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Al menos un muerto y veinte heridos en dos ataques con bombas en Jerusalén
Al menos una persona murió y otras veinte resultados heridas como consecuencia de los estallidos casi sincronizados de dos bombas, la primera en una parada de colectivos ubicada en al acceso occidental a Jerusalén, y la segunda en el asentamiento judío de Ramot, en el norte de la ciudad, según informaron las fuerzas de seguridad de Israel, que atribuyeron los ataques a la resistencia palestina.
Los estallidos se registraron horas después que las fuerzas israelíes mataran de un tiro en el pecho a un adolescente palestino de 16 años en la ciudad ocupada de Naplusa, en Cisjordania, y coinciden con la creciente tensión que se da desde enero, luego de meses de incursiones militares por parte de Tel Aviv, las que dejaron 200 palestinos muertos -entre ellos medio centenar de niños, según las autoridades palestinas-, en represalia por los 19 israelíes ultimados en atentados contra militares y colonos.
La creciente ola de violencia también coincide con el inminente arribo al poder del líder del Likud, el derechista Benjamin Netanyahu, quien tras ganar las elecciones generales mantiene conversaciones poselectroales con partidos ultranacionalistas y religiosos para intentar formar lo que se anticipa como el gobierno de Israel más opuesto a descolonización de Palestina en la historia del país.
Itamar Ben-Gvir, un diputado extremista que reclama la pena de muerte para los atacantes palestinos y que sería el ministro a cargo de la policía bajo el gobierno de Netanyahu, dijo que el ataque demuestra que el país necesita adoptar una postura más dura. "Debemos exigir un precio al terror", dijo en el lugar de la primera explosión. "Debemos volver a tener el control, restaurar la disuasión contra el terrorismo", agregó.
“Tenemos que renovar los asesinatos selectivos”, lanzó Ben-Gvir, en referencia al aumento de los ataques selectivos contra combatientes palestinos por parte del ejército israelí en la Cisjordania ocupada. La policía, por su parte, precisó que la víctima mortal de los ataques es un judío ortodoxo de 16 años residente de Jerusalén y estudiante en una escuela religiosa de la ciudad.
La jefa de la División de Operaciones de la Policía de Israel dijo que las bombas fueron detonadas a distancia y que eran artefactos de "alta calidad". En declaraciones a periodistas, la vicecomisaria Sigal Bar Zvi afirmó que, debido a la naturaleza de los ataques, la policía sospechaba que fueron cometidos por alguna organización, y no por una persona aislada.
Según reportó el diario The Times de Israel, una de las bombas estaba oculta detrás de una parada de colectivos y la otra en un arbusto, ambas cargadas con metralla. Hechos que el movimiento islamista palestino Hamas, que controla la Franja de Gaza, "saludó" sin reivindicarlos. Es el "precio de los crímenes y de las agresiones" contra el pueblo palestino, dijo Hamas en un comunicado.
"La operación en la ocupada ciudad de Jerusalén es una respuesta natural a la ocupación, a su terrorismo, a sus prácticas criminales contra el indefenso pueblo palestino y sus sitios sagrados", señala el comunicado en referencia a las 2.000 operaciones concretadas por el Ejército israelí en Cisjordania, incursiones que según advirtió Naciones Unidos (ONU) dejaron el balance más graves de los últimos siete años en términos de muertos, heridos y detenidos.
Por su parte, los observadores locales subrayan que las incursiones del ejército israelí y los asesinatos de palestinos en ciudades y pueblos de la Cisjordania ocupada se han incrementado en paralelo con los aumentos de los ataques armados palestinos y de los ataques de los colonos contra los palestinos.
Las mismas fuentes precisan que la situación ha empeorado desde que las fuerzas israelíes tomaron por asaltado Naplusa, en el norte de la Cisjordania ocupada, para asegurar la entrada de colonos israelíes al lugar sensible del Santuario de José, que se encuentra a un kilómetro del centro de la ciudad.
