La vaca sale del CTI

Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

El sector lácteo ingresa en su mes más importante: en octubre es cuando se debe dar la mayor producción anual, la que se concreta a menor costo por litro y que permitirá empezar a enfrentar pasivos que dejaron tres años adversos. La producción viene en ascenso, hay abundancia de pasturas y firmeza en el mercado internacional. De todos modos, para pequeños y medianos productores y pequeñas y medianas industrias una alta producción esta primavera no parece suficiente para compensar la adversidad de años anteriores. La apuesta a producir, complementar pasturas con granos y sales minerales debe competir con obligaciones financieras asumidas para sobrevivir en años adversos.

El precio se ha estabilizado en el entorno de los 35 centavos de dólar y el costo se ubica cerca de los 30 centavos. Se ha vuelto a los números positivos, antes del pago de deuda al menos y a nivel primario. A nivel industrial es claro el esfuerzo por transferir el mayor precio posible a los productores, que reciben 35 centavos frente a US$ 3,1 por kilo que tiene por precio la leche en polvo, una relación que habitualmente es más pareja, en torno a 10/1. Si el precio de la leche siguiera la relación histórica y se pagara a 31 centavos, la gran mayoría de los tambos colapsaría.

La producción se ha ido recuperando en Uruguay y desde el mercado internacional surgen dos datos interesantes: China sigue comprando y por otro lado se ha despertado una fiebre por los productos grasos que han salido del ostracismo de los dietistas y nutricionistas. No hay manteca que alcance.
Así, el precio de la manteca se ha disparado, es el mayor desde que se llevan registros y vale casi el doble que la carne que exporta Uruguay. La manteca, meramente grasa, supera los US$ 6.000 por tonelada, mientras Uruguay está exportando su carne a US$ 3.500.


La avidez por grasa es tal que se descrema mucha leche, lo que genera una diferencia inédita entre la leche en polvo entera, con precio estable, y la leche en polvo descremada, muy abundante y con precio por lo tanto en baja. Mucha leche se “descrema” y la leche que mantiene la grasa mantiene valores firmes, estables y que empiezan a ser un estímulo para la producción en todo el mundo.

Por otro lado, China sigue creciendo en sus importaciones a más de 10% por año y se lleva así los excedentes de Oceanía y la Unión Europea, a la vez que sostiene en gran medida los precios globales. Rabobank mantiene una estimación de 20% de crecimiento en las compras de las que Uruguay participa solo lateralmente.

Desde la oferta también hay buenas razones por las que los precios han sostenido su firmeza. Luego de tres años adversos la recuperación de la producción demora. Por ahora es escasa la reacción que ha tenido la producción de los países clave: Nueva Zelanda, Europa y China no han aumentado la oferta en forma marcada. Los neozelandeses por un invierno extremadamente lluvioso, los chinos porque su rodeo se achica y los europeos porque a pesar de la salida del régimen de cuotas tienen una producción relativamente estable. En EEUU el aumento de la producción ha sido absorbido en gran medida por un consumo interno firme.


De modo que el precio de la manteca exportada por Uruguay en agosto fue el mayor desde que hay registros, pero es muy alto en todo el mundo, prácticamente el doble del que tenía hace un año. En el resto de los lácteos predomina una aceptable estabilidad, equidistante de los precios de las situaciones de auge y de la depresión de 2015 y primer semestre de 2016. Los precios de exportación de la leche en polvo de Uruguay han bajado en los últimos meses, el mercado brasileño para los quesos también ha bajado sus precios y muchos industriales entienden poco sostenible el actual precio de la leche sumamente estable en torno a los $ 10 por litro. Se extraña además la época en que Venezuela era un país normal y compraba quesos en forma estable.

Para los productores cualquier reducción en el precio sería inaceptable, porque vienen de la paliza del ciclo de bajos precios, que con los costos de Uruguay deja un saldo financiero muy difícil de levantar, pero que es factible que en estos meses de primavera empiece a ser amortiguado. La producción en julio ya mostró una recuperación importante y la disponibilidad abundante de pasturas y granos a precio accesibles permite mantener moderados los costos de alimentación.

En el exterior todo es estabilidad, y seguramente en un nivel de precios que en general es deseable que se mantenga. Precios más altos traen una caída de la demanda que luego provoca bajas desestabilizadoras. Precios estables en estos niveles, altos pero no exorbitantes a excepción de la manteca, pueden llegar a sostenerse y así dar perspectivas as los productores.

La estabilidad de los precios internacionales

No deja de ser llamativo lo estables que han estado los principales precios en los remates de Fonterra. El precio promedio de todos los lácteos exportados lleva seis remates consecutivos sin salir de entre los US$ 3.300 y los US$ 3.400 por tonelada. El precio de la leche en polvo entera, producto principal para la industria local, también lleva seis remates entre US$ 3.100 y US$ 3.200. La manteca en el último remate cotizó a US$ 6.026, el precio más alto de la historia, más que duplicando las referencias del primer semestre de 2016. Los quesos se vienen moviendo en un rango algo más amplio, entre US$ 3.900 y US$ 4.200.

Con esta lógica de estabilidad habrá una recuperación moderada de la producción en Nueva Zelanda, que en 2018 debe superar en 3% a lo que será un mediocre 2017, que sigue a los años de desestímulo en 2015 y 2016.

Australia tampoco logra recuperar su producción, a pesar de que no ha habido restricciones climáticas para la producción. De modo que en el mundo hay un hueco bastante persistente en la oferta.
La oferta de la Unión Europea parece bastante rígida, ya que a la industria le resulta difícil exportar.

Y desde la demanda, la suba de precio del petróleo ha estado habitualmente asociado a los precios de la leche en polvo.

Los importadores petroleros van logrando una mejor facturación. Y de modo más general, la suba del petróleo es indicador de que la economía mundial sigue recuperándose.

En Uruguay las empresas lecheras que soportaron los años malos en producción y precios se aprestan a cosechar el beneficio de una producción en aumento, tal como harán otros países del mundo y con la relativa tranquilidad de un precio estable. Fonterra por ejemplo, espera que la firmeza de precios persista por lo que queda de este año.

Uruguay tiene el beneficio de tener una competencia menguada de Argentina, otrora fuerte exportador, dañado en su sector lechero por varios factores, entre ellos las persistentes inundaciones.

Cuánto persista el auge de la demanda por grasas, hasta dónde persista el muy alto precio de la manteca, es un factor clave que implica una transformación de la percepción del público respecto a los lípidos y su impacto sobre la salud. En ese sentido la mayor confianza de los consumidores en las grasas tiene implicancias que exceden la lógica de un sector: tanto en carne como en lácteos las grasas producidas en base a pasturas, no saturadas, no tienen por qué considerarse un riesgo para la salud.

Es posible que deba cambiar toda la lógica de la producción lechera en la que se pensaba que había que enfocar más a la proteína que a las grasas.

Ahora el valor de la grasa supera con holgura el de las proteínas y tal vez esto significa un cambio que llega hasta los criterios de selección genética, que pueden quedar bajo revisión.

Mientras, las industrias que no logran por ahora un repunte en su facturación por exportaciones esperan que Brasil no cuotifique, se recupere y que el repunte de los productores les traiga un oxígeno que precisan con urgencia.

La producción ya está respondiendo

Este año habrá una recuperación importante de la producción de leche en Uruguay. Desde más de 2.000 millones la producción cayó en forma persistente, pero se recupera, posiblemente para cerrar el año entre 1.800 y 1.900 millones de litros.

La abundancia forrajera dará un envión adicional al que proporciona un entorno estable de precios que vuelve a permitir trabajar con números positivos.

De esa manera, la producción anual se ubicará tal vez cerca de los 1.900 millones de litros, con un crecimiento de aproximadamente 8%. Compensará parcialmente la fuerte caída de la producción de 2016, cuando bajó 11%.

La producción lechera de Uruguay y las exportaciones crecieron en forma persistente entre 2010 y 2014. Tras una fuerte caída, retoman el impulso. Cuánto persista el crecimiento dependerá de que se sostengan los actuales precios, se de algún oxígeno a los productores que arrastran un fuerte endeudamiento luego de años en que los precios cayeron por debajo de los costos de producción y se den señales de baja de costos que den una mejor perspectiva de mediano plazo.

El objetivo debe ser consolidar una base de 2.000 millones de litros y explorar cuánto puede seguir incrementándose. Un acuerdo de libre comercio con China quitaría todo techo a la producción local, algo que ya saben bien en Oceanía.