Carlos Vives
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Carlos Vives: "en Latinoamérica nos parece que lo nuestro siempre es lo peor"

El cantautor colombiano habló sobre sus 30 años de trayectoria y los recuerdos musicales de su infancia que lo marcaron, antes de su show en el Antel Arena en junio
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23 de abril de 2023 a las 05:00

En este momento, Carlos Vives está en un cruce de caminos dentro de su carrera. Un cruce entre su propio pasado y el camino artístico que recorre desde su adolescencia, y el del futuro y las novedades que siguen apareciendo. En los últimos meses sumó ítems al currículum que se conectan con hitos de su trayectoria. Sus últimos tres discos, en orden, son el segundo volumen del proyecto Cumbiana, que también incluyó un documental y fue el resultado de una investigación casi antropológica sobre el origen y la historia de la cumbia, uno de sus géneros musicales predilectos.

Le siguió la banda sonora de la serie de Disney+ El club de los graves, que marca su regreso a la actuación después de tres décadas. La interpretación fue, de hecho, la rama artística que lo hizo conocido en su tierra y hasta fuera de fronteras antes de la música. Y en tercer lugar está Escalona nunca se había grabado así, un álbum de versiones del cantautor colombiano Rafael Escalona, a quien Vives encarnó en una serie emitida en la década de 1990, y que consolidó su vuelco de la balada pop y la música infantil a los ritmos tradicionales de su patria, pasados por un filtro sonoro más moderno.

Todas esas novedades están envueltas en la celebración de sus 30 años de carrera, un hito que el colombiano conmemora coincidiendo con ese giro musical que fue el que lo convirtió en un ícono de la música latina. Un aniversario que Vives celebrará en Montevideo, el próximo 4 de junio, con un show en el Antel Arena que se enmarca en una gira celebratoria.

Ese cruce de caminos también lo remite a la encrucijada en la que se encontraba hace tres décadas, cuando hizo el clic que lo llevó a cambiar su trayectoria y consagrarse a la música de raíz colombiana. Cuando el actor de telenovelas, baladista y con un pasado de cuatro años haciendo un programa infantil donde también cantaba, tuvo que optar entre el camino del éxito más industrial y tradicional, o un recorrido propio.

En la previa a ese show, Vives habló con El Observador sobre el camino recorrido en estas tres décadas, cómo decidió trazar el camino artístico que recorrió desde entonces, y hasta reveló su sorpresa al descubrir que una exitosa canción uruguaya es una versión de un tema suyo que no está entre sus favoritos.

¿Cuándo mirás a ese momento, hace 30 años, cuando empezaste tu carrera, qué ves?

Eran tiempos muy difíciles de mi país, pero un momento de mi carrera muy especial, porque era como aquella historia del músico de blues que llega a la encrucijada, Robert Johnson. En ese momento vi que estaba el camino de la fama, que era hacer lo que otros hacían con mucho éxito, y también otro camino que me decía "aquí puedes ser auténtico, aquí puedes hacer una propuesta genuina". Un camino que tenía que ver con mis afectos, con mi gente, con mis papás, con la tierra donde había nacido, con algo que me producía una gran felicidad de hacer. Hay un pensamiento que no comparte conmigo ni la academia, ni la industria, y es que yo sentía que el folclore no se graba. No se lleva a un estudio de grabación. Yo no podía hacer folclore. Y si el vallenato y las cumbias que son su origen eran algo por lo que yo tenía afecto, me conectaba con lo que yo era y con ese papá que había perdido, yo pensaba que ahí podía encontrar mi modernidad. Que yo podía inventarme el rock de mi pueblo. Que yo era joven, era moderno, pero no tenía que tener una camisa de fuerza que a veces las reglas folclóricas te obligan a tener.

¿Y cómo se tomó esa industria en la que ya estabas esa decisión?

En esa época yo estaba bajo contrato de una gran discográfica, CBS, y había grabado dos discos de baladas y música para un programa de niños. No me importó que me cancelaran los contratos, que no me proyectaran, que no me llevaran a Miami, no me ofrecieran Hollywood. Yo era tan feliz, y en un país tan complicado como estaba Colombia en ese momento, con tan pocas oportunidades históricamente para muchos artistas. Por eso hoy procuro generarlas, porque hace 30 años las tuve. Tuve patrocinadores para hacer esto, aunque la disquera no creía mucho en lo que estaba haciendo, tuve quien me ayudara. Me patrocinó un refresco y pudimos hacer cosas increíbles. Hoy miro atrás y digo "guau, fuimos privilegiados".

¿En qué momento hiciste el clic mental de que tenías que unir las influencias de tu tierra con las que venían de afuera?

Hay un tema que para mí es muy importante, en ese cruce de caminos entre el Pacífico, el Caribe, los Andes, musicalmente Colombia es una locura de influencias. Pero eso ya quedó en nuestra música, nuestro mestizaje produjo la mezcla de influencias. Cuando dicen "Carlos Vives fusionó", no, yo no fusioné, ya éramos fusión, ya nacimos fusionados: Europa, América, África, los sirio-libaneses. Somos la mezcla de todo eso, lo que nos construyó como nación, como cultura. Pero para mí era importante entender, por ejemplo, que el rock nació de un folclore, y que en todas partes la música nació y creció de las tradiciones, de la forma de hablar de la gente, de la forma de cantar. Desde las orquestas más brillantes de Austria uno podía seguir el mapa y encontrar a un viejito con un acordeón al principio de toda esa vaina. Y cuando ves la historia del sur de Estados Unidos vas a los ingleses con su vaina celta, la industrialización. Lo que entendimos hace 30 años es que no solamente nuestra música tenía pasado, sino que podía tener futuro. Porque cuando yo tomé esta decisión, lo que me decía la industria era: si quieres ser un joven moderno, tienes que copiar a alguien de otra parte que tiene éxito. Ahora si vas a hacer música colombiana tienes que hacer folclore. 

Las dos cosas juntas no se podían.

Eso era lo que había hace 30 años. Y yo al principio no lo sabía. Pero cuando empecé a hacer esos vallenatos y buscaba un sonido joven, entendí que alguien le puso bajo eléctrico al vallenato y nadie del folclore decía "eso no es folclore", sino que todo el mundo lo aceptaba. Porque el bajista lo que hizo fue seguir al percusionista que tocaba el tambor, que estaba en el origen de la vaina. Entonces si tu aplicabas patrones percutivos en una guitarra eléctrica Stratocaster, como lo hicimos en La gota fría, no era tomado de los Beatles, sino que les pedí la guitarra a los Beatles, no el rock. Nuestro guitarrista venía de una cosa bluesera, pero se cruzó con un baterista cumbiero de Barranquilla, y el man mientras tocaba blues metía unos pases de cumbia, y estos pelaos que estaban en Bogotá tocando la guitarra enloquecían. Entonces uno entendía "¡ay, marica, como un rock de mi pueblo es un sonido más nuestro, ya no es solo mirando que hizo Cuba, Puerto Rico, o México". Podíamos electrificar esos patrones y que suenen modernos. Y nada es prestado a ninguna banda famosa, solo les tomamos los instrumentos para sonar así.

¿Esa idea sigue vigente hoy o crees que la música joven se ha uniformizado?

Siempre la industria trata de uniformar, se privilegian otras cosas, la contracultura siempre viene y ocupa un lugar muy importante en la historia, ya pasó y seguirá pasando, cada tiempo trae sus cosas. Pero todos se alimentan de cosas muy antiguas: el regueton, lo urbano, todo tiene cosas del hip hop, del blues, de la cumbia, de los típicos. Cuando ves la historia del reguetón está ahí la raga panameña y se puede seguir la línea, vas al acordeón, y al final se reinventan cosas pero todos usan lo que viene de los ancestros. Y sin darnos cuenta, porque no conocemos la historia a veces.

¿En Latinoamérica miramos más para afuera que a lo propio?

Esa es nuestra historia, está en nuestro origen, fuimos colonias y al final nos independizamos, pero no hemos valorado ni que éramos españoles, y después que éramos americanos, ni indígenas. Nos ha parecido que todo lo nuestro era lo peor: lo indígena, lo español, lo africano. Nunca valoramos nada, y eso está en nuestra historia. Y por eso no hemos avanzado en algunas cosas, como si lo han hecho en otros lugares (risas). Y miramos al mundo, siempre hacia afuera, sin darnos cuenta que el mundo estaba aquí adentro de nosotros. Teníamos todo en casa sin saberlo.

¿Y en tu casa qué había a nivel musical?

Mi papá me enseñó canciones increíbles. Vi comer en la casa de mi tío Rodrigo, en una parranda, a una súper estrella del vallenato, un hombre muy humilde, que se llamó Alejo Durán. Fue el primer rey vallenato, el primer acordeonista catalogado de esa forma en 1957. A él lo vi comiendo ahí en una mesita, casi que con la mano, y un día volví a mirar atrás, a todo eso, y dije "que increíble lo que me puso la vida allí". Por eso yo terminé haciendo lo que hice. Qué yo sea un artista que se ha mantenido conectado con esa esencia para mí ha sido fundamental, y yo le agradezco a mi familia haberme acercado en mi vida, en mi infancia especialmente, a muchos de esos personajes que despreciamos, porque eran pobres, no salían en televisión, ni se vestían de gala, ni ganaban millones, ni tenían carros, y despreciamos eso sin darnos cuenta la riqueza en personajes como él, y por qué el pueblo lo amaba. En estos 30 años traté de nunca perder y no desconectarme de eso. Incluso cuando uno piensa que le va mal. Cuando uno se pone pretensioso con la vida, algo que en este negocio es muy fácil que pase, vuelvo a pensar en ellos. Siempre que me entra cualquier vaina, y trato de ponerme de estrella, o de vedette, allá voy. A esa gente humilde.

Qué tiene la noche, de Barranquilla a Sarandí del Yí

Aunque no es un dato universalmente conocido, la canción Qué tiene la noche, el himno de la música tropical del interior uruguayo interpretado por Sonido Caracol, es en realidad una versión de un tema de Vives, parte de su disco de 2004 titulado El rock de mi pueblo.
Al conocer esa conexión, Vives se sorprendió, aunque reconoció que el tema original no está entre sus predilectos. “Qué locura, hice tantas cosas que no sé si me quedaron bien. Es un camino de experimentar y probar cosas, y esa canción cuando la hice ya después no me gustaba. Y decía ‘por qué hice esto, pegué esto con esto, no sé si funcionó’, y ahora me entero de esto”, dijo el músico.
Y agregó, con una risa: “La voy a tener que cantar allá”.

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