María Elena Zamorano vivió en el recital de Ricardo Arjona el miércoles en el Centenario una noche que nunca olvidará. Pero no porque estuviese enamorada de guatemanteco que la invitó a subir al escenario, sino porque con creatividad y tino consiguió su objetivo.
Tiene 37, nació en Chile pero vive hace 22 años en Uruguay. Como trabaja en una fábrica de carteles, hizo uno profesional, reflectivo de 1,20 por 0,80 metros. Sus compañeros de trabajo la ayudaron.
Su padre le regaló la entrada sin numerar por la que pagó $ 1.600 pesos y quedaba en el tercer anillo de la tribuna Olímpica.
"Como estaba tan lejos, aposté al cartel, que cada vez que pasaba el foco, se iluminaba", explicó la fanática.
Pero la creatividad también estuvo en inscripción elegida: "Porque puedo estoy aquí y yo me quedo hasta que me invites a subir".
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