A través del desierto cientos de civiles huyen a diario de los combates en Mosul entre fuerzas iraquíes y los yihadistas del grupo
Estado Islámico (EI), sumándose a los miles que ya han dejado la segunda ciudad del país. Las fuerzas iraquíes conquistaron a finales de enero la parte oriental de Mosul, tres meses después del lanzamiento de una amplia ofensiva para reconquistar el último feudo del EI en Irak.
A pesar del avance de las tropas iraquíes, aún queda por reconquistar la parte occidental de Mosul, lo que augura duros combates y el temor de la población civil a quedar atrapada en medio de los contendientes. "Salimos a las cinco de la mañana. Al principio corrimos porque teníamos miedo de los disparos" del EI, relata Baidaa, joven de 18 años que lleva a su hija en brazos.
La joven relata el infierno vivido en los barrios occidentales, al llegar a la zona controlada por el ejército. Los yihadistas "nos tendieron una trampa y no querían que nos fuéramos" dice la mujer, muy cansada tras varias horas de marcha.
Por su parte, Fawzia Mohammed, joven madre de 16 años que acaba de huir de Mosul-oeste, cuenta que "los últimos días fueron terribles". "Estábamos atrapados en el interior debido a los combates y no teníamos comida", dice. Tanto ella como Baidaa han sido testigos de la crueldad del EI. "Las mujeres deben cubrirse totalmente, y no pueden salir a la calle si no están acompañadas. Las normas son muy duras", recuerda Baidaa.
"Desde esta mañana hemos contabilizado unos 300 iraquíes –mujeres, hombres y niños– que huyen de las zonas de combate en Mosul" indicó a la AFP el general Salman Hachem, de las fuerzas de élite del contraterrorismo (CTS).
"Pero llegan más. Los pararemos en un control. Cacheamos a los hombres y verificamos su identidad en una
base de datos" para certificar que no son miembros del EI, dice. Durante ese tiempo, las fuerzas iraqíes distribuyen
agua y comida a las mujeres y los niños sentados en lonas colocadas en el suelo. Al menos 16.000 personas habrían sido ya desplazadas.