Quienes siguen este blog habrán notado durante estas primeras entradas que pienso mucho en nuevas formas de contar la música. Creo que en cuanto a popularidad, la crítica está perdiendo cada vez más terreno. No para mí, que además de intentar practicarla la consumo y me sirve de referencia, pero sí para aquel lector que no tiene a la música como eje vital o fin en sí mismo. Las pruebas están, sin más, en los medios masivos, que cada vez las utilizan menos como formato.
Mientras se sigue resolviendo la cuestión (es difícil saber si vamos a lograr que la crítica como tal vuelva a ser referencia), algunos mecanismos alternativos van apareciendo. En mi caso, como ante todo lo que quiero es que la música llegue a más gente, considero que tampoco hay que morir abrazado a un género como si este fuera la única alternativa posible.
Entonces, en el marco de ese pensamiento hay una propuesta que encaja como ninguna. Turntable Kitchen es un sitio web-proyecto de Kasey y Matt, una pareja que vive en San Francisco (EEUU) y cuyo sitio ya ha sido recomendado por varias revistas de tendencia y algunos diarios. La consigna es muy simple: ambos son fanáticos de la cocina y de los vinilos. Así es que lanzaron un sitio en el que además de compartir recetas, plantean "Musical pairings", algo así como maridajes musicales en los que se recomienda una comida para acompañar un disco, o viceversa.
Gracias a Turntable Kitchen (y también a proyectos locales como Food Revolution o Rock n´ Food) encontré mucha música nueva. A través de sus compilados estacionales gratuitos conseguí una buena cantidad de música emergente que no habría podido encontrar por mí mismo y también descubrí cosas como que la música de los Black Keys y las hamburguesas son una combinación picante y que levanta todavía más el ánimo. Los textos, además, reflejan una profundidad extraña: no son muy densos a nivel de conocimiento (sobre todo en la música), pero transmiten un sentimiento y una dedicación por escuchar que hacen que uno se decida a por lo menos probar los artistas o combinaciones musico-culinarias que ellos proponen.
Hace un tiempo, se dieron otro gusto: comenzar a vender cajas especiales (una diferente por mes) con recetas, ingredientes seleccionados y vinilos cortados especialmente, con una selección de canciones de sellos con los que hicieron acuerdos. Ahora esperan un hijo y es imposible no pensar que con tanta música y comida espectacular va a tener una bienvenida acorde a la página que con tanto buen gusto e ilusión mantienen sus padres.
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