Agro > POLÉMICA ENCENDIDA
Luego de la polémica frase del presidente de Conaprole, apareció una nueva carta
Apareció otra carta, la tercera, y la polémica en la interna del sector lechero lejos de apagarse sigue encendida.
Esta vez el autor de un nuevo texto, que se puede ver completo más adelante, es César De León, secretario de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL).
De León es productor de leche en la zona de Rodríguez, en San José, uno de los principales polos productivos en el área nacional lechera. Integra una familia con décadas de gestión tambera. Fue, además, directivo de la Sociedad de Productores de Leche de Rodríguez, por citar otra de las responsabilidades gremiales asumidas.
La secuencia de cartas comenzó al otro día de la asamblea de productores realizada en la sede de la Sociedad de Productores de Leche de Florida (SPLF), hace una semana, cuando publicó la suya Carlos Torterolo, productor también en Rodríguez y expresidente de la ANPL.
Esa asamblea, realizada a pedido de los productores que estaban preocupados por la postergación del inicio de la recuperación en el valor que reciben por la materia prima que remiten a la industria, se desarrolló con 300 tamberos nucleados en varias gremiales, el directorio de Conaprole en pleno y varias autoridades, entre ellas el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos.
Con la asamblea como marco se conoció un primer incremento en el pago tras el ajuste que hubo en agosto pasado.
La frase
"No le pidas peras al olmo (…) debemos ser conscientes que no es lo mismo tener tambo que ser tamberos (…) el cooperativismo es el camino correcto, pero lo tenemos que vestir como corresponde, de bota de goma y gorra de vasco, dando la mano firme y convencido de quien tienda la mano sea un igual" (Carlos Torterolo).
Luego, el fin de semana, se divulgó la carta redactada por Gabriel Fernández, presidente de Conaprole y productor en Florida.
La frase
“Usted no me conoce, ni a mí, ni a mi familia, ni a nuestro tambo que fue iniciado hace 31 años, en abril de 1993 (…) su comentario respecto a mi historia y la de mi familia en la lechería desconoce, tal vez un tanto irrespetuosamente, las alegrías, anhelos, desvelos y lágrimas, que este nuestro proyecto de vida nos ha provocado (…) hubiera sido muy bueno que su nota contenga propuestas, ideas que buscara unirnos a todos atrás de una mejor lechería para una digna calidad de vida de los productores" (Gabriel Fernández).
Finalmente, apareció la ya mencionada carta de César De León, que también reproducimos textualmente.
La frase
“Se habló de medidas de lucha para lograr un mejor precio de leche, inmediatamente me pregunte, ¿medidas de lucha contra quién? ¿Contra Conaprole? ¿Contra los tamberos que hoy dirigen la cooperativa? (…) yo decido confiar en la institucionalidad y en los que hoy están a cargo de dirigirla (…) endeudar a Conaprole para pagar precio, es comprometer el futuro inmediato y no hay dudas que esa deuda la vamos a pagar todos los productores” (César De León).
La tercera carta
Lo que la asamblea me dejó.
Una jornada en la que muchos nos dedicamos a escuchar atentamente cada planteo por parte de los productores y de quienes organizaron dicha convocatoria
Es innegable que el sector una vez más atraviesa por un momento muy complejo debido a los motivos que ya todos conocemos (seca histórica, baja del precio, costo confección de reservas primavera-verano).
El sentir de los productores es genuino y real, pero surgieron algunas opiniones que personalmente me llamaron la atención y generaron aún más preocupación.
Se habló de medidas de lucha para lograr un mejor precio de leche, inmediatamente me pregunte, ¿medidas de lucha contra quién? ¿Contra Conaprole? ¿Contra los tamberos que hoy dirigen la cooperativa? De repente en otras industrias con accionistas privados que buscan maximizar sus ingresos, este es un instrumento válido, pero en una cooperativa como lo es Conaprole donde sus ganancias se vuelcan a sus socios, no hay lucha para dar es ese sentido.
La confianza entre los productores y la industria es la base que ha permitido desarrollar a Conaprole durante 87 años, independientemente de quien la dirija,
Yo decido confiar en la institucionalidad y en los que hoy están a cargo de dirigirla, por la sencilla razón de que son ellos quienes tienen todas las herramientas técnicas y toda la información necesaria para poder fijar el mejor precio posible del litro de leche.
Que pueda ser suficiente o no es otro tema.
No hay dudas de que el precio del litro de leche incide directamente en la rentabilidad del sector, pero no es el único factor importante. Pensar en una lechería rentable solo en base a precio de leche es como un deseo muy idealista y extremadamente peligroso, ¿Cómo lograr eso cuando más del 80% de lo que vendemos va al mundo y el principal producto exportable un día vale 2.500 u$s/ton, otro día 3.500 y otro 5.000. Es como si el ganadero pretendiera cobrar siempre 5 u$s/kg su novillo o el agricultor 600 u$s/ton su soja. Ejemplos sobran de industrias que recorrieron ese camino y hoy son solo ladrillos abandonados.
Endeudar a Conaprole para pagar precio, es comprometer el futuro inmediato y no hay dudas que esa deuda la vamos a pagar todos los productores con el mismo precio de leche que hoy estamos exigiendo.
Mejorar la rentabilidad de sector requiere de cambios mucho más profundos y estructurales.
Deberíamos exigir con el mismo énfasis al espectro político, cualquiera sea quien gobierne medidas mucho más tangibles en ayuda a los pequeños productores.
De la misma forma que existen planes sociales para los sectores de la población con menos recursos y más vulnerables, también es imprescindible generar herramientas que abarquen al medio rural, porque también en el campo hay familias que no llegan a cubrir sus necesidades básicas, aunque trabajen de sol a sol, todos los días del año.
Por suerte tenemos una herramienta como el Instituto Nacional de Colonización que ha sido un actor fundamental en el desarrollo de la lechería nacional, dándole posibilidades y oportunidades a muchas familias tamberas. Pero necesitamos que tome un rol mucho más activo y dinámico, que no solo promueva nuevos Colonos, sino que también ayude a seguir desarrollando a los que hoy ya están trabajando, y la familia que hoy ordeña 30 vacas pueda ordeñar 60 y el que ordeña 80 pueda ordeñar 120 y el de 150 que ordeñe 200.
Por ultimo creo que también debemos sincerarnos y mirar porteras adentro y entender que necesitamos aumentar la productividad en los tambos. Estudios recientemente realizados por Inale indican claramente que es imprescindible manejar determinada carga y producción individual para lograr márgenes aceptables. Es un deber de toda la cadena estar más cerca de los productores apoyándolos técnicamente y emocionalmente.
Si queremos una lechería rentable debemos mirar el bosque y cuidar el “ÁRBOL”.
CDL.
