El mes de julio marca el comienzo de un año agrícola y ganadero, un ciclo que termina y otro que empieza. Para la ganadería es el comienzo de una serie de años que revierten a los anteriores. De un stock en descenso y faena cada vez más escasa, empieza una nueva etapa con una fuerte recuperación del stock y a partir del año que viene gradualmente una mayor faena. La ganadería –que por la vía de los hechos alterna contracciones y expansiones en su rodeo–, tendrá el dato exacto de una muy fuerte expansión en su población nacional.
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