Carmen Maura: "Entendí a Pedro Almodóvar como casi nadie lo ha hecho"

Desde la ventana del hotel de Punta Carretas en el que está alojada, Carmen Maura mira la tormenta y piensa que nunca vio llover tanto, que nunca sintió tanto viento. Piensa en el set de Venezia, en el rodaje de la película brasileña que está filmando en Uruguay. "Se nos va a venir todo abajo, madre mía". Es el domingo 18 de marzo y Uruguay se inunda por una bomba de agua inesperada. Es la segunda semana de rodaje de Venezia y la cosa se pone fea.

Una semana y media después, Carmen Maura mira de nuevo por la ventana del hotel. Al final todo se solucionó y la película que el brasileño Miguel Falabella rueda en Uruguay continúa filmándose. "La película tiene muy buena pinta. El director está muy contento con lo que está haciendo. Es una película muy mágica, muy especial, por eso me he venido hasta aquí". Ahora, la principal preocupación de Maura es el portugués. Con décadas de actuación a sus espaldas, Maura aprendió de todo menos ese idioma. "Estoy un poco acojonada, la verdad".

Acojonada o no, Maura no le hace asco a los desafíos. Participa en realizaciones de principiantes; se arriesga a papeles diferentes; viaja hasta el otro lado del mundo a filmar una película de alguien a quien no conoce solo porque le gustó la historia de la mujer que sueña con ir a Venecia para reencontrarse con un viejo amor.

Al igual que en sus primeros años, cuando revolucionó el cine español codo a codo con Pedro Almodóvar, Maura sigue inquieta y en busca de fronteras que sacudan su cine. Aunque ella tenga su propia perspectiva y considere que, en el fondo, solo sigue haciendo lo único que siempre supo hacer: actuar.

Trabajó en Europa y en América. ¿Qué diferencias principales encontró?

La personalidad de la gente. Aquí son un poco más locos, en general. Hay una alegría diferente. Es muy diferente de Francia. Yo trabajo mucho con ellos y si comparas franceses con latinoamericanos, hay un abismo. Hay otra organización, pero aquí todo es muy divertido. Y más con esta película, que es muy pequeñita, pero va a tener una pinta de gran producción.

El filme sucede en parte en Venecia, una ciudad que de alguna manera ha formado parte de su vida artística. En el festival ganó uno de sus premios más importantes.

Sí, he estado muchas veces en el festival de la ciudad. Y ahora volvemos a la ciudad a rodar. Miguel quería ir y allá vamos. De todas formas, es un sitio en el que no viviría. Todo está lleno de agua y no me gusta. Y en verano es peor, porque cuando hace mucho calor el agua empieza a tener olor. El festival es muy divertido, porque ves películas y tomas copas, pero vivir no. Es muy complicado, hay que tener un barquito para ir a todos lados.

Allí ganó por Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Pedro Almodóvar. Su relación con él es una de sus facetas más conocidas. ¿Cómo define su vínculo?

Ahora no tengo ninguna relación. La última vez que trabajé con él fue en Volver, y la última vez que nos encontramos fue en 2017, en unos premios que no recuerdo, donde me dio un galardón, y dio un discurso diciendo lo maravillosa que era y todo eso. Pero vamos, ya hemos hecho demasiadas cosas juntos. Ya hice demasiadas películas con él, mi relación fue fantástica cuando sucedió, y cuando falló, pues falló.

¿Tiene punto final, entonces?

Sí.


¿Y cómo lo recuerda, ahora desde la distancia?

De manera positiva. Yo creo que le di muchas cosas y creo que él también me dio mucho. Estábamos empezando, yo ya estaba de primera actriz en el teatro nacional, pero a mí me fascinó él, su imaginación, su sentido del humor. Me reía muchísimo con Pedro, y como yo atravesaba una época muy complicada, para mí fue muy bueno. La gente me decía que no tenía que trabajar con él, que era un vago. Yo pasaba de todo eso, porque me parecía un tipo genial.

Él dice que usted lo descubrió.

Es que quizás fui la primera persona con un poquitín de renombre que dijo "este tío es cojonudo". Y, además, desde el principio supe que lo iban a reconocer primero afuera que en España. Y así fue. Al principio, cuando arrancamos, no tenía nada. Para mí fue complicado, pero él me ayudó. Además, yo no era nada moderna y él me metió en la movida (madrileña, el movimiento contracultural post Franco). Era todo nuevo para mí. Y él me protegía, y yo lo trataba genial.

Había una cosa maravillosa, que lo volvimos a encontrar en Volver y es que habiendo nacido en sitios diferentes, habiendo sido educados de manera diferente, teníamos un sentido del humor en el que nos encontrábamos mutuamente. Creo que entiendo sus chistes mejor que nadie. Cuando hicimos Volver, que hacía años que no nos hablábamos ni nos veíamos ni nada, en el primer día de rodaje cuando leí la primera frase nos quedamos los dos de piedra, con la piel de gallina, porque era increíble cómo después de tanto tiempo todo seguía allí. Y yo sé que lo he entendido como casi nadie lo ha hecho. Leía sus guiones y sabía exactamente cómo quería que los dijera. Lo que tenemos entre los dos es una conexión muy rara. Desde el principio fue la persona que mejor me cayó de la compañía en la que coincidimos, y estaba siempre en mi camerino cuando me maquillaba, y luego me acompañaba a casa, me contaba historias y yo me reía. Y yo tenía una vida tan complicada, y por eso para mí él era el mejor. Yo tampoco era una actriz de pensar en la carrera, solo quería pasármela bien.

"Pedro lo que cambió fue la manera de ver en el extranjero el cine español"

¿Considera que juntos cambiaron el cine español?

Pedro lo que cambió fue la manera de ver en el extranjero el cine español. En principio sirvió de mucho porque abrió muchas puertas a actores y directores, pero después se complicó porque todo el mundo pensaba que los españoles éramos así, y que todas las películas que se hacían en España eran como las de Pedro. Y él tiene una personalidad muy fuerte y no tiene nada que ver. Afortunadamente, hoy en día hay muchos directores españoles que hacen otro tipo de cine, o que tienen otro tipo de humor, que son considerados. Pero en el primer momento de la movida, ibas con cualquier película española y todo el mundo se creía que iba a ver una película de Almodóvar.

¿Alguna vez la molestó o la incomodó que se hablara de sus idas y vueltas con Almodóvar y que lo artístico quedara de lado?

No. Yo creo que lo pasamos muy bien con Pedro, nos dimos cosas mutuamente. Para él era muy importante en aquellos primeros tiempos que alguien como yo que era más o menos respetada se acercase a él. Y no, no me molestó. Yo sí tuve momentos en los que la pasé mal con él, pero ya pasaron. Después todos los directores que siguieron pensaron que iba a venir con la actitud de los personajes de Almodóvar, pero no, soy súper seria, como una alemana. Yo no era ni moderna ni nada. Pero soy camaleónica y me adapto.

"Quizás fui la primera persona con un poquitín de renombre que dijo "este tío es cojonudo"

Dice que no era moderna, pero sus papeles dicen lo contrario. En La ley del deseo interpretó a un transexual cuando todavía no era normal que los retrataran en el cine.

Bueno, pero en España no era tan raro. Aunque no lo creas, España fue el lugar donde menos escándalo produjo La ley del deseo. Yo recuerdo que en Brasil fue complicado, no fuimos a televisión ni nada porque fue complicado de verdad. En Francia, hasta que la reconocieron, nunca la aceptaron en Cannes. Hasta Mujeres al borde... a Almodóvar no lo reconocieron en Francia. Y recién lo hicieron cuando ya lo habían reconocido en todo el mundo. Ahora parece que a Almodóvar lo hubiesen parido allí, y fueron los últimos en reconocerlo. Se creen que lo descubrieron y en Cannes no lo ponían ni en esas secciones chiquititas que ponen mierdas.


También creó una sociedad interesante con Álex de la Iglesia. ¿Qué significa para usted?

Significa mucho para mi, lo hemos pasado genial. Hicimos una película que se llamó La comunidad y fue genial. Fue un descubrimiento, encontré un tío muy listo, con un sentido del humor muy corrosivo e increíble. La última película que hice con él fue Las brujas de Zugarramurdi. Eso sí, es un director con el que hay que tener cuidado porque se corre peligro. Pasas por momentos peligrosos en el set.

"Habiendo nacido en sitios diferentes, habiendo sido educados de manera diferente, teníamos un sentido del humor en el que nos encontrábamos mutuamente"

¿Peligro físico?

¡Sí! En La comunidad me tuve que subir a un lugar alto y acabé toda llena de moretones y con cardenales (risas). Almodóvar dice que soy como un hipermercado, se puede comprar lo que uno quiera. Y estoy de acuerdo. También dice que soy como un violín, porque se podía tocar la canción que quisiera. Gonzalo Suárez decía que era como una bandeja de canapés. Creo que soy camaleónica. Mi obsesión es intentar conocer bien al director para ir en su guía. Porque todos quieren algo diferente. Mi interés es que se queden contentos, hacer la película que ellos quieren. Ser director es tan difícil.

¿Más que ser actor?

Muchísimo más. No le doy mucha importancia a ser actor. Hay gente que lo hace casi instintivamente. Cuando era pequeña ya lo noté. El que sirve para eso sirve. Jamás fui a un curso de interpretación ni nada que se le parezca, me sale de forma natural y no me cuesta. Pero como es una profesión súper cómoda y que la pagan muy bien hay muchos que exageran y dicen que es complicado. Y esos actores están en todas partes. Yo no le doy mucha importancia. Lo que es difícil es cuando uno no ha nacido para ello y de todas formas se empeña. El que no está adaptado de chiquitín, puede llegar a sufrir muchísimo, porque todos te miran, estás bajo el foco de atención, todos te critican. Puede ser una tortura.

. “Álex de la Iglesia fue un descubrimiento, encontré un tío muy listo, con un sentido del humor muy corrosivo e increíble”.

¿Pasó momentos así?

Por hacer un papel no. Pasé angustias por otras cosas, pero no por actuar. Un papel nunca me angustia. Ahora estoy un poco preocupada por el tema del portuñol, pero no mucho más. Nunca sufrí por hacer un personaje. Ya la paso bastante mal con mis temas como para sumar problemas ficticios (risas). Para mí esto es un juego. Yo tengo un campo y encuentro más mérito en ocuparme de él que en actuar. Siempre digo: "¿Por qué no me darán un Goya por mi campo?". Me siento más orgulloso de él que de hacer películas.


¿Suele mirar películas o series por streaming?

Sí, me meto en Netflix a veces, la última que vi fue Bates Motel. Allí también veo películas, y en la tele. Pero me gusta mucho ir al cine. Aquí fui tres veces. Fui a ver Tres anuncios por un crimen y me encantó. Me parece que tiene interpretaciones acojonantes, todos los actores están en la misma onda, en una película tan difícil. Me gustó mucho más que La forma del agua. Me pareció un poco un desperdicio. Le decía a Miguel que con su presupuesto podríamos haber hecho tres películas. Y también vi La noche más oscura, que vamos, está bien y es interesante, pero la vi porque no estaba Lady Bird en cartelera.

¿Cómo fue el trabajo con Francis Ford Coppola en Tetro?

Si quieres que te diga la verdad, no fue la gran cosa. Él me cayó muy bien, pero trabajábamos con los argentinos en unas condiciones un poco precarias. Llegó como cuando llega Woody Allen a Barcelona, que le ponen las alfombras, escolta policial y todo eso. Coppola llegó a Argentina de manera similar y las condiciones para filmar no eran buenas. Y eso me molestó. Luego me divertí mucho con él, porque el papel era en inglés, en español y en francés. A él le encantaba oírme hablar en francés. Fue muy simpático, pero fue raro porque no me gustó cómo trató al resto. Los argentinos estaban muy maltratados, y yo no estoy de acuerdo con que lleguen estos de afuera y tengamos que ser simpáticos.

¿Cuál fue el rodaje que recuerda con más cariño?

Quizás la película que admire más es La ley del deseo. Y hay otra que me encanta y que la pasé genial que fue ¡Ay, Carmela! Y también en La comunidad, de Álex. La paso muy bien cuando el director está feliz. Porque si tú haces lo que ellos quieren te adoran, te aman más que a sus hijos. Si les das un poquito más de lo que piden, su amor es absoluto. Ahora tengo dos por estrenar, una francesa y una española, que creo que están muy bien. Una se llama Gente que viene y va, que es catalana, y la francesa se llama Día de la madre. Ambas están dirigidas por directoras, y con ambas lo he pasado muy bien. Y ahora me voy a hacer una película al sur de Francia que es un debut. Yo he hecho muchas primeras películas.

. “Quizás la película que admire más es La ley del deseo”.

¿Se siente cómoda participando en los debuts de directores?

Es como un vicio. Lo he hecho muchísimas veces, y sientes algo especial. Te vuelves importante. Que tú le digas que sí a ese chico que recién comienza es muy importante. Y tienes ganas de protegerlo, porque sabes cómo funciona el medio. Es un riesgo, pero lo cierto es que nunca he tenido demasiado respeto por lo que llaman "la carrera".

Tres películas claves de Carmen Maura

Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)
Una de las películas más destacadas de su colaboración con Almodóvar. Triunfó en varios los festivales y estuvo nominada al Oscar.

La comunidad (2000)
Fue su primera colaboración con Álex de la Iglesia, otro de los directores que ha marcado su carrera reciente.

Volver (2006)
Su reencuentro con Pedro Almodóvar llegó varios años después de su última película juntos. Compartió protagónico con Penélope Cruz.