El desalojo, sainete de Florencio Sánchez estrenado el 16 de julio de 1906, el dramaturgo presenta dos personajes secundarios que pintan el estilo de los repórter de hace un siglo: un periodista de La Nación y un fotógrafo de la revista Caras y Caretas (la mayoría de las obras de Sánchez se presentaban en Buenos Aires).
En el momento drámatico en que el comisario desaloja a la protagonista del conventillo y le quita sus hijos, llega el fotógrafo, que prepara la escena para registrar la tragedia. “Le tomaremos uno así llorando. Es un momento espléndido”, dice el personaje. Los vecinos quieren salir en la foto, entonces el cínico repórter predice su desgracia: “Ya les ha de llegar su turno. Pierdan cuidado...”
Así como el amarillismo campea desde hace un siglo en Uruguay, también lo hace la crítica.

    Comentarios

    Registrate gratis y seguí navegando.

    ¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

    Pasá de informarte a formar tu opinión.

    Suscribite desde US$ 345 / mes

    Elegí tu plan

    Estás por alcanzar el límite de notas.

    Suscribite ahora a

    Te quedan 3 notas gratuitas.

    Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

    Esta es tu última nota gratuita.

    Se parte de desde US$ 345 / mes

    Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

    Elegí tu plan y accedé sin límites.

    Ver planes

    Contenido exclusivo de

    Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

    Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

    Cargando...