Nacional > ENTREVISTA A RODRIGO ARIM

Arim quiere pruebas diagnósticas al ingreso de la Udelar para detectar dificultades en estudiantes

Afirmó que el Poder Ejecutivo debe hacerse cargo financieramente de la reforma del Hospital de Clínicas
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04 de septiembre de 2018 a las 05:01

Hace prácticamente un mes que Rodrigo Arim terminó su mandato como decano de la Facultad de Ciencias Económicas, lo que simultáneamente le implicó dejar su cargo como vicerrector de la Universidad de la República (Udelar).  En tanto, apenas 20 días corrieron desde que oficializó su candidatura al rectorado de la Universidad, carrera en la que competirá con el actual rector, Roberto Markarian. Su agenda programática prioriza la democratización del acceso a la educación terciaria, la lucha contra la desvinculación estudiantil, la reforma de la ley orgánica y la posibilidad de dar oportunidades a los jóvenes investigadores que quieren desarrollar su carrera académica en el país. Preocupado por la falta de recursos y el consecuente deterioro de la calidad educativa de la mayor casa de estudios del país, Arim afirma que “el país debería encender una alarma” porque se está corriendo “un riesgo muy importante”.  

 

Ud dijo que no quería llegar al sillón rectoral para que le pasara lo mismo que le pasó a al actual rector (Roberto) Markarian, que si bien ganó la elección, después no tuvo apoyo para llevar a cabo sus propuestas. ¿Cómo evalúa la gestión de Markarian?

Permitime decirlo de una manera distinta. Lo que no estaba dispuesto a priori era a ser candidato a rector sin tener la certeza de que uno accede solo con votos, sino con acuerdos globales, que le van a permitir al día después llevar a cabo – por lo menos plantear- un conjunto de líneas programáticas que apunten a la transformación de la universidad.

Mi evaluación de la gestión del rector es que hizo un enorme esfuerzo por aplicar su plataforma programática de cuatro años atrás. En algunos casos, en base a sus criterios, tuvo un desarrollo adecuado. Claramente en el caso de la extensión universitaria planteó un conjunto de medidas a tomar y se tomó buena parte de lo que él planteaba en la campaña.

No obstante, creo que hay otros aspectos que han quedado relegados, por ejemplo, la ley orgánica. Creo que la ley orgánica es algo que urge re discutir, cuando digo urge no quiero decir que tenemos que tener una reforma de la ley orgánica para el año 2019. Quiere decir que la Udelar tiene que volver a discutir cuál es el marco normativo más razonable para lo que es hoy la institución.

¿Considera que la universidad está “paralizada” como han dicho algunos actores?

Yo la palabra “paralizada” no la usé en absoluto. Creo que hay componentes de la agenda que no han tenido un desarrollo relevante. Hace mucho tiempo que no discutimos ley orgánica. Tenemos dificultades para seguir desarrollando nuestra política de descentralización en el interior del país. Tenemos dificultades para pensar los cambios de estudio y cómo se articulan con el proceso de la necesidad perentoria que tiene Uruguay de que la educación terciaria se generalice.

¿Esta situación que atraviesa hoy la Udelar es solo responsabilidad del rector o de todo el Consejo Directivo Central?

La responsabilidad es colectiva porque que el gobierno universitario es colectivo. Más que la figura del rector lo que importa es la capacidad que se tiene desde el rectorado de articular voluntades colectivas para articular procesos de transformación. El rector o la rectora puede tener una visión excelente da cuál podría ser el futuro de la institución en distintos planos y dimensiones, pero si no es capaz de detrás de esas visiones, dialogar, enriquecer esas visiones y construir sendas de transformación, la institución no evoluciona.

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¿De sus años como decano de la Facultad de Ciencias Económicas qué experiencia cree que puede llevar desde el rectorado a un nivel más global de la Universidad?

Yo creo que hay que reivindicar en primer lugar los procesos. Los procesos que permitieron que la facultad recorriera caminos de transformación (flexibilización y creditización de la currícula, descentralización al interior, transformación de la estructura académica y efectivización de cargos docentes) son procesos que aglomeraron voluntades políticas. El consejo de facultad es un consejo heterogéneo, pero pese a eso todos los procesos de cambio se votaron por unanimidad. Lo cual no quiere decir que no fueran discutidos. Es parte de lo que tenemos que aprender en la Universidad. La posibilidad de que la universidad se transforme tiene que ver con la capacidad de aglomerar voluntades colectivas. Eso me hace pensar que es absolutamente central en cualquier proceso de transformación de la universidad, aglomerar acuerdos no sobre lo que vamos a resolver, sino sobre lo que vamos a tratar.

En el caso de que llegue al rectorado, ¿cuáles serían las primeras medidas o discusiones que llevaría a cabo?

Creo que el inicio de un nuevo periodo rectoral tiene que estar signado por pensar el tema de la desvinculación y el desarrollo de la Universidad en el interior. Pensar si la estructura académica es la adecuada. Y analizar cómo abordar la problemática de darle oportunidades serias a jóvenes investigadores que quieran desarrollar su vida académica en el país.

¿Qué medidas tiene en mente para democratizar el acceso a la universidad y atacar la desvinculación?

En esto no hay respuestas absolutas. Es un tema que lo está discutiendo el mundo, no solamente nosotros. De todas maneras, hay algunas líneas de acción que ya se empezaron, como son los cambios de los planes de estudio, la transversalidad en las ofertas de grado para asegurar la navegabilidad de los estudiantes dentro de la universidad. Para eso se requiere construir una buena dirección académica para guiar a los estudiantes.

Tratar de desarrollar instrumentos distintos y profundos para atender situaciones de estudiantes de contextos y carreras heterogéneas es sumamente importante. Parte de eso tiene que ver con la descentralización porque con ella estamos llegando a nuevos universos de estudiantes.

Otro punto tiene que ver con realizar un acompañamiento más fluido desde el punto de vista académico, para lo que se requieren recursos.  Otro, generalizar algunos instrumentos, que  ya utilizan algunos servicios (Facultad de Ingeniería y Facultad de Ciencias Económicas), como son las pruebas diagnósticas para detectar dificultades que tienen los estudiantes.  Luego hay que pensar qué dispositivo de apoyo instrumentamos para poder seguir avanzando. Para eso se necesitan recursos.  Se requieren más becas, más personal, uso inteligente de la tecnología de la información que colabore con el docente en el proceso de enseñanza aprendizaje.

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La semana pasada en el debate con Markarian dijo que si la universidad hiciera la evaluación sobre el proceso de descentralización en el interior, seguramente se podrían encontrar recursos e invertir mejor. ¿Piensa que la Udelar puede optimizar el uso de los recursos presupuestales?

Nuestra obligación institucional es siempre estar velando por la optimización de los recursos presupuestales. Hice mención al proceso de descentralización en el interior porque tiene dos situaciones importantes. La primera es un programa joven y exitoso. La cantidad de docentes con alto nivel de dedicación y de formación, que se han radicado a lo largo y ancho del país en base a la estrategia de descentralización de la universidad es un dato nuevo para el país. Yo creo que ha cambiado la geografía del conocimiento del país en base a eso.

Pero es un terreno que sigue siendo frágil porque es joven. Si no tomamos algunos criterios de darle continuidad al proceso, de ir generando mecanismos de transferencia progresiva de autonomía, de ir consolidando equipos docentes e ir identificando también los vacíos que tenemos, se corren peligros importantes.

Por otro lado, cuando la Udelar generó recursos para que se localicen recursos de investigación (Polos de Desarrollo Universitario) y nuevas carreras en el interior, deben haber algunos espacios que funcionaron muy bien y otros que no tanto. Y no hay todavía información sistemática sobre cuáles son los componentes dentro de esta estrategia que pueden no haber funcionado tan bien.

Dado los escasos recursos, que le parece priorizar ¿la descentralización en el interior o Montevideo, por ejemplo, el Hospital de Clínicas?

El Hospital de Clínicas hay que priorizarlo siempre por razones que tienen que ver con la funcionalidad respecto a la universidad y en el país. Es cierto que el Hospital de Clínicas requiere una inversión muy importante de recursos, por lo tanto, la priorización en los próximos años del hospital depende del Poder Ejecutivo. La universidad no va a poder enfrentar un proceso importante de reforma del Clínicas sin un aporte importante proveniente del Poder Ejecutivo. Hoy eso no está presente, por lo tanto, es un tema candente.

Con respecto al resto de los programas institucionales, yo creo que va a ser momento de proteger algunos programas, entre ellos, el de dedicación total. Es un programa caro, pero absolutamente imprescindible para una universidad sólida. Hoy está desfinanciado. Hay una cantidad de docentes que tienen aprobado académicamente el ingreso al régimen, pero no se los ha podido habilitar.

¿Qué ocurre si la Udelar que hoy concentra entre el 70 y 80% de la investigación del país, se queda sin una herramienta para poder ofrecerle a los jóvenes que quieren desarrollar su vida académica en el país una posición adecuada para poder hacerlo (régimen de dedicación total)?  Lo más probable que tengamos docentes formados en el país en el extranjero. Entonces, el país corre riesgo de perder algunas cohortes que se vayan para el exterior. Eso es grave.

Otro programa a priorizar es la enseñanza de grado. La ausencia de recursos incrementales deteriora el vínculo entre la cantidad de docentes y estudiantes, en una universidad donde la matrícula sigue creciendo, y esa es una buena noticia para el país. Entonces, el país debería prender una alarma con respecto a esta situación porque es un riesgo muy importante, no solo desde el punto de vista de la calidad, sino sobre todo de resentir nuestra capacidad de retener a los jóvenes en el sistema educativo.

¿Los posgrados deberían ser gratuitos?

Yo creo que hay que trabajar sobre la cuestión de accesibilidad. La gratuidad es un objetivo loable, pero en una institución que tiene fuerte restricciones presupuestales, hay que pensarlo en términos de qué uno deja de hacer para hacer otra cosa.Lo que tiene que ser sine qua non es la accesibilidad a los posgrados, tener un sistema de becas sólido, que asegure que nadie quede excluido de los posgrados por la situación presupuestal que tenemos. Adicionalmente creo que tenemos que asegurarnos que haya una línea de posgrados y de formación académica que sí sean de libre acceso.

 

 

 

 

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