Asado de Peñarol en la casa de Diego Aguirre: entre la intimidad y la publicidad

Aguirre personalmente, como anfirtión, fue recibiendo uno a uno a los distintos participantes de la velada.

La reunión comenzó en el living con los discursos de cinco personas. La mayoría de los invitados, no sabían que iba a concurrir Julio María Sanguinetti, presidente honorario, quien fue la sorpresa de la noche.

Los cinco que hablaron fueron por su orden, el dueño de casa Diego Aguirre, Ignacio Ruglio el presidente actual, Sanguinetti, Juan Pedro Damiani y Jorge Barrera.

Según pudo saber Referí, Aguirre habló y expresó su orgullo de que estuvieran todos en su domicilio.

"Es un orgullo para mí tener a todo el consejo directivo de Peñarol, al presidente honorario (Sanguinetti) y a los únicos dos expresidentes vivos del club (Damiani y Barrera), delegados y algunos exdirectivos, porque a nivel dirigencial, todo el mundo Peñarol está presente a pocas horas de comenzar el campeonato. Esta reunión no tiene un objetivo político, sino reforzar el espíritu de unidad que debe haber en Peñarol", sostuvo el DT carbonero.

Posteriormente a Ruglio, habló Sanguinetti, quien lo primero que dijo es que los años han cambiado mucho y en sus épocas de joven, el equipo de Peñarol se recitaba de memoria porque jugaban casi siempre los mismos 11, recordando sobre todo a Alberto Spencer.

Luego se expresó durante un lapso importante y en resumidas cuentas sostuvo que no puede haber oficialismo ni oposición, sino deben existir mayorías que respeten a las minorías porque la responsabilidad mayor pesa sobre quien conduce al club y tiene mayorías. Pero la mayoría debe respetar a las minorías.

Damiani de forma concisa, dijo que en todo este tiempo a Ruglio le dio dos sugerencias, porque no es quien para darle consejos.

La primera, cuando ganó la primera elección y le dijo que pensara en grande. Y cuando ganó la segunda elección, que tenía la obligación de unir a Peñarol.

El último en hablar fue Jorge Barrera y según contaron distintas fuentes a Referí, trató de unir a Peñarol con sus palabras.

"En la vida se puede ser políticamente correcto o se puede ser correcto. Lo políticamente correcto sería decir que este es un gran asado de unidad donde debe primar el espíritu de Peñarol sobre las legítimas diferencias que cada uno pueda tener", comenzó diciendo.

Y continuó diciendo que si tenía que decir lo correcto, aunque fuera políticamente incorrecto, la única forma de que exista unidad es con hechos y no con discursos y si se restablece la confianza, y para eso, no solo tienen que existir señales como estas del encuentro entre todos, sino como en cualquier actividad que se pierde la confianza, la misma se recupera con acciones concretas, no solo en la adversidad, sino también en los momentos de triunfo, porque la grandeza se demuestra cuando se pierde y cuando se gana.

Barrera dijo: "Si quiero hacer un aporte concreto, es que más que los discursos, inclusive el mío, pensemos cómo podemos fortalecer la confianza entre todos los actores".

Luego de los discursos se pasó a la barbacoa en donde había entre las mesas y los sillones en un jardín que daba al lago, ocho braseros, con tenedor para cada uno. Chorizos, pollo, carne y bebidas light, agua, vino, whisky y champán.

El encuentro duró dos horas y también estaba la estructura deportiva del club con el director deportivo Agustín Alayes, su asistente, Marcelo Rodríguez y el gerente Álvaro Alonso.

También participaron los exdirigentes Alejandro Ruibal, Ricardo Scaglia, Julio Luis Sanguinetti, Walter Pereyra y Gastón Tealdi.

De la lista de convocados, el único que faltó fue Fernando Errico.

En determinado momento, contra un costado estaban Gustavo Guerra, Jorge Nirenberg, Evaristo González y Santiago Sánchez mirando por celular el partido de Peñarol-Goes por la Liga Uruguaya de Básquetbol, porque era un encuentro muy importante, que finalmente terminaron perdiendo los carboneros.

Luego de varias charlas en distintas mesas y sillones, cada uno se fue con lo vivido esa noche y por lo que pudo saber Referí, .que de una vez por todas exista unidad en el club. Habrá que ver si se puede cumplir.