Es probable que el primer día de clases, el próximo 6 de marzo, buena parte de los padres casi no perciban la llamada transformación curricular. Sus hijos seguirán asistiendo a una escuela con la misma infraestructura, con una maestra formada de la misma forma y en el mismo lugar, con programas sin cambios significativos, vestirán la misma túnica blanca y la moña azul, el himno estará acompañado por los abanderados electos con el mismo régimen, y los compañeritos de clase seguirán siendo la misma cantidad y del mismo contexto. Pero cuando reciban el primer boletín de calificaciones —desde hace unos años informatizado en la plataforma GURÍ— notarán algunos cambios.
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