El director indio M. Night Shyamalan convirtió en una marca registrada de su filmografía los giros sorpresivos. Su primera película importante, Sexto sentido (1999), le dejó a la cultura popular la frase: "Veo gente muerta", susurrada por el niño actor Haley Joel Osment. Pero el mayor legado fue la sorpresa de que el personaje de Bruce Willis estaba muerto desde un principio.
Luego de esta exitosa película, el realizador generó otros filmes con finales sorpresivos. Algunas de esas resoluciones son buenas (La aldea), otras no tanto (Unbreakable, más allá de que la película en sí no es mala). Luego dejó de utilizar este recurso, comenzando con La dama en el agua, película de 2006 protagonizada por Paul Giamatti, inspirada en una historia infantil creada por el director.
El abandono de lo que sus detractores señalan como su "único truco" vino acompañado de sus trabajos peor recibidos por la crítica, como El fin de los tiempos, El último maestro del aire y After Earth.
El estreno esta semana en Uruguay de Los huéspedes trajo de vuelta tanto las revelaciones sorpresivas a los finales de las películas de Shyamalan como un retorno a la buena forma de sus filmes, y es la primera desde Señales (2002) en recibir buenas reseñas.
Los huéspedes también es un cambio en el sentido de que es una producción a menor escala que los últimos trabajos del director. Se trata de la historia de dos adolescentes que viajan a visitar a sus abuelos, a quienes nunca vieron. El comportamiento de los ancianos se va haciendo cada vez más extraño con el paso de los días, lo que abre el camino a la sorpresa del final.
Esta es la incorporación más reciente a la lista de sorpresas del director. El más famoso es el citado de Sexto sentido, pero también abarca La aldea (en realidad la historia no transcurre en el siglo XIX, sino en el presente y la aldea del título es un refugio de la modernidad para un grupo de personas), Unbreakable (quien ayudaba al protagonista es en realidad un villano) y Señales (hay una revelación sobre cómo derrotar a los extraterrestres que invaden la Tierra).
Shyamalan no se considera el responsable o creador del cambio sorpresivo, aunque sí está extendida la visión de que el indio es una referencia de esa estructura. Entre algunos ejemplos de filmes que han establecido el giro narrativo están Psicosis y El planeta de los simios, según cita el propio director indio.
Quizá uno de los giros clásicos sea el de El ciudadano, en el que se revela al final que la misteriosa palabra Rosebud, era en realidad el trineo que Charles Kane poseía de niño. Y están los mencionados por Shyamalan: el planeta de los simios es en realidad la Tierra y el asesino de Psicosis es en verdad Norman Bates y no su madre, a quien mató mucho tiempo atrás.
Desde entonces, películas como Pecados capitales, El club de la pelea o incluso la reciente El regalo (que se estrena en Uruguay el 3 de diciembre) han sabido utilizar con éxito este recurso.
Claro, dichas sorpresas son efectivas en una primera instancia, pero con el tiempo el estupor se hace conocido y pierde fuerza. Hoy es sabido que Darth Vader es el padre de Luke Skywalker, pero en 1980, cuando se estrenó El Imperio contraataca, fue un shock.
Algo similar sucede con el cine de Shyamalan: al principio sus giros llamaban la atención, pero, después de un tiempo, el público ya sabía que iba a haber un giro, y pasa más tiempo esperando eso que concentrado en la película. O al menos eso es lo que considera el director, según una entrevista brindada al portal de espectáculos Collider.Inicio de sesión
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