El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) prepara para los próximos días una serie de movilizaciones de su militancia para llevar a las calles la defensa de su líder, el expresidente Luiz Inácio
Lula da Silva, actual blanco de las investigaciones del caso Petrobras.
El presidente del PT, Rui Falcão, y el propio Lula –cuya casa y oficinas fueron registradas el viernes y fue conducido para declarar en una comisaría– hicieron un llamado a la militancia para salir a las calles y hacer frente a las "arbitrariedades" contra el partido y su líder.
Lula, después de un interrogatorio de tres horas ante la Policía Federal, manifestó que si la oposición quería enfrentarlo sería en "las calles", un escenario que dijo "conocer mejor que nadie" por su actividad como líder sindical en la década del setenta.
Las movilizaciones fueron la estrategia adoptada por el PT para arropar a su líder y defenderse del cerco que recae sobre el partido de gobierno, el más salpicado por los escándalos de
corrupción en Petrobras, que según las autoridades, sobrevaloraba contratos con las principales constructoras.
La estrategia se suma a los argumentos de defensa de Lula, quien hace énfasis en su inocencia por la acusación de un supuesto enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero proveniente de una red de corrupción.
Muchas personas pasaron la noche del viernes y la madrugada del sábado en las proximidades del apartamento de Lula, en el municipio de São Bernardo do Campo, en la región metropolitana de San Pablo, donde recibió la visita de la presidenta,
Dilma Rousseff.
El cerco de la Justicia permitió una nueva aproximación de Rousseff con los altos cuadros del PT, después de que un sector del partido criticó a la mandataria por el ajuste fiscal que ha puesto en marcha. Rousseff, según diarios locales, también se había distanciado del propio Lula, su padrino político.
Para los analistas, el llamado del PT para que su militancia salga a las calles también aviva la "polarización" entre las fuerzas políticas, con una oposición que presiona un juicio en el Congreso para destituir a Rousseff, por maquillar los informes contables de su gestión.
Movimientos contrarios al gobierno preparan para el 13 de marzo una nueva jornada de manifestaciones y dar apoyo a las investigaciones que enlodan la imagen del PT y de su líder.
Los mismos analistas apuntaron que, pese a la presión ejercida sobre Lula y su círculo más próximo, el exmandatario puede salir fortalecido en caso de no comprobarse su culpabilidad y su nombre tomaría cada vez más fuerza para convertirse en candidato oficial en los comicios de 2018.