Christian Rodríguez, en una foto que imita la estética de los cuadros de Juan Manuel 
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La fotografía como búsqueda personal y social

Christian Rodríguez conversó con El Observador sobre su carrera en el exterior y de San José Foto, festival internacional que organiza en la ciudad maragata
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05 de marzo de 2014 a las 18:31

"Todos mis intereses están relacionados con mi vida personal y familiar”, dice Christian Rodríguez, de 33 años, y llama la atención la franqueza casi militante con la que pone las cartas sobre la mesa. "Todos los temas que realizo como fotógrafo y autor están relacionados con temas de género porque nací de una madre soltera, me crié con mi abuela y mi núcleo familiar estuvo protagonizado por mujeres”, comenta Rodríguez. Con aspecto cuidado, mirada profunda y envuelta en un par de ojos rasgados, Rodríguez vive en Madrid desde hace seis años, pero se encuentra en Uruguay como organizador de un evento en el interior del país, el Festival Internacional de Fotografía San José Foto, que se desarrollará del 3 al 6 de abril en la capital maragata.

De sus inicios en medios uruguayos como El Observador, Rodríguez partió a Líbano a cubrir el conflicto entre Israel y Hezbollah, experiencia que le valió una beca para el máster de la Escuela de Fotografía y Centro de Imagen (EFTI) de Madrid, donde actualmente es profesor. Más tarde, el montevideano realizó proyectos como el de mujeres migrantes en España y la exposición Xiec, sobre la vida diaria de los artistas de circo en Vietnam, que fue premiada en España con el Nuevo Talento Fnac de Fotografía 2013, obra que además fue publicada por The New York Times. En la actualidad, Rodríguez continúa con un proyecto de madres adolescentes en América Latina, por el cual planea visitar Perú, Nicaragua, Guatemala y México, países que se agregarían al trabajo que ya realizó en Brasil y Uruguay.

Así como este último proyecto parte de su realidad de ser hijo y hermano de mujeres que fueron madres solteras y adolescentes, es la identidad y la necesidad de “reconocerse en sus orígenes” lo que trae a Rodríguez de vuelta a Uruguay con San José Foto, festival cuya temática girará en torno al tema “Nosotros”.

“Esto surge como una necesidad de compartir las experiencias que yo estaba viviendo en Europa. Siento que todavía hace falta una gran reflexión sobre el acto fotográfico. En las escuelas de fotografía se profundiza demasiado la técnica pero no se enseña a indagar, a profundizar, a que el fotógrafo busque en su interior, porque en definitiva eso es lo que puede diferenciarlo de otro”, comenta Rodríguez, de visita en la redacción de El Observador.

El proyecto de San José Foto surgió a partir de su encuentro con María Mercedes Aldaz y Pablo Pucheau, a quienes conoció a través de los talleres de fotografía que estaba dando en la ciudad maragata. Juntos pensaron en la posibilidad de realizar un festival que contribuyera a descentralizar las actividades culturales del país y que fuera de carácter internacional, pero a la vez indagara en la identidad uruguaya.

“Otra de las patas fundamentales es la parte pedagógica y formativa. Tenemos dos talleres, uno con Walter Astrada, de quien podríamos decir que es uno de los 10 fotógrafos más importantes de nuestro tiempo, es argentino y vive en España, y Marcos López, que desde una escenificación crítica habla de la sociedad argentina con una gran dosis de ironía”, añade Rodríguez. El curador de la exposición será el español Alejandro Castellote, con más de tres décadas de experiencia.
El festival estará dedicado a la fotografía emergente y se otorgará una beca de US$ 1.000 para desarrollar un proyecto personal. Habrá también un concurso para un proyecto terminado sobre el tema de la identidad, que tiene como premio otros US$ 1.000, además de la exposición de la obra. Las muestras principales se realizarán en la vía pública y se dedicará una exposición a autores emergentes uruguayos en la Casa de la Cultura de San José.

“Este es un festival internacional de foto de carácter independiente. Si bien contamos con el apoyo de la Intendencia de San José, tenemos total independencia, a diferencia de Fotograma que es auspiciado en su totalidad por el Centro de Fotografía (de la Intendencia de Montevideo). Este es el primer festival (en el país) de estas características, de enfocarnos en la fotografía emergente”, señala Rodríguez.

“Siento un gran compromiso porque yo he vivido las dificultades de desarrollarme en Uruguay como autor y sigo viviéndolas pero desde otro punto de vista. Ser uruguayo en Europa es difícil, labrarse un espacio es difícil y se está logrando tras unos cinco años de trabajo intenso, sacrificando una cantidad de cosas, teniendo que estar lejos de mis afectos, pero yo esto lo vivo como una pasión. No puedo dejar pasar un día sin pensar en fotografía”, agrega.

Rodríguez admite que le encantaría volver a vivir a Uruguay pero que es muy difícil no solo por los costos de los pasajes al resto del mundo sino por la falta de mercado. “Los medios no valoran los proyectos de largo aliento y no te lo van a pagar. Estamos muy atrasados, no le damos la verdadera importancia que tiene a la imagen, hablo de profundizar los temas y para eso se requiere tiempo. No sé por qué razón no hay interés. Son muy poquitos los fotógrafos que hacen proyectos personales, pero con un gran esfuerzo”.

Fotografiando el mundo

Con una madre enfermera que trabajaba durante jornadas extenuantes para mantener a su familia, Rodríguez fue criado por su abuela y fue ella quien incentivó su parte artística. Durante ocho años asistió a clases de pintura y con posterioridad exploró diferentes modalidades creativas como el diseño de moda, el periodismo, la escultura, la cerámica, la filmación y el teatro hasta que se encontró con la fotografía. “Me cautivó por la inmediatez, soy muy impaciente”, sostiene.

Fue en 2006, mientras trabajaba en El Observador, que Rodríguez decidió partir a Líbano. “Allí me di cuenta de que no era lo que quería, que no estaba relacionado con mi vida personal ni con mis motivaciones. Es lógico que un fotógrafo de Estados Unidos cubra guerras porque son guerreros, pero Uruguay no tiene un pasado bélico, salvo situaciones tristes como la dictadura. Me acuerdo una experiencia que tuve en el sur del Líbano, estaban enterrando unos soldados de Hezbollah y una mujer me preguntó ‘¿por qué has venido de tan lejos a fotografiar nuestro sufrimiento?’ Esa pregunta me hizo dar cuenta de que no tenía mucho sentido lo que yo estaba haciendo ahí. Después volví y estuve dos meses fotografiando a las mujeres de Hezbollah en el contexto de la sociedad libanesa, pero desde otra profundidad”, comenta Rodríguez, quien fue detenido durante varias horas por la milicia islamista, la cual sospechaba que él fuera en realidad un agente israelí.

Los años subsiguientes Rodríguez continuó trabajando el tema de la mujer. “Mis grandes inspiraciones son mujeres, mujeres fotógrafas, es mucho más sutil y elegante su forma de mirar, tiene más compasión”, añade y enumera una lista de preferencias entre las que se encuentran Cristina García Rodero, Adriana Lestido y Mary Ellen Mark, fotógrafa que inspiró su trabajo en Vietnam, país en el que vivió casi un año en distintos períodos.

De ese viaje Rodríguez aprendió, entre otras cosas, la imposibilidad de no involucrarse con las personas que está retratando. “Lo decía Kapuściński, que cuando intentas describir de firma sincera la situación de otra persona y demuestras un interés, es ahí cuando tu trabajo cobra otro sentido. No creo en la objetividad, mis imágenes están cargadas de subjetividad, porque yo vivo con ellos, vivo sus vidas, sufro lo que ellos están sufriendo”, explica.

Cuando termine San José Foto, Rodríguez planea continuar con su proyecto de embarazo adolescente. “El año pasado un informe de la OEA (Organización de los Estados Americanos) dijo que la región del mundo donde crecen más los embarazos en adolescentes es en Latinoamérica. Hay estimaciones de que se van a superar los índices que hoy día tienen algunos países de África, como Sudán. Y es una temática que me interesa porque para cambiar esto hacen falta políticas a largo plazo, más profundas. (...) En determinados contextos socioculturales ser madre tiene otra connotación y hay que decirle a las niñas, que su proyecto de vida puede ser otro. No es un tema de educación sexual, sino social y cultural en el que las niñas de 13 años cuando pasan a ser madres adquieren otro estatus, son más respetadas dentro de su comunidad”, sostiene Rodríguez, dejando ver cómo la fotografía es no solo una búsqueda personal de respuestas, sino un documento hacia una reflexión y un cambio social.

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