Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > CINE

¿La nueva Rápido y Furioso vale la pena?

Rápidos y furiosos 8 tiene todo lo que buscan sus fanáticos, y ofrece dos horas de entretenimiento puro y duro, aunque irregular
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12 de abril de 2017 a las 05:00
En ocasiones, el cine busca llamar la atención sobre temas críticos, denunciar injusticias, obligar a la reflexión, crear mundos de ilusión o plantear graves dilemas morales al espectador. Otras veces, solo pretende entretener. Eso es lo que busca Rápidos y furiosos 8, la entrega más reciente de la multimillonaria franquicia a la que ahora le restan solamente dos películas para finalizar (o eso dicen los implicados) y que se estrena hoy en salas de cine uruguayas.

Con su trama irregular, algunos giros previsibles y caras nuevas que cumplen su rol pero sin proponer algo nuevo, esta nueva entrega no ofrece nada más que dos horas de espectáculo. Pero eso no está nada mal.

En sus orígenes, la saga trataba sobre carreras callejeras de autos, con un subtexto policial para darle sustancia y algo que hacer a los protagonistas entre picada y picada. El comienzo de esta octava película remite a ese origen, mostrando la luna de miel de Dominic Toretto (Vin Diesel) y Letty (Michelle Rodríguez) en Cuba, donde el primero se ve involucrado en una carrera por La Habana para ayudar a un primo en apuros.

Pero luego la saga derivó hacia una mezcla de serie de espionaje, filme bélico y acrobacias con vehículos, y todo el resto de la película sigue esa tónica, que tanto rédito económico le ha dado a la franquicia, como prueba el constante crecimiento en taquilla desde el cuarto largometraje en adelante cuando se produjo el cambio de dirección narrativa.

En este caso, una hacker llamada Cipher (interpretada por Charlize Theron) aparece de la nada y chantajea a Dominic para que se oponga a su "familia" y a las autoridades, y la ayude a robar un pulso electromagnético y una serie de códigos nucleares para tomar al mundo entero de rehén. Nunca queda muy clara la causa de su accionar, más allá de "es la mala y tiene que hacer cosas malas", si bien el paso al lado oscuro de Toretto tiene mucho sentido una vez que se revela la razón.

Esto forzará al resto del equipo, que además sigue lidiando con la retirada de Brian O'Conner (el fallecido Paul Walker) a unirse con un viejo enemigo, Deckard Shaw, el villano de la séptima entrega encarnado por el inglés Jason Statham, que tiene en su poder los momentos más entretenidos y graciosos de la película, fundamentalmente concentrados en el tercer acto.

A los talentos del equipo de choferes se suma, por un lado, el poder físico del agente Luke Hobbs (Dwayne Johnson), que prácticamente es un superhéroe a esta altura de la saga, incluyendo escenas en las que las balas de goma le rebotan del cuerpo y otra en la que saca su cuerpo de un vehículo para redirigir con sus propias manos un torpedo.

Por otro lado, el grupo recibe el aporte de viejos y nuevos aliados, y entre todos generan varios momentos de entretenimiento de alta velocidad, pero que rayan lo absurdo.

A Rápido y furioso no puede achacársele falta de originalidad, pero las leyes de la gravedad, la física y todas las ciencias posibles son atropelladas en favor de la espectacularidad. Los mejores momentos de la película son aquellos que al verlos generan incredulidad y hasta risa por lo imposible, pero que con el correr de la saga ya se han llegado a aceptar como parte de la identidad de la serie.

Con una aventura que recorre el planeta entero (ver apunte al final) y secuencias que logran estar a la altura de los momentos más asombrosos de películas anteriores –incluyendo una estampida de vehículos que se conducen solos (y que remiten a películas de zombies) y un duelo entre un grupo de vehículos y un submarino nuclear ruso–, Rápidos y Furiosos 8 es una oportunidad fantástica para descansar frente a una pantalla durante dos horas y dejarse llevar por lo ridículo, pero definitivamente divertido del asunto. Eso sí, el 3D no le aporta nada especial a la película, por lo que no se hace obligatoria su visualización en ese formato.

Y el hecho de que la película sea simplemente entretenimiento no impedirá que recaude fortunas en cines de todo el mundo (de hecho en Uruguay y Argentina no se estrenan más películas esta semana, seguramente previendo que la competencia es inútil) y que pueda ser disfrutada con un vaso gigante de refresco y una abundante dosis de pop.

Escenarios

Cuba. Rápidos y furiosos 8 se promocionó como la primera película estadounidense en ser filmada en Cuba, algo que fue posible después de la recomposición de relaciones entre ambos países.

Nueva York. Luego de entregas ambientadas en Los Ángeles y Miami, la Gran Manzana es la tercera gran ciudad estadounidense en ser escenario de la saga.

Islandia. La isla nórdica fue utilizada para simular escenas que ocurren en el norte de Rusia. Allí se filmó una de las explosiones más grandes del cine.

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