Gabriel Pereyra

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Columnista

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Milvana, Mariana, la cocaína y una de policías y bandidos

El delito y su combate pueden generar efectos rebote que ni el más imaginativo novelista podría prever
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24 de junio de 2015 a las 11:51

Los casos policiales, sobre todo cuando son complejos, generan preguntas. Están las preguntas del que pregunta sabiendo, las preguntas del que pregunta ignorando, y las preguntas del que cree saber y por eso ignora que ignora. Los casos policiales, sobre todo cuando son complejos, generan morbo, a veces fogoneado, queriéndolo o sin querer, por los medios de comunicación. Casos como el secuestro de la doctora Milvana Salomone provocan la atracción de multitudes, una legión de policías frustrados haciendo especulaciones por las redes y las redes reaccionando a veces con odio, a veces con amor. Y están las vueltas del destino.

Milvana y Mariana

¿Cuánta gente conoce hoy a la doctora Milvana Salomone? ¿Y cuánta gente conoce a Mariana Denis? ¿Y qué une de alguna forma a Mariana con Milvana? Hace nueve años el ex policía Edgardo Moreira desapareció de los lugares que frecuentaba. Moreira había estado involucrado en la muerte del militar Walter Carmona, que a su vez había estado involucrado en la muerte del empresario Luis González, que a su vez había estado involucrado en una serie de delitos económicos. Un día, dos delincuentes que estaban presos en la cárcel del Tacoma (de baja seguridad), contactaron a sicarios y convocaron a la mujer de Moreira, Mariana Denis, a un punto en las inmediaciones de Soca. La mujer tenía que llevar dinero para un rescate. En el lugar la esperaban dos sicarios. La hicieron arrodillar y le dieron dos escopetazos en la cabeza. ¿Quién se acuerda de Mariana Denis? ¿Qué une de alguna forma a Mariana con Milvana? Están las preguntas del que pregunta sabiendo, las preguntas del que pregunta ignorando, y las preguntas del que cree saber y por eso ignora que ignora.

De María y su socio

Uno de los presos del Tacoma que organizó la muerte de Denis fue el ex policía Washington de María, que cumplía una condena de 30 años por la muerte del empresario González. Hace unos años, entré al penal de Libertad con una colega para entrevistarme con De María. El ex policía caminaba por la celda y puteaba. Caminaba, puteaba y trataba de traidor a su compinche en el asesinato de Denis. Había sido tan responsable como él pero un día pidió para hablar con un interrogador de la Policía y contó detalles que faltaban para armar el caso de Denis. Se trataba de esos detalles que no surgen de la investigación policial y que solo pueden aportar los delincuentes. Y no los aportan a cambio de nada. Cuando cantan piden algo. Su compinche le había pedido al interrogador mejores condiciones de reclusión a cambio de darle esos datos que permitirían llegar a los ejecutores materiales del asesinato. Por eso su cómplice estaba en ese momento disfrutando de las bondades que tenía Cárcel Central mientras que él, De María, el que se presumía más inteligente de la banda, sufría en el penal de Libertad. Por eso puteaba y trataba de traidor a su compinche que había defeccionado ante el interrogador policial. Ese compinche se llamaba, se llama, Gustavo Marcelo Lepere Medero, así, con los dos nombres y los dos apellidos, como nombran los policías a los delincuentes. El policía que lo interrogó se llamaba, se llama, Mario Layera.

Investigaciones

Durante la segunda Presidencia de Julio Sanguinetti (1995-2000) la Policía sufrió un dramático cambio en un área sensible que provocaría un efecto dominó sobre toda la fuerza. El gobierno colorado nombró como jefe de la Policía antidrogas a Roberto Rivero. El policía limpió la que se consideraba una de las áreas más corruptas de la fuerza, dejó de perseguir al pequeño consumidor y aplicó técnicas de investigación orientadas a las grandes organizaciones criminales. A partir de allí fue que comenzaron a aparecer en las noticias las incautaciones de cientos de kilos de marihuana y de cocaína. Rivero nombró como su mano derecha a un hombre que, al igual que él, provenía del interior: Mario Layera.

Desde entonces la Policía no solo actúa ante denuncia y frente a un delito en proceso sino que comenzó a meterse en el siempre complicado mundo de las interceptaciones telefónicas, no para cazar enemigos políticos sino bandas criminales, y a aplicar el seguimiento de personas a las que ya se tenía identificadas como responsables de un delito. Es una tarea que si no se hace con orden judicial puede traerle dolores de cabeza a un investigador que como funcionario público debe actuar ante un delito. ¿Qué es eso de que dejan llevar y traer drogas e incluso la dejan salir del país para que caiga en España? Si algunos procedimientos antidrogas hubiesen tenido encima la mirada de curiosos y de investigadores de ocasión, seguro habrían generado polémica. En general, las técnicas de investigación que apuntan a detener a toda una organización bajo riesgo de que se sigan cometiendo delitos durante su transcurso, no encajan bien con la exposición pública. Son técnicas de investigación que la Policía comenzó a aplicar con Rivero y que heredaría su sucesor en Drogas: Julio Guarteche. La gestión de Rivero al frente de Drogas lo llevó a ser director Nacional de Policía. Ese cargo lo ocupa hoy Guarteche.

Esas técnicas de investigación, consolidadas luego con los cursos y el apoyo que la DEA (agencia antidrogas de EEUU) comenzó a brindar al influjo de los resultados obtenidos, son similares a las aplicadas en el caso Salomone. Los delincuentes fueron detectados con anticipación pero, en este caso para preservar la vida de la secuestrada, se los dejó accionar. Así como se dejó vagar por la ciudad a uno de los cabecillas, Pedro Leone Echart, para ver con quien contactaba, antes de que fuera detenido sin violencia en un bar.

Cárcel Central

¿Por qué el jefe de Policía de Montevideo en persona interrogó a los jefes de la banda que secuestró a Salomone? Están las preguntas del que pregunta sabiendo, las preguntas del que pregunta ignorando, y las preguntas del que cree saber y por eso ignora que ignora. Mientras que De María puteaba contra Lepere en aquella fría celda de Libertad, su ex compinche, que luego de haber sido interrogado por Layera había logrado mejores condiciones de reclusión, conocía en Cárcel Central a un hombre que esperaba para ser extraditado a Italia por un homicidio: Pedro Leone Echart. Las carambolas de la vida, los meandros del bajo mundo: la muerte de una joven mujer hace nueve años y las técnicas de interrogación puestas al servicio de la Justicia por aclarar aquel crimen, provocaron un traslado que permitió a un preso conocer a otro con el que terminarían armando una banda para atentar contra otra mujer nueve años después. Aquel interrogador es hoy el jefe de Policía de Montevideo; los delincuentes siguen en el papel de delincuentes, ahora con más experiencia y un prontuario más pesado; en el lugar de la víctima, en vez de Mariana estuvo Milvana. Por suerte, Milvana pudo contar su peripecia, algo que Mariana no ¿Por qué ocurrió así? Están las preguntas del que pregunta sabiendo, las preguntas del que pregunta ignorando, y las preguntas del que cree saber y por eso ignora que ignora.

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