"Fernando se murió trabajando". La frase pertenece a Elena, una vecina del barrio Malvín, pero representa la opinión de quienes viven en la zona donde el miércoles 19 por la noche un
policía fue asesinado de siete disparos en lo que el
Ministerio del Interior considera un intento de rapiña.
Ayer por la tarde, Elena conversaba sobre el episodio con Carlos, otro vecino que vive a dos cuadras. El comentario generalizado durante todo el día por parte de los vecinos que viven cerca de la calle Candelaria esquina Asamblea, donde ocurrió el
homicidio de Fernando Cortéz, era que el hombre custodiaba durante siete horas diarias un spa donde trabajaba su pareja.
"Acá lo conocíamos todos. Era un referente de seguridad de la zona. Salíamos de nuestras casas y lo veíamos", cuenta Elena a El Observador. Frente a su casa vive y trabaja Fabiana, la peluquera del barrio, quien no sale del asombro de haber visto herido de muerte al policía al que saludaba cada tarde. Sobre la hora 20.25 del miércoles, Fabiana escuchó un disparo que retumbó en las paredes de su casa. "Yo estaba hablando con mi hermana por teléfono, escuché el disparo y empecé a sentir gritos desesperados de una mujer que pedía socorro", relata mientras le sigue lavando la cabeza a una clienta con la que la muerte del policía también fue tema de conversación.
A ese disparo le siguieron un tiroteo, sirenas, luces de patrulleros y de una ambulancia en donde intentaron reanimar al hombre, que terminó siendo trasladado al hospital Policial, donde murió.
Fabiana y Elena hablan del policía con cariño. Lo conocían desde hacía tiempo y lo veían a diario. A veces se lo cruzaban en la misma esquina donde fue tiroteado, tomando mate y comiendo bizcochos con otros de sus compañeros policías, que estaban en su tiempo libre.
Con el mismo cariño lo recuerdan en el spa donde trabaja su pareja. En la empresa sostienen que el policía llegó a trabajar como 222 del local hasta que el servicio se terminó y siguió relacionado por su pareja, a la que iba a buscar todos los días. A la mujer la conoció en el spa.
Distinta es la versión que manejan los vecinos, quienes aseguran a viva voz que el hombre seguía cumpliendo funciones de custodio particular. "Por eso nos duele que el spa esté abierto hoy", dice Elena y Carlos asiente con la cabeza. La propuesta de cerrar por el día de ayer en señal de duelo se manejó en la empresa, pero se resolvió que era mejor que estuviera abierto. Solamente cortaron la jornada a mitad de la tarde para ir al velorio del policía.
Fuentes del Ministerio del Interior indicaron a El Observador que no tienen información de que Cortez trabajara como seguridad privado, una práctica prohibida para un policía en actividad y que es sancionada. Las fuentes agregaron que siempre se lo consideró un efectivo con una carrera "intachable". El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, dijo en entrevista con el programa En Perspectiva que Cortez había sido ascendido luego de colaborar en el esclarecimiento del homicidio de la exesposa del fiscal de Corte, Jorge Díaz en febrero de 2016. El ministro calificó la situación de "lamentable" y "paradójica".
Los hechos
Según información del Ministerio del Interior, Cortez estaba en su día libre como policía del área de investigaciones de zona 2 y llegó en su auto a buscar a su pareja, junto a un amigo. Mientras esperaban, dos hombres se acercaron al auto y apuntaron al acompañante con un arma. "Tirate al piso o te mato", le gritó uno, al tiempo que abrió la puerta del lado de Cortez. "Bajate del auto porque te quemo. Bajate y dame todo", le gritó mientras lo apuntaba.
El policía demoró unos segundos porque atinó a agarrar el arma de reglamento que tenía entre los dos asientos. Uno de los delincuentes escuchó un ruido. "¿Qué tenes ahí?", le preguntó y, sin que le diera tiempo a responder comenzó a gritar: "¡Es policía, es policía!". Al llegar a la conclusión de que no estaba robando a un civil, le disparó. Cortez no había llegado a bajarse del auto cuando comenzaron a dispararle.
Dos policías del departamento de Bus Seguro pasaron por el lugar en un ómnibus y le pidieron al chofer que los dejara bajar. Cuando entendieron lo que sucedía, comenzaron a tirotearse con los delincuentes. Fabiana, la peluquera, miraba la escena por la ventana de su casa pero al ver el tiroteo bajó la persiana y se escondió. "Vi que quedaron muchos autos llenos de tiros", cuenta.
Ahora, la Dirección de Información Táctica de Jefatura de Montevideo está tras los rastros de dos hombres como principales sospechosos del asesinato del policía, al que los vecinos de Asamblea y Candelaria conocían como el "custodio" del spa.