Condenados

El hombre, dolorido, con el hombro dislocado y múltiples golpes, fue asistido por muchos vecinos, que trataban de liberar al pobre animal que no podía moverse. Luego de varias maniobras, finalmente ataron el carro a una camioneta para tirarlo y entre mucho nerviosismo pudieron moverlo y el caballo se pudo parar sin dificultad.

La verdad que fue una alegría ver cómo se recuperaba el animal, teniendo todavía en mi retina lo que habíamos visto hace pocos meses cuando otro caballo se desbocó en Juan Paullier y al llegar a 18 de Julio chocó contra un ómnibus, perdiendo la vida en el lugar, y luego otra situación lamentable cuando vinieron de la Intendencia de Montevideo a buscar el cadáver. Pararon el camión a unos siete u ocho metros del cuerpo, le ataron una soga al cuello y lo arrastraron toda esa distancia para subirlo al vehículo, ante la mirada de muchas personas y niños pequeños.

Similares situaciones se repiten todo el año. Todos recordarán cuando también se desbocó un caballo en la rambla, impactando contra un motociclista que perdió la vida en el acto.

Sin duda es un tema profundo que hay que abordar, que tiene muchas connotaciones, pero la principal es que debe primar la defensa de los animales. Uno ve la carga impresionante a la que se los somete, muchas veces mal alimentados, sin agua, en largos turnos.

Pero no podemos mirar hacia otro lado sin tener en cuenta que es el medio de transporte para miles y miles de personas que desarrollan su actividad con ese sistema de traslado. Sin embargo, lejos de buscar una solución en los últimos veintitrés años, de alguna manera la Intendencia lo ha estimulado, sabiendo que hay todo un negocio detrás del reciclado de basura, donde el eslabón más frágil justamente es el reciclador y el gran castigado el caballo.

Me gustaría también que se informara claramente a la población, por medio del Ministerio del Interior, a quién debe dar aviso un ciudadano cuando se encuentra ante situaciones de este tipo, ya que hace poco en la seccional cuarta me indicaron que no llamara al 911 cuando lo necesitara, que hiciera la llamada al 152 2040 que es la mesa de Jefatura. Sin embargo allí hoy, no de muy buena manera, nos preguntaron por qué llamábamos ahí y no al 911, pasándonos el 2152 0080, que pertenece a la «segunda zona», pero el ciudadano tampoco tiene por qué saber en qué zona está parado.

Allí luego de esta llamada enviaron un móvil que fue el que trasladó al hombre herido.

Todo esto se dio detrás del shopping Portones, en una zona que todos pensábamos que iba a tener una explosión inmobiliaria allá por 1994 en la inauguración de este centro comercial. Sin embargo, la Intendencia se limitó a asfaltar en forma precaria esa vital arteria que nos lleva a Camino Carrasco, dejando una de las vías poceada con balastro simplemente y solo siente la presión de los centros de estudio que allí se han instalado, donde en las horas de entrada y salida de los niños se genera un gran embotellamiento.