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Creyentes “sin” religión y menos católicos

De hecho, desde 1995 hasta 2020 el catolicismo no ha parado de bajar, en Uruguay en 1995 era el 60% de los uruguayos y en 2020 se encuentra en un 34%
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03 de abril de 2024 a las 16:26

Desde hace ya varios años que es una constante el descenso del catolicismo en América Latina, y en Uruguay más notoriamente. A diferencia del resto de países del continente, donde muchos de los que se van del catolicismo se pasan a las filas de movimientos evangélicos y pentecostales, en Uruguay el éxodo suele ser hacia la indiferencia religiosa, el agnosticismo y mayormente hacia una religiosidad difusa, donde las personas se identifican como “creyentes sin religión”.

Es ésta última la tendencia que crece en el mundo, de búsquedas y prácticas espirituales, pero sin identificarse con ninguna institución o tradición religiosa. Las recientes cifras de Latinobarómetro muestran que la tendencia se confirma.

De hecho, desde 1995 hasta 2020 el catolicismo no ha parado de bajar, en Uruguay en 1995 era el 60% de los uruguayos y en 2020 se encuentra en un 34%. Y cada vez que se analizan estos números, las hipótesis sobre las causas de este descenso suelen caer en supuestas causas que nada tienen que ver esta tendencia. Los sociólogos, antropólogos y filósofos que estudian el fenómeno religioso y particularmente el catolicismo, tanto en Europa como en América Latina y especialmente en Uruguay, tienen interpretaciones que son mucho más esclarecedoras que adjudicárselo a la laicidad uruguaya o a la falta de “modernización” de la Iglesia.

Supuestos y confusiones frecuentes.

Un error muy común es interpretar la clasificación “sin religión” como ateo o agnóstico, cuando “sin religión” no significa sin creencias religiosas. De hecho, es mucho más alto el porcentaje de personas que afirman creer en Dios o en algo sobrenatural, que los que afirman “tener una religión”. Esto ha hecho confundir “no creyente” con “no tener una religión o no pertenecer a una institución religiosa”. Son cada vez más los que creen y viven la fe a su manera, sin por ello sentir que “pertenecen” a una religión particular.

Otra cuestión frecuente es la confusión entre Estado laico y sociedad laica. México tiene un estado laico mucho antes que Uruguay y sin embargo su sociedad es profundamente religiosa y con una mayoría católica. Estados Unidos en un estado laico, pero su relación con las religiones es distinta de la de Francia o la uruguaya. Por ello es fundamental entender que tener un Estado laico no hace a una sociedad menos religiosa. Gran bretaña es una sociedad muy laica, profundamente secularizada y sin embargo tiene un estado confesional (anglicano). Uruguay tiene una historia de fuerte aversión a la religión, particularmente al catolicismo, que sería para un artículo aparte, pero sí me interesa destacar que no hay que confundir el catolicismo social o nominal, que es el que disminuye año tras año, que el catolicismo llamado “practicante”. Los católicos comprometidos con su fe, que celebran, creen y viven de modos muy diversos su identidad católica, son apenas un 5%, y lo son hace muchos años. En cambio, los que “se dicen católicos”, porque fueron a un Colegio o tomaron la primera comunión, pero han vivido lejos de las comunidades de fe, o no han tenido una experiencia profunda de la fe católica, han sido la amplia mayoría que, al erosionarse la presencia cultural del catolicismo en la sociedad, paulatinamente van desapareciendo, ya sea porque no hay una transmisión cultural de esa identidad, o porque los que la tenían ya no tiene peso en su vida.

Muchos creen que, si la Iglesia Católica cambiara su doctrina, especialmente su doctrina moral, o eliminara el celibato obligatorio a los sacerdotes, tal vez tendría más fieles. Pero no tienen en cuenta que las iglesias protestantes que ya hicieron todos esos cambios que se les piden a los católicos, han perdido más fieles y más rápidamente que el catolicismo. En cambio, las Iglesias pentecostales que suelen ser hasta más conservadoras en algunos temas morales que la Iglesia Católica, llenan estadios. En general esta idea de mayor “laxitud” moral como mejora es una idea recurrente en quienes miran a la Iglesia desde fuera. Pero no ha sido en otras Iglesias motivo de aumento en fieles, sino más bien lo contrario. Estos temas son para otra discusión, pero no son la causa del descenso de católicos.

La verdadera crisis

La crisis que experimenta el catolicismo y las instituciones religiosas en general es mucho más profunda y no tiene que ver con los lugares comunes mencionados, sino con un proceso histórico, social y cultural los países tradicionalmente “católicos”. Hoy quienes son católicos lo son por opción, no por herencia cultural. El cristianismo experimenta una profunda metamorfosis acorde a las transformaciones socioculturales de la crisis de la modernidad, y lo que desaparece es un tipo de catolicismo social, mientras que emergen nuevas formas de vivir la fe en sociedades plurales y complejas.  Lo que desaparece no es la religión, sino un modo de creer y vivir la fe que puede ser estudiado con mayor profundidad.

Por motivos de espacio apenas pude detenerme en lo que no son verdaderas causas del descenso de católicos, pero en una segunda parte exploraré algunas de las razones más profundas de esta crisis.

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