Mujica defendió a Calloia y afirmó que le daría presidencia del BROU

Tres corderos, dos cochinillos y un cerdo se doraron ayer a las brasas en el Quincho de Varela para agasajar en el Día de los Trabajadores a un grupo heterogéneo cercano al expresidente José Mujica. Como cada 1º de Mayo, Sergio Varela, vecino y amigo del senador, recibió en su casa a 70 comensales, entre ellos, ministros, empresarios y diplomáticos. Esta vez, una delegación de japoneses se llevó los principales elogios de Mujica. Un diplomático nipón aprovechó la ocasión para fotografiar a las gallinas y perros que disfrutaban en el patio lo poco que caía de las mesas.

El expresidente, que en la mañana había presenciado desde la primera fila el acto del PIT-CNT en la plaza 1º de Mayo, tomó el micrófono en el Quincho de Varela antes de que los mozos sirvieran el postre. Mujica definió el encuentro como "una reunión exótica" y "un entrevero democrático como carne pa' chorizo". El senador comenzó aclarando que es "el dueño de casa el que convoca".

De todas maneras, aseguró que los presentes son sus "amigos" y destacó especialmente a un fiel asistente a los asados del 1º de Mayo, el economista Fernando Calloia, expresidente del Banco República (BROU) procesado sin prisión por abuso de funciones durante el gobierno de Mujica por tramitar un aval bancario en favor de la empresa Cosmo, que ofreció US$ 137 millones por siete aviones de la exaerolínea Pluna. "Me peleé varias veces y le pegué pero ha sido el mejor administrador del Banco República que hemos tenido por lo menos hasta donde me da el balero, por lo menos en los últimos 30 años", dijo Mujica a los pocos minutos de tomar el micrófono. "Si tuviera que elegir al presidente del BROU hoy, lo elijo a él; me paso por el forro todas las contradicciones del sistema político, me peleo con todo el sistema político", agregó el exmandatario.

Desde su mesa, Calloia respondía a los elogios con una sonrisa pero con el dedo índice en alto y oscilante en señal de que no aceptaría el cargo. La Suprema Corte de Justicia confirmó en julio del año pasado su procesamiento.

Junto a Calloia estaba la ingeniera agrónoma Silvia Naveiro, directora del BROU, que también recibió elogios de Mujica.

Acompañaron al exmandatario en su mesa la senadora Lucía Topolansky, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, la diputada Susana Pereyra, y el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla. También estuvieron presentes en el Quincho de Varela la ministra de Industria, Carolina Cosse; Diego Cánepa, exprosecretario de Presidencia; Eduardo Brenta, director de la Intendencia de Montevideo; y Ciro Ferreira, director del hospital de Tacuarembó. Además, participaron del evento el presidente de RedPagos, Bernardo Leis; integrantes de la empresa Cousa, que dirigen la aceitera de ese nombre; el presidente del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (Cambadu), Mario Menéndez; y el vidente Gerardo Calabrese. La embajadora de Japón, Keiko Tanaka, y el director diplomático de Japón para América Latina y el Caribe, Yasushi Takase, también disfrutaron de las carnes y el vino.

Este año faltaron algunos comensales recurrentes, entre ellos, el empresario Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebus, la empresaria Laetitia d'Arenberg y el ministro de Trabajo, Ernesto Murro.

A pesar de que el ministro Murro negó ayer que los trabajadores hayan perdido poder de compra, Mujica reconoció una pérdida de poder adquisitivo por "una retracción de la economía" que "tiende a afectar a los trabajadores".

"Me parece digno que los trabajadores peleen por mantener el poder adquisitivo de su salario. El PIT CNT está haciendo lo que tiene que hacer y el gobierno se estirará hasta donde pueda", dijo el expresidente a El Observador.

Otro de los reclamos del PIT CNT apuntó a los grandes supermercados que remarcan los precios. Sobre ese tema, Mujica propuso una "diferenciación impositiva severa". En concreto, el senador habló sobre la necesidad de "favorecer la pequeña superficie y el comercio familiar básico" con rebaja de impuestos pero admitió que "eso no es changa".