¿Cómo sería el agro soñado?

Nadie puede dudar la importancia de la agropecuaria en la economía del país, pero históricamente ha sido un sector poco conocido por la población urbana, y eso muchas veces lleva a opiniones sin conocimiento real del tema.

Las causas de esto son muchas, y por supuesto el propio sector no ha sabido trasmitir a la población urbana toda su importancia y los aportes de la ruralidad al país todo, y eso deja las riendas en el suelo para que se escuchen voces al menos infundadas acerca del sector.

¿Cómo sería el agro soñado?

1. Generador de trabajo, divisas, y que traccione cadenas integradas con productos de alto valor.
2. Con sistemas de producción respetuosos del medio ambiente, de forma tal de entregarle a las próximas generaciones mejores recursos naturales de los que recibimos nosotros, como si fuera un concepto del ahorro/inversión y esto no necesariamente es no utilizando, sino promoviendo el buen uso de los recursos naturales y siendo estrictos en la generación de cultura de una producción sostenible.
3. Utilización de nuevas tecnologías que además de aumentar la productividad permitan estabilizar producciones físicas, de forma de poder presupuestar con certezas (riego, tecnología en semillas, utilización de herramientas de coberturas de precios, maquinaria agrícola, etcétera).
4. Integrado a otras disciplinas nuevas (IT, sistemas GIS, inteligencia artificial, internet de las cosas, sensores, imágenes satelitales, bombas solares, etcétera).
5. Integrado a otras disciplinas que no se vinculaban con la agropecuaria hoy, con impactos en la nutrición animal y vegetal, en la genética, etcétera.
6. Trabajando en equipos multidisciplinarios, propios o tercerizados, que permitan focalizar las tareas y profesionalizar la gestión de las empresas primarias, con personal  competente, capacitado y bien remunerado.
7. Interaccionando con empresas estatales y organismos públicos, de forma tal de sinergizar, y que el aparato del Estado no solo esté al servicio del usuario/cliente, generando bienes públicos, sino también que esa estructura estatal permita ser una base para la llegada de inversiones y potenciar al sector. Hay mucha posibilidad de sinergizar entre ministerios y otros organismos públicos para hacer más eficiente al sector.
8. Investigación y generación de conocimientos (INIA, Udelar, UTU, UTEC, etcétera), de forma de profesionalizar los equipos multidisciplinarios.

Pongamos como ejemplo al sector agrícola, dado que una empresa de dicho sector ha sido la principal empresa exportadora del Uruguay este año, pero podríamos hacer el ejercicio con la ganadería, la forestación, la lechería, la citricultura (con el gran trabajo genético que lleva adelante el INIA Salto Grande) y otros rubros donde debemos continuar la profesionalización de la producción.

La agricultura tiene:

1. Una cadena de abastecimiento con contratos integrada (proveedores de insumos de calidad, contratistas de maquinaria organizados y profesionales, productores agricultores que conocen la actividad y emprenden campaña a campaña buscando con tecnología protegerse de los riesgos climáticos, asesores, logística, industria y exportación).
2. Mercados transparentes para fijación de precios y herramientas de cobertura de precios.
3. Políticas de conservación de recursos naturales básicos (Pumrs, PUSA, etcétera).
4. Diversidad de cultivos a sembrar en la fase agrícola y posibilidad de rotar con pasturas perennes, de forma de lograr sistemas más sostenibles y mayor fijación de carbono en combinación con sistemas ganaderos.
5. Investigación en genética de cultivos y sistemas de producción en diferentes regiones del país.
6. Universidades generadoras de conocimiento y profesionales para el sector.
7. Posibilidades de financiación que posibilitan la inversión con agentes financiadores fuera del sector (fideicomisos) a plazos más largos.

Con todo esto, hoy salimos a recorrer el país y vemos rastrojos de cultivos de invierno cubriendo los suelos protegiéndolos de las lluvias, cultivos de verano implantados dentro de esos rastrojos invernales, luego de terminadas estas siembras de verano de segunda ya aparecen las siembras de maíz tardío, un paquete tecnológico que ha cambiado la historia de este cultivo en Uruguay y que permite eludir al mayor déficit hídrico en la época mas limitante como es la floración, y esto se pudo lograr por el avance genético, por los productores apostando al desarrollo de las rotaciones y por la integración con otras cadenas como las ganaderas y avícolas, que muchas veces son las demandantes de esos maíces tardíos para tambos, feedlots e industria avícola.

El sector va encontrando su desarrollo, va madurando y evolucionando con sinergias entre todos los eslabones de la cadena, como debe ser.

Muchos otros rubros pueden seguir evolucionando también, siendo la cría vacuna, la lechería que necesita hacerlo en forma urgente para sostener algunas industrias lácteas que deben poder trabajar a capacidad completa, el sector ovino (bien separado la producción de lana fina con la producción de carne) y el desarrollo del cultivo de la alfalfa, sea para productos fardos de calidad con contratistas tercerizados (hay que desarrollar un standard de calidad para ese producto) o para estribo de sistemas de producción de carne y/o leche.

(*) Ingeniero agrónomo, director general de Recursos Naturales del MGAP

Leé también

Agro y ambiente: otra oportunidad a capitalizar