Las primeras noticias de la decisión de Ecolart de reestructurar la planta de producción de lácteos, lo que podía incluir el cierre de la fábrica, llegó en octubre de 2014. Desde entonces la población empezó poco a poco a preocuparse por el futuro de la ciudad y su economía. Es que no son pocos los pueblos del interior que se vieron a fectados por el cierre de grandes industrias y dos de su ciudades vecinas, Rosario y Juan Lacaze, con el cierre de Fanaesa en el primer caso y de Campomar en el segundo, ya supieron pasar por esa situación
Y no es la primera vez que una industria reconocida por el ministro de Trabajo como la “principal fuente de la localidad”, deja en vilo y a gran parte de los trabajadores de una ciudad. Es más, ese es uno de los principales motivos que llevaron a muchos pueblos de campaña a quedar prácticamente en el olvido. Es por ejemplo el caso de Valentines, ubicado entre Treinta y Tres y Florida, que sufrió el abandono de industrias como un aserradero que se instalaría en un predio de AFE y daría trabajo a 60 de los 217 habitantes que tenía en 2009.
Otro de los casos fue el de Empalme Olmos, en Canelones, con la empresa Metzen y Sena. La fábrica estuvo parada desde 2009 y pudo recuperar sus actividades recién cuatro años más tarde gracias a un préstamo del Fondo de Desarrollo (Fondes).
La maderera Urupanel, instalada en Tacuarembó, también enfrentó el cierre y el desconcierto ante el futuro laboral. En julio del año pasado, y ante la salida de los inversores ecuatorianos, 420 personas quedaron sin trabajo. Actualmente, con nuevos inversores chilenos, se prevé utilizar 80 de esos 420 empleados para retomar la actividades en forma parcial.
Lo que pasó en Ecolat
En primer lugar, Ecolat planteaba la realización de una reestructura, que implicaba dejar fijos a poco más de 100 trabajadores de los 400 que tenía la planta, como forma de poder seguir funcionando. Según explicó a El Observador TV el ministro de Trabajo, Nelson Loustaunau, los problemas en la empresa se venían dando desde hace dos años ya que el valor de la leche en polvo bajó y produjo una modificación en el negocio. A fines de 2014, la empresa comenzó a tener negociaciones con el Ministerio de Trabajo y con laFederación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) por lo que se había llgado a un acuerdo de enviar trabajadores a seguro de paro en forma rotativa: se enviaría a 100 durante dos meses, luego volverían a la empresa y saldrían otros 100. Pero el 4 de febrero comenzaron a llegar los primeros telegramas de despido y unos días más tarde un comunicado anunciando el cierre de actividades de la empresa tomó a todos por sorpresa. Decisión que Loustaunau calificó como “demasiado acelerada e intempestiva” y que deja a Nueva Helvecia ante una situación “compleja y delicada”.
La empresa publicó ayer en la prensa un comunicado con los motivos del cierre e hizo público también un listado con los trabajadores a despedir. Los primeros telegramas comenzaron a llegar en el correr de la tarde.
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