Barraca Paraná

El tema central parece ser que las cuestiones municipales se miden con distinta vara, la que es muy benévola con todo lo informal y extremadamente drástica con quienes buscan superarse.

Tal vez primero convenga conocer la historia de la barraca Paraná, una empresa familiar que este año pasado festejó sus 50 años de vida comercial, convirtiéndose en un referente en el mercado local por su comercialización de maderas y yeso, pero debemos destacar más aún ser referentes en la calidad humana. Tiene más de 80 empleados, y hasta en la misma crisis de la década pasada mantuvo todos los puestos de trabajo.

Realmente para quienes conocemos de esos valores nos ha indignado mucho ver cómo se clausura un local, precintando sus portones, pegando afiches de clausurado, como si se tratase de un evasor del BPS o de la DGI, habiendo la barraca pasado todos los exámenes con sobresaliente.

Aquí el problema ha sido que descarga mercadería de camiones internacionales por la calle Democracia para ingresarlos a sus depósitos y esta acción molestó a tres vecinos, uno de los cuales trabaja en la Intendencia y accionó algunos piolines, que no están al alcance de un simple mortal.

Por tal motivo se procedió a la clausura y a pesar de las constantes acciones de la empresa, aún no han podido abrir sus puertas. No pueden recibir público, aunque en la zona otras empresas siguen el mismo procedimiento, más tratándose de una zona como La Comercial, donde hay cientos de negocios.

Para mostrar la seriedad de Barraca Paraná cabe acotar que ya hace años instaló en Manga, por la calle Camino Benito Berges 4300 esq. Av. José Belloni, su centro de distribución y logística, siendo de las primeras empresas en tener sus instalaciones a metros del Anillo Perimetral, en un predio de grandes dimensiones donde concentra la descarga de todos los camiones de la región.

Vecinos de la calle Democracia se han comenzado a movilizar, juntando firmas para que la Intendencia autorice la apertura, porque hay otras empresas satélites que viven del movimiento que la barraca genera, el almacenero, el bar, la carpintería, etcétera, pero en especial porque durante toda la semana la barraca con su movimiento ahuyenta a los malvivientes, que ahora al estar cerrada hacen suya la zona.

Toda la burocracia es muy lenta, se tiene que reunir una comisión para definir, que seguramente informará a otra comisión, mientras tanto el trabajo genuino de ciudadanos que apuestan a nuestro país se ve dañado por estas acciones, y luego ya que estamos comienzan a buscarle el pelo al huevo.

Lo cierto es que vuelvo a repetir que las distintas situaciones se miden con distinta vara en Montevideo, por un lado molesta que se descarguen camiones en una calle relativamente secundaria, cuando se permite por ejemplo en Bulevar Batlle y Ordóñez cerrar el carril derecho por varias cuadras con conos que colocan los lavaderos informales de autos, que no pagan BPS, DGI, tributos, luz ni agua (http://youtu.be/_TZ4MmeA3sM). Lo mismo se repite en varios puntos en esquinas sobre Av. Italia, donde mojan a los vehículos que pasan, arrojan la basura en el piso que corre junto al agua jabonosa por cuadras, generando una mugre bárbara en la zona.

Seguimos con el vergonzoso sistema de ferias vecinales, que imposibilitan que los vecinos puedan salir normalmente de sus casas, con cables colgados de la red de UTE, con basura que queda en el lugar a veces por días, camiones en mal estado, sin luces, sin matrículas (http://youtu.be/MIuxe_jIPl0).

El propio arbolado de Montevideo está con años de atraso en la poda y retiro de ejemplares con su tronco literalmente hueco, situación que podemos apreciar en la misma puerta de Barraca Paraná o en la vereda frente a ella.

Tampoco debemos dejar de mencionar el escándalo de esta semana con la construcción de un cantón de limpieza para atender a las playas, en el corazón de Carrasco, de una zona residencial frente al Lawn Tennis, donde se está invirtiendo un millón de dólares en un lugar inadecuado para el ingreso de vehículos de porte, por un simple capricho de hacer una demostración de poder de la Intendencia, violando la normativa, por lo que deberán demoler parte de lo construido, entre ellos una barbacoa con parrillero, por más culpas que le quiera asignar a la empresa que está llevando a cabo la construcción.

Sin duda la lista de situaciones irregulares que parecen pasar desapercibidas por la Intendencia son infinitas, lo que hace más injusta una clausura, porque si se pretende ordenar la ciudad, lo cual compartimos, se debe medir con el mismo espíritu a todos, por eso apelamos a nuestros «ojos atentos» para trabajar en esa línea.

Mientras tanto la barraca Paraná desarrolla toda su operativa desde el centro de distribución y logística de Manga.