Luis y César controlan el crecimiento de un roble

Agro > Media hectárea

Madera, miel y forraje en un área pequeña

Un artesano plantó robles, tiene 10 colmenas y cultiva avena y alfalfa
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29 de diciembre de 2011 a las 15:58

Producir más de un rubro, aunque se disponga de un área muy reducida, es posible. Lo demuestra César, un artesano que vive en Juanicó, Canelones, en una chacra que tiene apenas media hectárea y con apenas 3.000 m2 de campo aptos para explotaciones productivas.

Además de diseñar y elaborar artesanías que comercializa básicamente en los balnearios del Este, César cultiva robles, plantó avena y plantará alfalfa y hace apicultura en un predio que adquirió hace ocho años para afincarse con su familia lo suficientemente lejos del caos ciudadano.

Su ocupación productiva más antigua es la apicultura. Tras alcanzar un gran volumen de colmenas en producción puso el freno y se quedó con 10, para producir por placer y el autoconsumo y porque no estaban dadas las condiciones de mercado ni personales como para evolucionar hacia una empresa de mayor porte.

En relación a los robles, justo cuando debía decidir en qué utilizar en forma rentable esa pequeña área de campo a la que había accedido (además de ubicar allí las colmenas) vio un comercial por TV que publicitaba las ventajas de plantar robles. Se asesoró y plantó 300 unidades en mayo de 2011.

Entre los robles sembró avena, para producción de forraje y contribuir al control de malezas y ya hizo un corte que en vez de comercializarlo dejó en el suelo “para alimentar la tierra”.

César explicó a El Observador Agropecuario que en su chacra, que se llama “La Piquera”, plantó robles “para agregarle valor y mejorar la estética de un campo que antes estaba sucio”.

Los robles que plantó en mayo estarán aptos para ser aserrados en 14 años. Pero mucho antes de cosechar y comercializar una madera que se cotiza muy bien en el mercado llegará el día que ya no se pueda plantar allí mismo avena o alfalfa, por el tamaño de los árboles, no obstante ese hueco productivo lo cubrirá la producción de bellotas y trufas que los árboles de roble generarán desde 2016.

La avena anduvo muy bien, pero es más que probable que en el otoño César pegue un cambio y opte por sembrar alfalfa, que tiene buena demanda y permite al menos tres cortes por año (depende del volumen de lluvias).

En una sinergia interesante, producir alfalfa ambientará la existencia de flores muy apreciadas por las abejas y especialmente en el marco de una producción de miel 100% natural.

César compró los robles en el Vivero Imperio Verde ([email protected]), de Luis López y Ana Laura Sastre, ubicado en Carrasco, una empresa familia que desde 2001 se diferenció por producir esa especie.

Los plantines se entregan en otoño –cuando conviene plantar– con 50 cms a 1 metro, en maceta, garantidos, con carpeta técnica y asesoramiento técnico gratuito.

El roble produce madera, pero también bellotas y trufas. Es muy aconsejado para silvopastoreo, pues da una excelente sombra y abrigo para vacunos, lanares, equinos, porcinos y otros animales. Es de crecimiento veloz, muy rústico (se puede plantar en todo el país) y sano, embellece el paisaje y genera madera de máxima calidad y alto costo, utilizada en barrilería, pisos, mueblos finos y astilleros.

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