No hay euforia, tampoco derrotismo. La sensación de la que la moneda está girando en el aire es la que atraviesa a todo el universo político. Y, en este caso, el peronismo encabezado por Sergio Massa no es la excepción.
Nadie se anima a dar números, las cifras son un misterio. “Va estar parejo” o “Se define voto a voto”, son las frases que repiten casi a diario los principales colaboradores de Sergio Massa ante las preguntas de EL Observador por el desarrollo de las elecciones del domingo 19 de noviembre.
La veda para la publicación de encuestas ya rige en Argentina. Las consultoras siguen trabajando. Algunas difundieron sus números por mensaje privado, otras están el medio del proceso de datos y tendrán sus últimos números entre jueves y viernes. La temperatura en la calle y en las redes juegan su partido. El clima que todavía tiene cierta impronta del debate puede terminar de decantar e inclinar la balanza. La especulación es la regla que acompaña la incertidumbre de un balotaje que puede prender fuego todos los manuales de Ciencia Política.
No hay antecedentes que pueda vaticinar el triunfo de un oficialismo que concluye su mandato con una mayor cantidad de pobres que cuando comenzó. Sin embargo, Massa tiene chances. Que una fuerza gane la elección nacional y no gobierne la provincia de Buenos Aires sería una excepción. Sin embargo, Milei tiene chances.
Más allá de las especulaciones y los deseos, nadie imagina en el búnker de la calle Mitre un triunfo amplio de Sergio Massa. El análisis va más allá de lo marcan los estudios de opinión pública y tiene que ver con los antecedentes de la región. Cerca de Massa detallan: “puede ser escenario similar al que se dio en Perú, Brasil, Colombia y Ecuador, donde se definió voto a voto”. En ese contexto presagian que el domingo será largo.
La lógica de la esperanza dentro del peronismo se sostiene en varios hilos. Aseguran que el candidato del Unión por la Patria viene en ascenso en intención de voto durante las últimas dos semanas y que los libertarios se encuentran en una meseta que ya lleva dos semanas.
En las últimas horas, fuentes cercanas a La Libertad Avanza le confirmaron esa tendencia a El Observador, pero aseguran que aún no hay nada dicho. “En Argentina puede pasar cualquier cosa, así que no vemos que el resultado esté claro aún”, dicen.
Ambos bunkers comparten diagnóstico: el resultado aún está abierto. Sin embargo, desde el peronismo enumeran una lista detalles que los ilusionan. “Las redes era el lugar donde Milei tenía su fortaleza y eso hoy no es así. Tampoco vemos que haya militancia territorial de La Libertad Avanza por lo menos en la medida lógica que impone un balotaje”, señalan y agregan: “tampoco hay apoyos públicos determinantes y aún no parecen tener resuelto el tema de la fiscalización”. Ante ese contexto señalan que en una elección tan reñida los pequeños detalles pueden definir el ganador.
Dentro de ese esquema, que es al que se aferra el massismo, los indecisos siguen siendo una pieza clave. En el búnker de la calle Mitre sostienen que las 48 horas previas a la elección serán claves. Por eso apuntan a terminar la campaña ordenada, como hasta ahora, y con un mensaje claro para ese sector.
Más allá de lo que marquen las encuestas que siguen circulando por redes sociales, para el entorno de Sergio Massa hay un 5% de electores que definirán su voto entre viernes y domingo. En esos votos estará la clave de la elección. Por ahora, y ante ese panorama, en el peronismo eligen creer.
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