No era la tarde para que ganara Sudáfrica. Porque durante casi 70 minutos Inglaterra llevó a cabo su plan a la perfección. Desnorteó al campeón del mundo, que movió todo el banco buscando respuestas. Y en honor a la verdad, no las terminó encontrando desde el juego. Pero entre un rival que lo perdonó en momentos clave, y un campeón del mundo que encontró la única herramienta donde fue superior, la historia se dio vuelta. Es lo imprevisible y maravilloso de los Mundiales.
Si la semana anterior fue la de los tries y el juego total, y la primera semifinal una paliza, la segunda semifinal del Mundial de Rugby regaló un duelo de ajedrez táctico. No fue un partido vistoso, pero sí una tremenda batalla física y táctica. Que Inglaterra ganó con luz durante 68 minutos, pero que aflojó en un solo aspecto, el scrum, y Sudáfrica lo aprovechó como el campeón del mundo que es, para remontar 9 puntos y transformar el 15-6 en 16-15 para clasificar a la final del sábado ante Nueva Zelanda.
El primer tiempo fue una batalla táctica y física. Inglaterra salió a hacer lo que se podía esperar: muchísimo pie para posicionarse en campo rival, casi sin apostar a abrir la pelota. Y cuando no la tuvo, una tremenda presión en el contacto, apostando a cortar de raíz el juego frontal de los Springboks y ganándole la batalla física.
Eso, más un par de buenas lecturas de line que robaron pelotas, armaron un partido nuevo. Inglaterra complicó el breakdown, desde donde consiguió penales, además de uno por pantalla en un juego aéreo, con los que sumó sus 12 puntos del primer tiempo. Los de Sudáfrica vinieron por errores ingleses: un penal por ir de cabeza (con 10 metros extras por protestas de Farrell), y una pelota perdida de Vunipola en el contacto dentro de 22 que derivó en ataque sudafricano y penal por offside. Era un gran negocio para los Springboks, pero de alguna manera un pecado para una Inglaterra que no arriesgó más.
Tan perdido estuvo Sudáfrica en el primer tiempo que el cuerpo técnico decidió un cambio radical a los 30 minutos: sacar a su apertura Manie Libbok y poner a Handre Pollard, más especialista en el juego con el pie. A los 41 metió a Faf de Klerk por Reinach como 9, a los 44 a Lew Roux como fullback por Williemse, y a los 49 RG Snyman por el símbolo Eben Etzebeth. Si no funcionó el plan A, cambios sin perder el tiempo. En esa oleada de cambios salió hasta su capitán y líder Siya Kolisi.
Inglaterra tuvo la oportunidad de un golpe casi definitivo en el arranque del segundo tiempo, con un line en 5 yardas, tras un kick que arrinconó a Arendse, pero el lanzamiento de Jamie George salió torcido cuando el rival no disputaba. Luego perdió otro line en ataque, con lo que no pudo aprovechar un partido que se desarrolla con la misma lógica: los ingleses dominando el primer contacto, metiéndole presión por cada rincón al rival, jugando mejor con el pie.
Luego vino otra andanada de cambios sudafricanos, que le dieron una pelota recuperada en scrum defensivo, y una chance por afuera que Le Roux no pudo apoyar por centímetros tras kick de Kolbe. Inglaterra respondió con sus propios cambios y un drop lejano de Farrell, para el 15-6. Los dos apostando por mover casi todo el banco antes de los 50, muestra de la intensidad física con la que se jugó, pero también del ajedrez táctico y de cómo cada DT respondía al movimiento del otro.
Pero fue desde el scrum donde Sudáfrica encontró la kriptonita inglesa. Primero con el desgaste, y luego con los cambios, Inglaterra ya no fue el mismo allí. Y los Springboks encontraron, desde errores de manejo en el juego aéreo inglés -lógicos en una tarde tan lluviosa- la oportunidad de pisar las 22 rivales, y el try de Snyman tras sorprender y jugar rápido por canal 1 en lugar de apostar al maul: 13-15.
En el final, Inglaterra siguió apostando a lo mismo: conservador y cero riesgo, con kicks al fondo o arriba para recuperar. Pero con cansancio y más lluvia, le dio, a través de un knock on de su fullback Freddie Steward, quizás su único error del partido, un argumento a Sudáfrica para conseguir otro scrum, ahora desde mitad de cancha. El resto fue de Pollard, que acertó una patada de mitad de cancha para pasar al frente por primera vez a los 78’.
Era la tarde de Inglaterra. Pero le dio una vida al campeón, y el campeón mostró toda su jerarquía.
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