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Cuatro claves para entender la púrpura fulminante, según la Sociedad Uruguaya de Pediatría
Un niño de 4 años murió por púrpura fulminante en Maldonado y aunque no es la primera vez que un menor muere por esta causa, el caso generó conmoción debido a que la enfermedad no es común en Uruguay.
A continuación cuatro claves para entender la enfermedad:
1) ¿Quiénes se pueden contagiar de púrpura fulminante?
La presidenta de la Sociedad Uruguaya de Pediatría (SUP), Mónica Pujadas, explicó a El Observador que hay "pocos casos" de púrpura fulminante por año –entre 25 y 30 diagnósticos por año– y que entre el 20% y 25% de los adultos jóvenes puede ser "portadores" de la bacteria sin que les cause una enfermedad. "Nunca sabemos a quién le va a tocar tener la enfermedad más invasiva, eso es lo que más preocupa de este germen", explicó la experta.
2) ¿A quiénes ataca la púrpura fulminante?
La enfermedad, que ataca principalmente a los niños y adolescentes –pero, sobre todo en los bebés más pequeños– se presenta con fiebre, confusión, extremidades frías, dolor inexplicable en brazos y piernas, taquicardia o cambios de coloración en la piel y es "impredecible" explicó Pujadas. "Es de las enfermedades que más rápidamente puede llevar a una persona de estar sana a grave", dijo.
Sin embargo, existen grupos de riesgo que pueden contraer la bacteria meningococo, causante del púrpura fulminante: niños pequeños y con problemas en el sistema inmunológico.
3) ¿Hay vacuna contra la púrpura?
Para la enfermedad existe una vacuna, pero no forma parte del calendario obligatorio en Uruguay. "En la conversación de los padres con el pediatra puede ser que se recomiende", explicó Pujadas, quien agregó que desde la SUP recomiendan la dosis "especialmente para las edades pediátricas, pero de forma individual", es decir, con el análisis de cada paciente.
4) ¿Por qué se le llama púrpura fulminante?
El púrpura fulminante avanza de forma rápida –en un día o dos, por eso se le llama fulminante– tiene una letalidad de un 12% de los casos diagnosticados, aproximadamente y entre el 20% y 25% de los pacientes pueden quedar con secuelas neurológicas, lesiones cerebrales, epilepsia, manchas similares a los hematomas, trastorno del comportamiento o miembros amputados.
